Relatos cortos

Espectro

—Camila murió, el accidente fue muy grave, no se pudo hacer nada para salvarla.

—¡¿Por quééé?! ¡No puede ser! Era tan chica, solo tenía 6 años…

Las dos hermanas lloraban y se lamentaban. Karina era la que siempre era la voz de la razón, seria y estricta; Marina siempre estaba rompiendo las reglas e ignorando las quejas de Karina, su relación no era perfecta, pero en lo que siempre iban a coincidir era en el profundo amor que le tenían a su pequeña hermana. La muerte de la niña las destrozó, ya no se podía distinguir cuál era cuál, porque ahora las dos tenían un rostro inexpresivo. No sonreían ni lloraban.

Un par de semanas habían pasado cuando oyeron esa voz que las llamaba. 

—Karina… Marina…

Era la medianoche cuando la voz de su hermana las despertó. Se sentaron en la cama y vieron el débil espectro de su pequeña hermana, su cuerpo era una forma traslúcida, y sus tonos, blancos y grises.

—¡Camila! —dijeron al unísono.

—Hermanas, no me quiero ir. Tengo mucho miedo —dijo llorando Camila.

Las hermanas se acercaron e intentaron tocarla, no pudieron, sus manos traspasaron el espectro.

La mayor de ellas habló: —Camila, te extrañamos muchísimo pero no podés volver a este mundo.

—¿Ves alguna luz? —dijo Marina en un intento por consolarla.

—Hay una puerta con una luz dentro.

—Entonces tenés que entrar para que te lleve al otro lado, vas a ser feliz ahí…

—Está bien… —dijo la inocente niña dándose la vuelta.  

Una puerta de madera se hizo visible para las tres hermanas, la niña las miró  despidiéndose, alcanzó el pomo y abrió la puerta, enseguida se delineó un cuarto cuadrado que se veía diminuto. Al otro lado, había otra puerta que se comenzó a abrir cuando Camila pisó dentro del cuarto, dentro de ese umbral solo había oscuridad y gritos desgarradores de seres siendo torturados, unas manos ensangrentadas se estiraban queriendo arrastrar a la niña dentro. Camila se aterró y comenzó a gritar deseando regresar con sus hermanas al mundo de los vivos, un intenso fuego se extendió desde las paredes, el techo y el suelo, y la puerta por la que entró se cerró con fuerza. El fuego le permitió ver que por dentro no había pomo para abrir la puerta, Camila no supo qué más hacer sino llorar y gritar por ayuda. 

Los llantos de horror de Camila llegaron a los oídos de sus hermanas, una de ellas se aferró al pomo de la puerta queriéndola abrir, la otra la ayudó deseando lo mismo; forcejearon por unos largos y difíciles segundos, cuando lograban girar el pomo y abrir un poco la puerta, una poderosa fuerza tiraba de la misma cerrándola de nuevo, las hermanas se daban fuerzas una a la otra, colaborando para abrir la puerta y salvar a su pequeña hermana. No se dejaron vencer, gritaron a la vez en un intento de luchar contra esa fuerza oscura y ganarle. 

La puerta cedió…

Cuando la lograron abrir, Camila las miraba y ya no lloraba, cayó exhausta en los brazos de sus hermanas. Se sorprendieron gratamente cuando sintieron su cuerpo sobre sus brazos, porque podían tocarla, había regresado a la vida, con todos sus colores, y con una sonrisa.  



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En el texto hay: terror, relatos cortos, amor desamor

Editado: 15.04.2024

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