Una polilla gira bajo las luces de la entrada, el giratorio insecto es atraído por la luz de la lechería. Los perros duermen y Don Venancio sale a ordeñar, guía a las vacas y comienza su labor. El nacionalizado hombre no conoce otra cosa, desde niño es lo único que ha sabido hacer, criado en campaña no ha tenido la vida que alguna vez anheló tener. A su edad se resigna, no mira al cielo y no espera cambios, esa calma le basta, no quiere ajetreos, no quiere malestares. Se limita a hacer su trabajo, y no pregunta más.