Contar tu historia, creer que la vives a total plenitud, esquivar diferentes focos de realidad, en ciertos días partirte en mil pedazos, noches casi interminables, casos especiales pensar en desaparecer de esto llamado vida, tiempo acordado, pensamientos poco razonables, pero llegas a mirar unas noticias y simplemente te ahogas con un vaso medio lleno, maldad puesta a que reconozcas que tus peores días no son nada, pero aun así tu mente no lo entiende, aun así llevas esa doble carga moral, responder primero por la sociedad que entenderte a ti, rifarte en creer en algo suena tan normal, caminar con los ojos vendados, minas ya montadas, una confianza que juega con solo los sentimientos.
Una vida contada, una estrella fugaz, si logramos conseguir la felicidad aunque sea unos segundos será la única razón con la cual te permitirás luchar por ti, conseguir esos pasadizos ocultos, esas destrezas mentales, muros ficticios que hacen ver solo la sombra de ti, inventarte que el mundo es tuyo, moldear tu cabeza, tu cuerpo, tu alma, energías que están en todos lados, acumular y soltar, gritar tus dolencias, expulsar tus deseos, que los sucesos externos son tan externo a ti, tu brújula es la fe, inquebrantable hasta que cuenten tu verdadera historia.