Relatos cortos de suspenso

El vecino psicópata

Afuera una tormenta muy fuerte se desató y el impacto de los rayos sobre la ciudad hacían saltar del susto a Mia, que se encontraba en la casa de Ian.

—Juguemos un juego, será divertido y te prometo que pronto te olvidarás de la tormenta. Eso te lo aseguro-- Propuso Ian con una sonrisa escalofriante.

Mía estaba nerviosa, porque no quería estar en aquella casa solo permanecia allí por obedecer a su mamá que le pidió que esté con Ian que él era un chico muy solitario. 

Pero tenia una sensación rara cada vez que entraba en aquella casa. El chico no parecía normal y ella no quería estar con él. 

— ¡Muy bien! acá está el juego del que te hable—Colocando sobre la mesa una copa.

—Pero...eso no es un juego es una  copa-- levantó los ojos cuestionando a Ian.

—Siéntate y coloca un dedo sobre ella que yo haré lo mismo-- ignoró su comentario.

Ian enseñaba a Mía a jugar aquel juego tan macabro, pero ella no tenía idea de las consecuencias y de lo que un simple juego a simple vista c llegar a ocasionar. 

Mientras hacía lo que Ian le pedía las luces se apagaron y ambos quedaron con el dedo encima de la copa mirándose a los ojos. En la ventana se podía ver que en todo el vecindario había luz solo en la casa de Ian la luz se había ido.

Pero algo más se lograba ver en la ventana había una silueta de alguien parado detrás de las cortinas pero cuando Mia giro para preguntar a Ian si veía lo mismo él no estaba.Mía estaba aterrada comenzó a temblar y a llamar a Ian con la voz entrecortada del miedo que tenía.Ella siente una voz detrás suyo y en ese momento la luz volvió

—Mia que haces no puedes quitar el dedo de la copa, no sin antes haber terminado el juego.

Mia volteo para ver y se encontró con que Ian jamás se fue siempre estuvo enfrente de ella, sentado sobre la mesa y con el dedo sobre la copa

—Pero tú te fuiste primero.

—¿De qué estás hablando? estuve sentado aquí todo el tiempo esperando que la luz regrese.

—Quiero irme a mi casa ahora mismo, esto es muy extraño.

—Mía… eso no va a ser posible.

—¿Que dices?... Quiero que abras esa puerta en este mismo momento o llamaré a la policía.

—No va a ser posible por dos motivos…El primero es que vas a terminar el juego quieras o no… y el segundo es que si te resistes el té obligará hacerlo de todos modos, así que Mia... tu eliges.

—¿Él… a quien te refieres cuando dices él?

—Ya sabes el que estaba detrás de las cortinas Mía no te hagas la tonta porque lo viste.

—¿Y quién es él que estaba detrás de las cortinas? puedes decirme tu que lo conoces.

—Claro te lo diré él, viene del más allá a jugar con nosotros ¿no es genial? Ian realmente era un desquiciado y Mía acababa de comprobar sus sospechas. Pero debía dejar la casa urgente antes de que algo malo le pasara.

Sin embargo ella se acercó y colocó nuevamente el dedo sobre la copa a su izquierda estaba el SI y en su derecha el NO luego alrededor estaba el abecedario para que el espíritu se comunique con ellos.Cuando Mia colocó el dedo la luz se volvió apagar poniendo a Mia en un estado de desesperación. 

—¡Quiero irme! Ya fue suficiente— gritó ella en la cara de Ian.

Pero la copa se deslizó hacia la letra No. Mía estaba con la mirada perdida sin poder creer lo que estaba viendo. Entonces Ian reía sin parar gozando del momento en el que veía a Mia llorar.

— Quiero que me digas cómo terminar este maldito juego para poder largarme de aquí.

Con una voz suave y sarcástica Ian dijo.

—Pregúntale Mía, él te dirá cómo vas a salir de aquí.

Entonces la copa volvió a deslizarse hacia las letras, formando la palabra. ...MUERTA.

Mía soltó el dedo de la copa y corrió hacia la puerta pero todo estaba completamente a oscuras, ella gritaba y pedía auxilio. Ian seguía riendo sin parar mientras llamaba a  Mia por el oscuro pasillo de la casa.

—Mía ven aquí ahora mismo o harás enfadar a mi amigo.

Ella corrió hacia la habitación de arriba para esconderse ya que la puerta principal estaba con llave. Mientras estaba tirada debajo de la cama muerta de miedo, sintió pasos en la escalera. Alguien subía y la puerta se abrió sola pero nadie entró, sin embargo los pasos se seguían escuchando cada vez más cerca de la cama. 

 

La madre de Mía estaba muy preocupada ya que su hija todavía no había llegado a su casa. Se cruzó en la casa de al lado, llamó a la puerta y salió Ian atender. 

Actuaba como si recién se hubiera despertado —Señora Gómez ¿que hace a esta hora por aquí?—

— Hola Ian... Mi hija estuvo aquí hoy a la tarde y todavía no regresa a casa

—Señora realmente me deja muy preocupado, Mia estuvo solo una hora aquí en casa y luego se fue. 

Ian era un perfecto mentiroso y logró convencer a la señora Gómez que su hija no estaba en la casa. Sin embargo al cerrar la puerta, Mia estaba acostada sobre la mesa amordazada de pies y manos y con la boca sellada con una cinta también cerca de ella estaba el juego que utilizaba Ian para comunicarse con el espíritu. Los gemidos que provocaba Mia con su boca a través de la cinta, no fue suficiente para que su madre la escuchara. Ian pretendía hacer un ritual, sacrificando a Mia para ofrecer su alma al ente que se manifestaba en su casa. 

Lo que él pretendía era negociar el alma de Mia por la de su padre. En su demencia le pedía al espíritu que su padre muerto regrese. Su padre en vida fue un demente y vil asesino igual que él y falleció en la cárcel en circunstancias misteriosas, lo encontraron muerto en su celda y lo más  extraño es que le faltaba el corazón.

El ente aceptó pero solo era una trampa, trampa en donde el muy ingenuo cayó. El espíritu quería el alma de ambos. Lo que Ian no sabía es que ni bien asesine a Mia inmediatamente el demonio lo mataría a él también. Pero si desistia de lastimarla él también se salvaría ya que no podía tocarlo si él no se lo permitía y atravez del sacrificio le abría la puerta para que el ente haga con él lo que quisiera.



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En el texto hay: casas embrujadas, misterio suspenso terror

Editado: 01.11.2022

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