Relatos cortos del horror: Venezuela

"Noche en el cementerio"

Siempre ha existido un respeto hacia los cementerios, quizás por ser la última morada de reposo para los que han trascendido a la otra vida, y donde sus cuerpos ya fríos e inertes serán corrompidos por el paso indetenible del tiempo, he de admitir que me causan cierto temor los camposantos con sus lapidas de variadas formas,  su aspecto tenebroso y lúgubre como si te invitaran a no entrar jamás, siendo la última parada de todos nosotros en el camino de la vida e inevitable muerte, también las historias que en ellos reposan, llenas de espíritus y terrores ocultos tras sus paredes.

En Maracay la famosa “Ciudad Jardín” y justo detrás de la urbanización donde vivo hay uno de esos camposantos; llamado “La Primavera” es municipal antiquísimo, y algo deteriorado por el paso del tiempo y el desdén de las autoridades públicas por mantenerlo en óptimas condiciones.

Desde los pisos más altos de los edificios que quedan cercanos a la pared que separa el cementerio del conjunto residencial, se pueden ver las lapidas, rotas algunas y una que otras tumbas violentadas por los santeros y paleros que hacen de ese lugar su supermercado para los rituales que realizan, y dando un panorama nada agradable a veces, al fondo la pequeña capilla donde se realizan los oficios religiosos y exequias para los difuntos, y las calles que rodean el terreno que cubre más de una manzana completa de cementerio.

Mis amigos y yo desde niños sentimos curiosidad por una recorrida nocturna dentro del cementerio y comprobar lo cierta de esas historias, imaginábamos encontrarnos con esos fantasmas y las aventuras que viviríamos, cosas de niños, pero jamás nos atrevimos y sin darnos cuenta los años pasaron. Ya con 16 años, la mayoría – éramos un grupo de 5 – habían olvidado el tema, incluyéndome, pero no Vicente, el siempre andaba retándonos y nosotros aceptando solo por divertirnos, de todos yo era el más introvertido por lo que cuando salió el tema esa noche fue inevitable que muchos me miraran.

━Deberíamos hacerlo esta noche ━Vicente abría el tema ━ es el momento y la hora acorde, pero uno de nosotros, si o ¿les dio miedo acaso?

━Ya vienes tú con tus ideas locas, deja mejor los inventos, y vamos a seguir la partida de cartas ━replique tratando de cambiar el tema ━ además es peligroso por los malandros y drogadictos que se la pasan ahí, son la una de la madrugada.

━Ay chamo que, ¿Estas cagao? ━Sonriendo con un poco de arrogancia hacia mí ━ dale deja el miedo, se machito.

━Aja pero ¿Por qué no vas tú? Si andas de bocón ━Edgar el que respondía, es un poco más reservado aunque se lanzaría a hacer el recorrido si le tocara.

Unos querían y otros no, caminamos mientras discutíamos por lo que estando frente a la pared que separaba el cementerio a Vicente se le ocurrió una solución práctica.

━Hagamos algo, un sorteo, quien saque el número más bajo en las cartas  será el que vaya ¿Fuego? ━saco el mazo de cartas de su bolsillo, antes jugábamos caída ━ agarren una a ver.

Aceptamos la idea y comenzamos a sacar las cartas, no sé si era el destino que me jugaba en contra o así lo planearon los amigos míos pero por desgracia saque un uno ━ la carta más baja ━ por consiguiente me tocó a mí ser quien pasara la tediosa y nada agradable prueba de ir al cementerio, muy a mi pesar.

━¡No joda, que salao estoy! ━replique con algo de molestia ━ ustedes cuadraron todo para que me saliera esa carta.

━Que es, deja de estar quejándote viejo, siempre pones una excusa para no hacer las vainas, te toco y te toco ━me hablaba Javier, de todos era el más cercano a mí pero aun así ━ dale, una carrera rápida y ya, conoces el cementerio pues de tu apartamento se ve todo.

━Dale chamo, aceptaste jugar y te toco, no te puedes echar para atrás, se serio ━ahora era Edgar quien volvía a tomar la palabra.

━Ta fácil loco, subes la pared y luego cuando estés del otro lado vas a recorrer algunas tumbas y lapidas, llegaras hasta la capilla, tocas la puerta y te regresas ━explicaba Vicente mientras guardaba las cartas ━ trae alguna flor de una de las tumbas o algún objeto que consigas como prueba.

━Coño pero si me pasa algo va a ser culpa de ustedes ━ya no tenía más opción con ellos, de muy mala gana acepte el reto ━ ¡Me hubiera ido pal coño! en vez de quedarme aquí.

Solo suspire y luego de entregarles mi celular y llaves, mientras ellos me animaban con palmadas en la espalda y bromas, me dispuse a trepar la pared, no era muy alta calculo que unos 4 o 5 metros de altura, tenía agujeros que servían como punto de apoyo y  facilitaban el ascenso, así que sin perder tiempo comencé, fue más difícil de lo que esperaba pero ya arriba me senté en el borde para tomar un poco de aire, sentado con una pierna a cada lado de la pared di aviso a mis amigos y luego contemple hacia el otro lado.

La vista que se me presentaba congelaba mi sangre y provocaba que mi cuerpo temblara, la noche le daba un aire tenebroso al lugar, sus lapidas aquí y allá dispersas, a la luz de la luna la capilla se mostraba como una gran sombra en la lejanía, dude en hacer el reto e iba a devolverme cuando mi mano al buscar apoyo, se deslizo al vacío del otro lado de la pared y perdí el equilibrio, caí abruptamente hacia el césped crecido del cementerio.

El golpe me dejo aturdido por un momento, la cabeza me daba vueltas y al levantarme sentí el cálido recorrido de la sangre bajar por mi frente hasta el mentón y vi como caían gotas sobre mi camisa, no sentía dolor, supongo que por la adrenalina de la caída, sacudí mi ropa y avise a mis amigos que estaba bien por lo que comencé a caminar.

Miraba con atención las lapidas y note que era cierto lo de las tumbas abiertas aunque no vi gracias a Dios ninguna osamenta, lo cual habría sido escalofriante, caminaba entre la maleza que tenía el lugar, la noche era fría con un viento que helaba, la luna estaba en menguante por lo que la luz era poca, me encontraba algo nervioso, no era un sitio para estar a esas horas de la noche, ladrones y drogadictos que usan el cementerio como escondite podrían tomarme descuidado y era peligroso, por tal motivo trataba de ir sigiloso y sin hacer ruido, me escondía entre algún árbol que veía o las criptas construidas para guardar las tumbas.




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