Situación:
Un perrito
Una caja
Un camino muy largo
¡¡Un nuevo hogar espera!!
¡Hola! Bueno… soy algo nuevo en esto ¿como debería comenzar a contar mi historia? ¿Qué es una historia? ¿Por qué quiero contarla? No lo sé, solo soy un cachorro que un día estaba jugando y comiendo con sus hermanitos y al otro un solitario y triste pequeñito en una caja tan pequeña para mi, con extraños rodeandome y otra extraña caja con cosas que giran, una más grande que la anterior, pero en un lugar más cómodo que el anterior a la vez, no se como explicar eso, es raro, como toda mi pequeña vida, pero bueno, espero poder explicarme bien y divertirles.
Todo comenzó un día cuando los humanos volvieron, suelen irse por mucho tiempo casi todos los días, desde que el sol sale hasta cuando casi se vuelve a poner, cuando la hembra más grande, o como la llama mamá, la niña mayor, me tomo en brazos y me paseo, eso no era raro, a veces los otros niños nos tomaban y jugaban con nosotros, o cuando lloramos, corren a ver cómo estamos y nos consuelan, hasta la niña mayor solía hacer unos ruidos extraños desde dentro de su pecho, pero que eran tan relajantes que nos hacían dormir. Pero me desvío del tema. Ese día fue diferente, ella olía diferente, no era ese aroma dulce de siempre, era un poco amargo, no me gustaba.
– chiquitito… una amiga mía quiere llevarte a su casa - decía mientras rascaba tras mis orejas.
¿Amiga? ¿Casa? - No entendía qué quería decir con eso.
– ella - siguió, entendiendo mi confusión. - es una muy buena persona, te tiene muchas cositas, en realidad debí llevarte hoy conmigo, pero me dio un poco de pena, lo siento.
¿Llevarme a donde? - si lo más lejos que he llegado es hasta unas cuevas cerca de casa, donde nos había llevado la abuela, diciendo que ahora ella nos cuidará, pero no nos quedamos tanto tiempo, porque los niños menores fueron por nosotros y volvimos a nuestra camita calentita junto a mami.
Me costó conciliar un poco el sueño esa noche, aunque eso era culpa de que el más pequeño de nosotros mordía mi oreja mientras dormía, quizás soñando con comida, como siempre, suelen llevar le mucho en los brazos de los niños, hasta la niña mayor solía hacer ese ruido relajante con más frecuencia con el que con los demás.
Pasando ya unos días más, cuando veíamos el sol salir, lo que indicaba que era hora de comer y de que todos se fueran, la mayor me tomo y dejo dentro de una caja con una manta muy suave, pero ambas eran pequeñas, yo de un salto salia, pero me volvían a meter, ¿por que? era incómoda y yo tenía hambre, con suerte logré robar un par de bocados del plato que compartía con mis hermanitos y deseaba comer más antes de que no quedara nada.
¡¡EY!! no es justo que ellos se coman todo…
¿deberíamos darle un poco? - la mayor parecía inquieta, aunque siempre lo estaba.
no, puede que se maree y vomite todo.- dijo la madre mientras se aseguraba de que mis hermanitos comieran y los grandes no les quitaran nada.
Estaba molesto, si que lo estaba, no era justo tener que verlos comer y yo con hambre, pero mis quejas no serían nada hasta que, de vuelta en la caja, esta se comenzó a mover y mucho, estábamos dentro de la caja de donde subían y bajaban los niños, todos se acomodaron en la parte de atrás, la niña mayor y la mamá adelante, yo también estaba ahí, así que veía todo lo que pasaba, aunque me comencé a sentir un poco malito, y ya no me gusto seguir mirando hacia afuera, era como correr, pero estaba quiero, no me gustaba esta sensación.
Cerré los ojos un momento y ya estaba quieto, este lugar era diferente, olía a mucha gente, pero no veía a nadie, luego sí que llegó gente, pero la niña grande no me dejaba ver, cerraba la caja cada vez que intentaba sacar la cabeza, así que le ladre un poco para que me hiciera caso y me dejara salir.
¡¡Que es un lugar muy chico!! ¡¡Y voy a salir!! - de un salto ya estaba fuera, pero volví a sentir la sensación de correr aún estando quieto y mi estómago no lo resistió tanto.
Por suerte la niña menor estaba ahí, pero olía diferente, me acurruque entre sus brazos y descanse ahí.
Lo siento, es que está algo mareado y no quiere quedarse en la caja - le oí a la mayor, pero no me importaba, estaba calentito y eso era genial.
Descuida, no pasa nada - oí otra voz, pero no era de la niña menor, pero eso no me importaba menos.
Lo están esperando, aún le busco hogar a sus hermanitos, ya tienen casi tres meses…
Su conversación siguió por un rato, pero les perdí el hilo por quedarme dormido, cuando desperté estaba en la caja y estábamos caminando.
¡Karen! Corazón, te estaba esperando - la voz de una mujer me hizo estar más alerta.
Kenya, siento la demora, este era mi primer bus y no tenía nada antes - se disculpó la niña mayor, yo solo las mire. - aquí está el pequeño, está algo mareado, pero es porque no está acostumbrado a los viajes largos.
Me imagino, igual los estuve esperando desde hace una hora.
En serio, perdón, se que tienes clases ahora, lo siento…
Nada de eso, ya todos saben que llevó a un compañero extra hoy, además es una clase piola, tu tranquila.
Vale… Al menos déjame acompañarte a la micro, así me despido bien de los dos…
Así fuimos caminando por un rato, yo confundido, la niña grande un poco triste y la niña nueva tranquila, pero algo me decía que todo estaría bien, más cuando me despedí de la niña grande, quien se fue tranquila, ella dijo que mi nueva dueña me amaría mucho y yo le creo, hasta ahora todo a sido emoción y alegría en mi corta vida, y ya van casi 6 meses de que todo esto pasó, aún extraño a mis hermanos, pero aquí me recibió una hermana mayor muy buena y juguetona, además que llegó un hermanito gato, es gracioso y asustadizo, cosa que hace que todo sea más divertido, amo mi nuevo hogar, tanto como amé el antiguo, lo extraño a veces, pero se que aquí me aman tanto como ellos me amaron.
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Editado: 05.06.2023