"Los lamentos de los espíritus son infrahumanos"
Soy una persona qué le gusta bañarse de noche, cuando ya todos duermen, pues amo bañarme tranquilamente y tomarme mi tiempo sin molestar a nadie.
Ese día mi madre me había dicho que mañana temprano pero como siempre decidí hacerlo tarde. Mis hijos ya están acostados mirando la tele por lo que podía entrar tranquilamente.
Mientras agua se calienta va busque mi ropa y entré al baño.
La noche era tranquila y apenas se podía sentir los ruidos de los pocos autos o motos que pasaban. Eran casi la una de la madrugada cuando por fin me pude entrar a bañar.
Puedo decir que soy una persona muy lenta para de vestirse además cabe agregar el baño estaba frío.
Ya decidí a bañarme caminé hasta la ducha cuando escuche voces que provenían de la casa vecina. Aquellas voces eran gruesas y roncas, que pertenecían a unos cuantos hombres, de los cuales ninguna se me hacía familiar.
Traté de escuchar la conversación pero aquellas voces, que murmuraban en voz alta, decían palabras que eran difíciles de entender.
Al no poder escuchar y tratando de no darle importancia comencé a bañarme cuando escuché aquel lamento.
Un lamento que no sabía sí pertenecía a una persona o un animal. Un lamento agudo qué raspaba las cuerdas vocales y que parecían ser arrancadas de estás. Un lamento qué puso mi piel de gallina y apurada por el miedo me bañé rápido.
Aún no sé como logré bañarme y secarme hasta cambiarme para luego ir a mi pieza. Pues aquel lamento desgarrador no se volvió escuchar y sigo sin saber de quién era.
De aquella noche oscura y de los lamentos, los únicos testigos fueron los gatos, qué se despertaron y pudieron observar en silencio con sus ojos brillosos todo lo sucedido.
Basada en un hecho real.
Editado: 22.06.2024