Relatos de mi, de vos, de todos.

Piru

Estaba en cerrado en mi cuarto, con una soga en una mano y un arma en la otra, ya no veía otra escapatoria, estaba determinado a suicidarme, a terminar con mi vida, terminar con los problemas en ella, tenía dos maneras, mi mirada iba desde mi mano derecha a la izquierda, cuando alguien toco la puerta de mi casa, guarde inmediatamente la soga y el arma. Salí a la puerta a ver quién era, para mi sorpresa solo había una caja de zapatos, mire a todos los lados pero no había nadie, tome la caja del suelo y sentí como algo se movía dentro, la destape, y lo que vieron mis ojos era hermoso, era un perro pequeño, marrón con una mancha blanca en el ojo, no lograba entender porque lo habrían dejado, si era precioso, sin pensarlo me entre a mi casa, lo saque de la cajita e inmediatamente le di agua y comida. Lo observe comer y beber, cuando termino me miro, torció la cabeza y corrió hacia mí, parecía tan feliz y no parecía importarle que lo hubiesen abandonado, solo pareciera que le importaba que yo lo había recogido y estaba con él en ese momento. Sonreí por la torpeza del perrito, si corría mucho patinaba, me quería morder, pero sus dientitos aun no tenían la fuerza suficiente también quería subir encima de mí pero no lo lograba, lo tome en mis brazos acercándolo de mi cara y sentí su lengua húmeda en mi cara, me hacía cosquilla y me hacia reír. Mis padres llegaron a la casa y aunque al principio no les hizo mucha gracia, aceptaron que Piru como yo le había puesto, comenzara a ser parte la familia.

Piru comenzó a crecer, ya no era el mismo pequeño que trataba de subir encima de mí y no podía, ya era grande, ya me alcanza, y ya hasta a la cama subía solito, mi vida dio un giro radical desde que el llego, me dormía escuchando su respiración ya que el dormía al lado de mi en mi cama y me despertaba con lambidas o ladridos, era feliz por el simple hecho de saber que tenía a un amigo de verdad a mi lado.

El tiempo paso, ya estoy grande, y hoy Piru ya no está conmigo, se marchó a seguir siendo feliz en otro lado, pero me dejo la enseñanza de ser feliz y me salvo la vida, hoy en día tengo mi hija, mi esposa, y ellas día a día seguían tratando de hacer el trabajo de Piru, hacerme feliz, aunque no lo hacían tan bien como el, es hermoso lo que hacen.

Hace un mes mi hija encontró un perrito en la calle, al venirse del colegio, el perrito es marrón con una machita blanca en su hociquito. Le puso de nombre Piro, es muy similar a Piru y esa era la idea, Hoy en día él es el que nos cuida y nos mantiene feliz a todos.

UN PERRO TE PUEDE SALVAR LA VIDA, Y SINO SALVALE LA VIDA TU A EL.




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