Relatos de Mrs Unright

De cuando me caí encima del tamalero

Señores voy a contarles la historia de un tamalero...

Pues si, una más de mis ya conocidos #yamejorllevamediosito

Iba yo en la prepa (abierta), tomaba mis asesorías a la vuelta de mi casa.

Y yo, que siempre he Sido huevas, un día tenía asesoría a las 9 am. Así que #mevalemadreslavida y me fui en chanclas a las asesorías (ya se, que perro oso). 
Además de que no se porque cuando estas en esa edad andar en chanclitas y jeans es como "fashion" cuando en realidad es moda de vieja huevona chancluda (que a mis 32 años sigo siendo).

El chiste es que ahí va Liz doña "vamos a clases en chanclas" rompiendo madres al caminar.

Justo afuera de casa de mi mamá se pone desde hace unos años un tamalero.

Pidos, dejen les cuento de mi amigo el tamalero. Es a todo dar.

Pero huevón como Pedro el amigo de Luis en la serie de vecinos. (Jajaja mis referencias chafas) por cierto saludos a mi amiga #jorjais si me está leyendo

Sale a vender tamales por ahí de las 11 am. Se echa su churrito pa' vender bien contentote y si le compras después de las 12 te regala tamales pa' acabar pronto.

"Dame uno de mole y uno verde" le he dicho varias veces.

"Ahí le van uno verde, uno de mole, uno de rajas y uno dulce, ya pa' irme amiga".

Jajaja mi amigo el tamalero es la onda.

Volviendo al tema, ahí iba yo bien pinche contenta con mis chanclas a tomar clase.

Salí de la unidad y subí los dos escaloncitos que hay para subir a la banqueta y seguir caminando en modo sensual preparatoriana.

Último escaloncito. Mi chancla se atora con el escalón.

¿Se acuerdan de Buzz Lightyear volando por las escaleras mientras se escucha "no podré navegar nunca más"?

Bueno, así mero volé yo. Mis piernas salieron disparadas hacia atrás, abrí los brazos cuál murciélago y mis chanclas volaron por los aires sepa dios a dónde.

Caí directo en la mesa del tamalero. (Gracias Diosito porque no tire la olla de tamales ni me queme como niñito con atole caliente).

Pero caí sobre la mesa de a lado. 
Salieron volando servilletas, papel estrasa, vasos, y una bolsa de bolillos.

Ahí quedamos tirados los bolillos, mis chanclas, mi dignidad y yo en el piso.

Silencio. Todos detenidos mirando. Sus tortas de tamal en pausa.

No conforme con la pena que sentí, el dolor de tobillos y la herida mortal a mi ego, escucho a un vato gritar

"Tirenle un tamal a esta muchacha que se cae de hambre".

Todos se carcajearon. Reían jocosamente mientras sostenían sus guajolotas en las manos. (Malditos marginales).

Una señora se acercó "¿Estás bien muchacha?"

"Si señora, estoy bien, pero bien pendeja" le contesté con los ojos arrasados. Me dolía machín el orgullo.

Me pare como la Guzmán en putiza y me fui cojeando lo más rápido que pude.

Me senté en la silla en el salón.

Mi maestro entró, me miró y me dijo divertido "¿Liz, porque vienes a clase solo con una sandalia?"

"No pregunte por favor. Hoy es día de venir a la escuela en un zapato" le dije con cara de poco amigos.

Me sonrió. "Estas loca Liz, siempre logras sorprenderme. Abran sus libros en la página 10..."

Mamá, pregunta sería ¿No tomaste ácido fólico?

Por cierto. Mi amigo el tamalero me guardo mi chancla. Aún, 15 años después se ríe cuando me ve, aunque aún me regala tamales.

Besos,
Mrs. (Y sigo saliendo en chanclas) UnRight



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En el texto hay: relatos cortos

Editado: 15.05.2021

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