En mayo del 2016 escribí:
"Esta que ven aquí es Luz María. Doña Luz, luz, abuelita, la tiernita...
¿Saben? Hoy hizo llorar (de emoción) a una de sus doctoras.
Mi abuelita tiene cáncer. Hace ya casi 5 meses que la operaron y perdió (parcialmente) el habla.
Hace muchos años, cuando mis primas y yo éramos pequeñas, mi abuelita nos enseñó un lenguaje "secreto" de señas. Eran letras "mimicas" que había inventado con sus amigas de la primaria para poder comunicarse en secreto.
Hoy, muchísimos años después mi abuelita utiliza ese lenguaje para comunicarse con nosotros.
Hoy la doctora lloró. Ella no conocía a mi tiernita. Y lloró de emoción. Lloró de alegria. Lloró de asombro.
Porque hoy conoció a una mujer con cáncer. Que poco ve, poco escucha y su voz se apaga lentamente (como supongo lo hace su vida).
Pero ella, Luz Maria, no ha dejado de luchar. Contra que? Contra la tristeza. El cáncer es lo que menos le importa. Ella sabe que a su edad, este tipo de enfermedades pocos finales felices tienen. Entonces ella no espera por ese final feliz. Ella vive feliz. Porque apechuga el miedo, rie, bromea, nos da tranquilidsd a todos y esta en paz con Dios. Porque en lugar de deprimirse y dejar de hablar, en lugar de preguntar ¿por que a mi?, en lugar de renegar del Dios (a quien tanto venera); habla a su modo, habla con el corazón (y las manos).
Mi abuela RESPIRA VIDA. Emana Luz. Desprende amor.
Hoy mi abuelita hizo llorar a alguien. Porque le contagio la fuerza, las ganas, la sonrisa, la felicidad.
¿Cuánto tiempo falta? No se. Esa respuesta la tiene sólo Dios.
Pero se que el día que la llame con ella, sentiré un gran dolor; pero también se que me quedaré con un millón de cosas prendidas rn mi corazón.
¿Qué porque comparto estas palabras ahora?
Porque prefiero decirles y decirle a ella lo mucho que la amo, lo orgullosa que me siento y lo inmensamente feliz que me hace HOY que aún esta cerquita de mi para abrazarla, para darme la bendición cuando me voy, para agarrarme de la mano cuando caminamos. Hoy que la puedo ver reír, que puedo comer helado con ella y que puedo verla levantar las manos divertida en una silla de ruedas en el super.
Hoy quiero compartirles un poquito de esta mujer que día a día me sorprende.
Y ojalá Diosito escuche mis plegarias y me la permita todavía un poquito (un muuucho) más".
8 meses después esa Luz se apagó. Y en un suspiro, abandono la vida terrenal.
Estaba yo embarazada.
No pude "despedirme" yo ni estaba con ella cuando falleció. Pero pasamos juntas hasta casi el último momento.
Mi Luz se extinguió el 9 de enero de 2017. La velé dos días y un pedacito de mi corazón se fue con ella.
4 días después, en consulta el ginecólogo dijo "es una niña". Lloramos de alegría. Chá me besó y me dijo "te gané" haciendo referencia a qué el quería una niña (yo quería niño).
Saliendo del consultorio le dije "Chá, quiero que mi bebé lleve algo de mi abuelita".
"Podemos ponerle Luz María si tú quieres amor" dijo el con comprensión.
"No, ese es nombre de señora" le sonreí.
Luz María... María de la Luz... Ana Luz... Luz... Luz..
"¡Luciana!" Le dije sonriendo de oreja a oreja.
Chá me sonrió. "Gordita, ¿qué tal te suena "Luciana Renée"?.
Renée era un hombre que ya se había puesto sobre la mesa.
"Lo amo" le dije yo mientras mis ojos se arrasaron en lágrimas.
Y es por eso que Luciana ya no fue Victoria. Eso y que me cagaba la idea de pensar que le fueran a decir "Vicky", porque Victoria es un nombre hermoso como para acortarlo así.
Hoy Luciana lleva un poco de mi tiernita.
Y me gusta pensar que mi abuela decidió irse, para dejar nacer una nueva Luz...