Relatos de Muerte con Sabor a Vida

Un mundo sin sombra ( tercera parte)

3

 

La madrugada de un martes 13 de abril del año 2333, una criatura se arrastraba por el frio piso marmoleado de un laboratorio. Un largo cable une su cabeza a monitores enloquecidos de algoritmos y comandos. Rene Default descarga a la mente de la criatura un paquete de datos con funciones básicas, el sudor perla su frente, ha pasado horas jugando a ser dios.

Cuando los datos son transferidos la criatura robótica humanoide se apoya sobre sus piernas y brazos comenzando un lento gateo, se ayuda de una pared para ponerse de pie y dar pocos pasos. El metal de la que está hecha es liviano y resistente sin embargo los movimientos son duros y torpes. La actividad cerebral va en aumento en los monitores. La criatura mueve cada articulación de su cuerpo acostumbrándose de ellos. Después de media hora es capaz de caminar, luego de dos horas corre mejor que cualquier atleta humano, pasan tres horas más y puede realizar movimientos de gimnasia digna de competidores olímpicos.

Entiende y habla perfectamente 33 idiomas, anonadada toquetea todo a su alrededor preguntando la función de cada una de las cosas. Rene Default intenta aplacar su curiosidad pero se ve abatido y sorprendido con las preguntas existenciales que la humanidad se ha preguntado desde su concepción. ¿Qué es la vida? ¿Por qué estamos aquí? ¿Cuál es nuestra función? ¿Qué soy yo?

Con paciencia logra calmar el ímpetu de la criatura reposándola en la mesa donde descanso inerte semanas atrás. Ayudándose de una maquina implanta prótesis capilares en la cabeza desnuda del androide. Cabellos rubios brillantes caen en cascada por su hombro, la peina con cuidado, aquella criatura es una versión madura de su fallecida hija. El comportamiento del androide se acerca demasiado a lo humano.

El buen humor que profesaba Rene Default en la mañana ha ido decayendo hasta convertirse en una desenfrenada ira. Deja a la criatura pasear a su libre albedrío por la mansión mientras este analiza los mapeos mentales y construye los planos de los siguientes androides. Sosegado por el resentimiento trabaja sin parar.

En los pisos superiores de la mansión el androide encuentra una vasta biblioteca, despliega las páginas leyendo libros completos en minutos. Encerrada en ese lugar pasa algunos días, un ruido en la planta baja atrapa su curiosidad adentrándose en el cuarto principal de la residencia hurga cada elemento de la habitación, apoderándose de una sola cosa. Una fotografía enmarcada sobre una mesita de noche. Abandona corriendo el lugar dejando una estela de polvo y aire raído, atraviesa diáfanos pasillos con dirección al laboratorio, de una patada desencaja la puerta de metal de sus bisagras.

Rene Default cae al suelo por la impresión y el susto, se repone mirando amargamente a su primera creación.

— ¡la chica de esta foto es idéntica a mí! ¿Cómo se llama? ¿Puedo tener un nombre? ¿Puedo viajar por el mundo? ¿Qué es el amor y el odio? ¿Puedo enamorarme? …

— activar comando de protocolo uno ¡silenciar! Código: default666

Lentamente el androide recorrió la sala sentándose sobre el suelo a escasos centímetro de Rene Default, este arrebato la foto de los dedos de su creación, contemplándola por largos segundos.

— Se llamaba Alcira, la niña con la sonrisa más bella del mundo. Fuiste creada para ser físicamente igual a ella por ello es justo que lleves su nombre— la rodeo entre sus brazos depositándole un beso sobre la frente— bienvenida de vuelta, hija mía. Anular comando, clave: Default666

— ¿puedo salir de la casa? ¿El mundo es tan bello como lo describen los libros? ¿Puedo tener más libros?

Sacudiendo del polvo su bata de laboratorio, Rene Default tomo una botella de vodka (el más añejo y de mejor calidad) dejando en la penumbra su laboratorio

— vamos, te presentare a un viejo amigo capaz de responder mejor todas tus preguntas— suspiro mientras le tomaba la mano— no querrás la opinión de este viejo lleno de cicatrices en el alma.

Alcira se detuvo frente a un alto sauce tocándolo embriagada de curiosidad. El tramo hacia el parque se hizo largo cuando la androide persiguió a tímidas ardillas y palomas, sin embargo quedo petrificada contemplando el mar por primar vez.

— ¡al fin lo conseguiste! — Eusebio Espinoza dejo caer una botella de jerez arrodillándose frente a la androide en un mar de lágrimas— ¡es perfecta! Todos los sistemas funcionan plenamente. ¿Será capaz de hablar?

— me llamo Alcira ¿usted responderá todas mis preguntas?

Asombrado se dejó caer, reponiéndose riendo a carcajadas.

— Un placer conocerte pequeña Alcira, mi nombre es Eusebio Espinoza, puedes preguntarme lo que quieras.

— ¿el mundo es un lugar hermoso?

— depende de los ojos con los que quieras mirarlos. Este mundo es demasiado basto, aguarda en sus entrañas cosas hermosas como también horrendas, tú decides cual deseas detenerte a contemplar.

Mirando a la nada, Alcira repasaba las palabras buscando lógica, ambos amigos aprovecharon el silencio para brindar y ponerse al día. Rene Default relato a detalle el encuentro con Belial Corelli noches atrás, su pacto con aquel misterioso personaje y el nacimiento de Alcira.



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En el texto hay: desamor, amor, esperanza y conflictos

Editado: 11.12.2021

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