Relatos de Muerte con Sabor a Vida

un mundo sin sombra (cuarta parte)

4

 

Los encuentros entre Alcira y Eusebio Espinoza se hicieron cada vez más frecuentes. Le fascinaba la elocuencia en las palabras de aquel hombre, al inicio sentía molestia por la falta de lógica en ellas, pero luego se alegraba al entender al menos un poco las referencias. Este la guio por la ciudad presentándole a todos sus conocidos, cada uno más extraño que el anterior, siendo los ganadores su esposa e hija, ambas bellas damas de piel canela y aficionadas de la música empatizaron rápidamente con la invitada sin llegar a conocer sus extraños orígenes, aquella noche la invitaron al teatro donde ambas tocarían junto a la sinfónica de la ciudad. Alcira acepto obligada ante el entusiasmo y las sonrisas radiantes.

De la gran variedad de instrumentos fue el piano el que atrapo su atención, con la ayuda de la esposa de Eusebio Espinosa logro dominar el instrumento perfectamente en dos días. Madre e hija inundaron con preguntas a Alcira y Eusebio Espinosa, escapando con excusas y vagando por las afueras de la ciudad llegando a un lago descansado en el manto de dos montañas. Se recostaron a las orillas posando los pies desnudos sobre las frías aguas.

— ¿puedes sentir? — pregunto Eusebio Espinoza mirando al horizonte

— Si, el frio y el calor las siento perfectamente pero no lo que ustedes llaman dolor y miedo.

— Que me dices del amor, la tristeza y la alegría

— Mi entendimiento sobre esas emociones es aún muy limitada.

Eusebio Espinosa la miro con dulzura.

— no necesitas entender esas emociones pequeña Alcira, pero ten paciencia, un día las sentirás y con ellas también el dolor y el miedo.

Alcira lo miro analíticamente por algunos minutos, replicando después

— eres el ser más extraño que conozco, incomprensible, instintivo, ilógico pero ganas fácilmente el cariño y la admiración de las personas, a diferencia de creador, él se aísla y es temido y creo que odiado por muchos de tus conocidos. Cuéntame acerca de mi creador, el no habla tanto como tú ¿en verdad soy igual a su hija?

— No la conocí pero por todas las fotos y diseños que posee el parecido es idéntico, es justo que sepas toda la historia, con tu capacidad de síntesis lo descubriría de todos modos. Rene me matara después de esto, prometí guardar su secreto sin embargo nunca dijo nada acerca de contárselo a un androide.

Con lujo de detalles relato el pasado de su amigo tal como había escuchado esa lejana noche, le hablo también acerca del extraño personaje llamado Belial Corelli y el trato pactado. Alcira escucho atentamente sin mostrar emociones pese a las lágrimas de su relator.

— ¿dónde puedo encontrar a Belial Corelli? El será capaz de explicar más acerca de mi funcionamiento, él podría darme muchas respuestas.

— Busque por todos los rincones de este mundano país, pero ese hombre es casi un espectro, solo pude confirmar una cosa, la ruina y la desdicha son la estela que deja a su paso.

— no importa donde se esconda lo encontrare para responder todas mis dudas. Yo tampoco poseo lo que ustedes llaman sombra, debe tener un gran valor para ser equivalente a tecnología avanzada ¿sabes algo de ello?

— hay leyendas en donde se narra que la sombra de todo ser o ente es el escondite de su alma, la luz más brillante habita en la oscuridad más densa. “un trato justo” fueron las palabras de Belial Corelli. Intercambiaron alma por alma. Debes prometerme una cosa, jamás dañaras a un ser humano, no importa el motivo o lo malvado que sea. Creerás que soy un tonto soñador pero creo en la existencia de esa luz que por más pequeña que sea brillara en la oscuridad insondable de todo hombre, mujer y ser en la tierra.

Alcira se puso de pie tensando su cuerpo hablando con voz metálica.

— protocolo aceptado, nombre clave: Eusebio Espinosa; orden: no lastimar físicamente a hombres y mujeres. Confirmación terminada.

Pasaron el resto del día vagando por la ciudad mientras Eusebio Espinoza enseñaba a la androide acerca de los valores y normas que regían la sociedad, Alcira encontró fallas en la lógica de la moralidad siendo callada con un “ fueron hechas por seres imperfectos, sin embargo ayudan a menguar el caos”

Cada mañana Alcira intentaba entrar al laboratorio siendo negado su pase por las medidas de seguridad y la estridente voz de su creador. “¡LARGO, DEJAME TRABAJAR!” frustrada cocinaba exquisitas comidas siguiendo las indicaciones de libros de cocina, serbia dos platos dejando uno frente a la puerta del laboratorio y sentándose a contemplar el otro hasta que sus sensores térmicos y de descomposición dieran análisis negativos, tomaba el plato para luego botarlo a la basura. El resto de la comida lo repartía entre vagabundos y niños huérfanos de la calle por recomendación de Eusebio Espinoza, pasando el resto de la tarde con este y su familia, esperaba la oscuridad de las calles para regresar a la mansión.

No necesita dormir por la recarga autónoma de sus celdas de energía aprovechando la energía cinética y la radiación solar, aquel cuerpo construido violaba algunas leyes de la termodinámica al ser un sistema sin pérdida de energía. Aprovechaba ese tiempo leyendo libros de la basta biblioteca hasta altas horas de la noche donde sigilosamente abandonaba la mansión adentrándose en el bosque y cazando animales para luego destriparlos y desollarlos vivos, sin una pisca de arrepentimiento. Tomaba las partes menos afectadas de los restos llevándoselas para preparar la comida de aquel día.



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En el texto hay: desamor, amor, esperanza y conflictos

Editado: 11.12.2021

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