Relatos De Terror Y Misterio

La propia imaginación

En un bote en medio de la tempestad remaba. Estaba desesperada por la criatura Leviatán bíblico, o monstruo de las profundidades. Las aguas golpearon varias veces el barco recuerda. Uno a uno caían los diminutos seres para dar de cenar. Ella recuerda como en partes los cuerpos se cortaban hasta ser consumidos. Aún puede oler la muerte de cerca. Felicia escapó como pocos. Tal vez sea la única sobreviviente de aquel gigante navío golpeado por algo desconocido.

La sombra de algo se refleja en las aguas. Ella rema con desesperación. Es inútil escapar. La gran bestia se hace ver una vez más. A felicia se le acabó el tiempo. Y todo se volvió oscuro al caer en una gran capa de jugo. Los cuerpos que aún flotan le sirven como madero para resistir, pero el ácido de los jugos la consumen derritiendo la piel. Ella puede ahora ver como sus ojos se desprenden junto a parte de los músculos. Y es lo último que verá.

En la playa más cercana al mar. Un niño juega con su gran barco de plástico lleno de hombrecitos generando un vuelco. Algunos pececillos se acercan curiosos a los nimios muñecos que flotan en las cristalinas aguas, y son hurtados de antemano por ellos. Éste imagina en su mayor preeminencia el desastre y se aleja de la orilla. El temor a la propia imaginación puede dar lugares a realidades desconocidas. Nadie supo del navío y si hubo sobrevivientes. Hay océanos, mares, y ríos prohibidos que escapan a la mentalidad de un niño, y son una realidad desconocida.

 




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