Relatos De Terror Y Misterio

La montaña Traicionera. -

La montaña es traicionera, y hasta a veces despiadada. Me cuesta respirar. Solo quiero dejar esta grabación, si es que alguien la localiza. No vengan aquí. No lo hagan. Ella no quiere visitantes. Dios algo se mueve en la mismísima tierra.

 

 

El video se apagó cuando por el precipicio caía el móvil con la única comunicación que tenía. Ya había pasado una semana en que tomo su mochila de viajero, y adentró su cuerpo en el oscuro cerro del bosque de cipreses escondido. Las leyendas de los nativos narraban de una tierra de contrastes, imágenes, y vagas experiencias de luces, y tinieblas. Comenzaron siendo cinco personas, y cada tramo reclamaba una vida. Fink, no tenía por donde regresar y comienza a correr desesperado. Lo sigue a velocidad, mientras el suelo se levanta. Él, se refugia en la cueva. El sudor del miedo lo visita.

 

 

- Tranquilo, todo terminará -

 

 

 

Partieron en carro hasta las cercanías del de sendero. Tanía, cuyo carácter era aguerrido iba a la cabeza. Era el alfa del grupo.

 

 

- Iremos siguiendo el camino de hiervas, luego doblaremos hasta donde los árboles, para acampar.

 

- Perfecto - comenta Harold y Bárbara. –

 

 

- Bien – cita Fink

 

 

 

Jazmín, la última del rebaño no le importaba mucho. Al cruzar a cierta altura, la cabeza de una vaca con retazos de carne, estaba clavada al suelo, un gusano sobresalía de aquel ojo. Los viajantes veían con asco, y horror aquella imagen. La noche está por llegar, hicieron los movimientos determinados para instalarse donde la líder les sugería. El viento hizo un presente, en cuanto la fogata se encendió para calentar el ambiente, y la comida. Fue entonces que una rama del árbol próximo cayó cerca de aquel campamento. No importó en lo absoluto. La rama solo era una vetusta madera vieja que se estaba pudriendo. Y que tal vez no tuviera nada de interesante.

 

 

La noche de luna, presenció el cantar de los búhos, mientras descansaban. Sin incomodidades, ni distracciones.

 

 

 

 

 

Al despertar cada uno, se prepararon para desayunar. Jazmín, no se hacía presente. Al ingresar en su carpa, no había más que una cobija, bien acomodada.

 

 

- ¡Es extraño! – Cita Fink – como si no hubiera pasado la noche aquí.

 

 

- ¿Y si se despertó antes que nosotros, y fue a caminar? – sentencia Harold

 

 

- Imposible. La regla era, no separarse. – Explica Tania

 

 

 

Esperaron lo suficiente, en cuanto aguardaran que llegase. Tenían todo listo para proseguir. Hicieron llamados telefónicos, pero no contestaba. La señal era muy pobre. Un móvil comenzó a sonar incesantemente, los ruidos llevaban a aquella rama en el suelo del árbol. Con un grosor extremado, tenía dentro de sí aquel celular de Jazmín. Sonaba sin cesar, sin llamado alguno. Había una huella amorfa en el suelo. Pensaron en algún animal salvaje. Pero fue descartada la teoría. El grupo prosiguió. Tomando camino a fin de poder localizarla. Se separaron en parejas para sortear todo el perímetro. Harold, fue se alejó de Tania cuando pudo verificar con sus ojos lo que el pánico le generó al ver a su amiga colgada de una rama muy parecida a la que cayó del árbol. Tenía una soga atada al cuello, con un nudo bien detallado. Los ojos estaban siendo picados por un cuervo que alimentaba su estómago placenteramente. Fink, llegó para ver el espectáculo macabro. Bajaron el cuerpo, luego que el cuervo quitase una tajada, y escapara. Bárbara se distrajo al ver una figura, y se alejó previamente de Fink. Era jazmín que caminaba desnuda. Fue inmediatamente a ella, cuando su amigo iba en la dirección contraria en su búsqueda. El aire se hacía irrespirable con la neblina, y fatal al yugo de las hojas que se movían sin cesar.

 

 

Al observar el cuerpo de su amiga. Los tres personajes, se hacían preguntas. Intentaron llamar a Bárbara que contestó el móvil, diciendo, ¡ayúdenme! En una voz en tono grabe, y desarticulada. Esto nada bien. Un fuerte estruendo de hojas se levantó en medio de los cipreses cegando en segundos las visiones de aquellos que asustados estaban con un polvillo de arenas. Tanía pudo apenas verificar que el cuerpo de Jazmín había desaparecido. Harold estaba completamente ciego, sin poder ver, y fink había recuperado la visión. Estaban en medio de una montaña, y no entendían nada en absoluto. Vamos ayudémonos sin separarnos. Harold posó la mano sobre Fink, ven conmigo manifestaba su amigo. Al voltear sin poder ver bien, era solo una ramificación de una planta. Comenzaron a llamar aquel hombre.

 

 

 

 

 

Harold, prosiguió hasta sin poder ver, hasta que la sombra de lo que es Bárbara lo llamaba.

 

 

- ¿Eres tú? ¡Bárbara! – dice

 

 

- Ven, ayúdame, me atoré la pierna. –

 

 

 

Cinco fueron los pasos, la altura era perfecta, y podía aclararse todo a su alrededor. El sonido del aire se hacía más fuerte, y pesado. Me duele el pecho expresaba, cuando parte de su estómago se escapaba de su cuerpo, estaba muy bien atravesado en aquel sitio.

 

 

Tanía continuo con Fink, Harold, había desaparecido también. Éste, comenzó a sentir en su olfato, un olor a brazas de fuego. Retornaron hasta donde habían iniciado la fogata. Había comida en medio de unas piedras. Una carne suculenta estaba casi lista. Tanía no pudo, ante un hambre insaciable, dejar aquella ocasión pasar, y se lanzó como un animal a comer de aquellos alimentos.

 

 

- ¿Qué te ocurre Tania? – Grita Fink

 

 

 

Ella no contesta, solo come. A su alrededor un cuerpo descuartizado con un collar. Era Bárbara. Este, grito del horror, pero su amiga no oía, no veía, no sentía. Solo fagocitaba en los placeres del hambre, y la sed. El cuerpo de aquella se volvía salvaje. En un minuto del tiempo, la líder alfa se paralizó, su amigo la veía. Fink se acercó a ella, y recibió un golpe en la cabeza por detrás, al instante despertó con el entumecimiento del mareo. Estaba completamente desnudo, y Tanía encima de él, moviéndose plácidamente con el placer del sexo. Intentó con sus fuerzas quitarla de encima, pero la lujuria pudo más que el horror. Cada movimiento exprimía más, y más el pene erecto de aquel, en un grito desgarrador ella lanza de su voz el orgasmo de ambos. Su vagina comienza a sangrar como si fuera un rio, y se incorpora caminando desnuda mientras la sangre se bifurca en varias direcciones. La Cabeza de Bárbara contemplaba la situación con desgano, ante unos insectos que la acechaban. Fink se levantó pronto. Su miembro sangrando con el semen entre las piernas. Se vistió con la mayor rapidez, y fue por Tanía, continuando uno de los caminos de sangre. El cuerpo de la mujer desnuda yacía muchos metros clavado contra una piedra cerca de un desfiladero. La caía le había desplomado los huesos, y podía verse parte de los sesos exprimidos. El horror lo tenía confundido, y sin darse cuenta tomó el otro camino de sangre hasta poder ver nuevamente la anatomía de aquella mujer en partes siendo devorada por una manada de




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