Relatos De Terror Y Misterio

El cuarto de la penitencia.

Se portaban muy mal y como castigo el cuarto era su penitencia. Menores, mayores. El cuarto, es ello.

- No, no quiero - fueron sus palabras. El menor podía ir a la correccional por sus macabras maldades

La primera impresión fue una caricia de las tinieblas. Se escondió debajo de una cama. Recibió la caricia nuevamente. Luego solo el silencio.

Cualquiera que estuviera en ese nosocomio carcelario podía volverse loco de remate. La violencia en la sociedad es partidaria de una cura que solo se combate con remedios que aún, no están legalizados ante la opinión pública.

El hombre se rehúsa, y mueve las piernas con fuerza. Tenía sentencia de violador de hasta mascotas. Otro un desalmado golpeador extrovertido al que le gusta apagar cigarrillos en la piel. Se han portado mal muchachos. O por lo menos la voz de un orco terrenal le pronunciaba. Una tenue luminiscencia dejo ver a la dama y su sonrisa. Stif apenas pudo contenerse cuando su miembro fue recortado de un arañazo. Expreso su dolor, mientras el psicópata estaba perdido por allí en aquella habitación.

- no hay donde ir, ni venir. - le dice, cuando la pierna es arrancada con huesos enteros. Con una está bien. Stif apenas puede moverse gateando hasta la puerta.

- ¡Abran, por favor! – Grita, en cuanto su cabeza es perforada con un pico de metal. Al psicópata sin pierna, goza el dolor de sentir en su cintura como la espuma sale sin anestesia.

Luego silencio, y nada más.

El hospicio de criminales es un éxito. La ciencia ha tenido errores que se enmendaron a su favor. No es bueno experimentar dicen los que saben.

 




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