Relatos De Terror Y Misterio

El inofensivo Biff

La ciclópea es una enfermedad característica que dio nombre a los ciclopes, y el inofensivo Biff que le gustaba jugar con insectos. Al ser un solitario se crean aventuras adyacentes. Lo criaron sin socializarlo. Para él, el mundo era un cuarto inmenso donde divertirse. Era mejor así. Quedarse allí. como polifemo en la cueva. El accidente se produjo con la entrada de unos vándalos adolescentes subyugando a unos padres ya ancianos.

 

- Vamos a ver si las leyendas urbanas son ciertas - se ríe uno. el pedante Matheu, en cuanto golpea el rostro aturdido de la madre que yace en el suelo.

 

Es en el cuarto grande - Confiesa Jinn, y la sigue Beth y Percy.

 

 

Al abrir la puerta todo era oscuridad. Todos ingresaron atrevidamente.

 

 

- ¿Biff? ¿Dónde te encuentras? Le dice Matheu. Vamos aparece.

 

 

La puerta se cerró dando lugar al mito cuando la mano deforme y gigante toma a Matheu, y arranca su cabeza de un mordisco. Parte de la carne se esparce en el suelo. Luego el cuerpo chorreando sangre, es masticado lanzando pedazos de tendones. Todos huyen, pero la puerta está cerrada. Ahora es el turno de Jinn. Éste parte su cuerpo en dos mitades. Una es tragada. La otra será para divertimento de sus compañeros. El espanto de la mutilación es una lúdica manera de entretener.

 

 

Han pasado horas, y los sobrevivientes piden que se abra la puerta. El niño duerme.

 

 

 

- ¡Abrán! - grita desesperada Beth.

 

 

 

- Es tarde - manifiesta del otro lado. La bestia toma Percy y lo huele. Primero un brazo que mastica como caramelo. Luego una pierna. Es rancio. Luego lo terminará. Beth tiene buen perfume. Y los gritos de dolor se mezclan con la adrenalina. El Auxilio es solo un vocablo perdido. El pie del cíclope aplasta lo que queda de Percy. La sangre se baña en el recinto ¿Beth a dónde irás? Se acerca y se burla como un bebe. ¿Tú no quieres hacer esto?. Cierra su ojo, lo abre tomando a la chica asustada. La lleva a su boca que pasa su lengua sobre el cuerpo. La mitad de Beth es devorada. Resta su cabeza que lo observa con miedo y a apenas respira, y un torso con algunas tripas huyendo.

 

 

El inofensivo Biff solo tenía hambre, y sus padres no pudieron avisar a tiempo a los chicos, pequeños vándalos de ello, ni tampoco de su gigantismo anormal. La próxima será mejor pedir permiso antes de ingresar a un cuarto.

 




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