Relatos De Terror Y Misterio

El linyera de la calle tres argentos.

Lo encontré tirado en el cordón cerca de la zanja en el pasaje tres argentos en la ciudad de Buenos Aires. Olía a alcohol y estaba demacrado. Un indigente de esos que suele haber.

 

-          ¿Una moneda? – Preguntó

 

-          Tome. – Le tiré unos pesos.

 

-          Esto compra bastante – Me dijo

 

-          No mucho.

 

-          Allá de donde vengo no usan estos papeles troquelados. Ni tampoco esos metales de bronce fundidos ¡Miralo! Si te fijas los relieves los hacen deformados en verdad a estos hombres o animales que ponen como modelos.

 

-          ¿Sabe del tema?

 

-          No, lo estoy mirando. Tengo ultrapositor que me permite verificar el relieve. Es como ver toda tu estructura, o sea y músculos y órganos.

 

Inmediatamente me pareció estrafalario.

 

-          Que interesante – Agregue para poder retirarme.

 

-          Si. Por cierto vaya a un médico. Tiene un pequeño disturbio en el corazón. No esta bombeando bien

 

-          ¡¿Eh?! Si, si, esta bien.

 

-          Bueno le agradezco la plática. Hoy me regreso. Y señala al cielo. Esto de investigar de esta manera es bastante tedioso.

 

Me despedí y dí la vuelta por la plaza para salir a la avenida.

 

A la semana sentí una molestia y fui al medico. Al mes me operaron de urgencia. Las válvulas del corazón.

 

Volví a pasar por el pasaje y el linyera no estaba. Un loco de uno edificio dijo que fue testigo de un avistamiento deesos de ciencia ficción. Me hice el boludo para no parecer un desquiciado.

 

A veces paso por ahí. Hay un nuevo indigente. Dice que se llama Gerardo ¿O eso creo? Le tire unas monedas para el vino. Me preguntó sin que le dijese ¿cuando me hago el segundo chequeo del corazón? (dlc)

 

Diego Leandro Couselo

 

Para no perder la costumbre mini relato de terror:

 

Los ojos de fiodor.

 

Alvarez tiene una vida normal, lo que no sabe, es que su mascota Fiodor vive entre pesadillas, mientras observa como los otros que habitan la casa, una y otra vez se acercan a Alvarez queriendo desgarrar su carne sin éxito alguno. Entre éste mundo y el otro, existe una linea muy delgada a través de los ojos de Fiodor que toma nota de todo lo que no puede percibir Alvarez. Algún día éste leerá y entenderá el peligro que lo acecha día y noche en un mundo compartido entre vivos y muertos.




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