Relatos De Terror Y Misterio

Hombre que habla a un cuerpo colgado.

Y tus ojos fuera de toda conciencia pensando en todo lo que podría ser, y ya no és. Imagino que la decisión de una cuerda no es tan fácil como parece. Hasta diría que lo hiciste por todas las razones que tenias, y las que no tenias también. Y eran tus razones, no las de otros seres que te verán allí, ¿y se preguntarán por qué? De todas maneras son preguntas sin sentido, para una respuesta tan simple como decir, no somos nada.

Recuerdo amigo cuando de chicos competiamos en carreras de velocidad. Tu eras lo bastante rápido, pero siempre tuvimos un empate, pues yo también lo era. Y la amistad no es competición, sino compañerismo. Todavía veo que la botella de vino que un día tomaríamos se encuentra allí, guardada. ¿Viste como sos de paciente? Al final el tiempo llegó con el tren a la última estación. Es un buen recuerdo de tí. A ella, le habrás dejado una carta. Ni quiero pensar como lo tomará. Tal vez con una taza de café servida de lágrimas para endulzar el momento amargo. ¿Qué harás con el amor que tenías dentro, ahora? Se irá, calculo, será parte de la tierra junto a los gusanos que aprovecharan tu piel, tu sangre, tus huesos; sera parte del aire, y el agua que ha de fluir en el rio. Siempre habrá de ir delante, y nunca estancarse. Creo que te estoy aburriendo con tantas palabras. Es mejor que me vaya de aquí. Allá lejos, del otro lado donde las almas purgan, y descansan hasta que les digan que un lugar hay en el cielo. Ya no hay más nada que hacer aquí, más que ser un hombre que le habla a un cuerpo colgado. No hay nada en absoluto. Buen viaje colega, buen viaje a ambos.




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