Relatos de un alma sin dirección.

El espejo.

Veo mi reflejo distorsionándose, en el espejo del baño.

La cabeza me comienza a dar vueltas y un intenso dolor se apodera de mí, haciendo que me desequilibre.

Respiro hondo, manteniendo la compostura e ignorando mi estado, paso una corbata negra alrededor de mi cuello.

El acto, solo hace que sienta que me ahogo. Levanto la mirada hacia el espejo.

Todo sigue perfecto, salvo que mi imagen se sigue distorsionando. Lo cual solo provoca que termine estresándome y como solución, suelto un sonoro golpe de puño cerrado hacia él.

Observo mi rostro en los trozos de vidrio y dibujo una gran sonrisa. Lavo mis nudillos, deshaciéndome de todo el líquido rojo que gotea de mis nudillos.

Acomodo mi oscuro traje y salgo del piso. 

Subo al coche, y manejo rumbo al funeral de mi hermano. La mano me sangra sobre el volante, pero tal y como lo vengo haciendo desde hace rato, lo ignoro.

Por nada en el mundo llegaría tarde a algo tan importante y menos cuando fui yo quien lo mato.




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