En una tarde soleada, un grupo de amigos decidió explorar un lugar misterioso que habían escuchado rumores sobre él.
Al llegar, se encontraron con una imponente rampa que parecía llevar a algún lugar desconocido.
Con una mezcla de emoción y curiosidad, subieron la rampa rápidamente, ansiosos por descubrir qué había al otro lado.
Sin embargo, su emoción casi se convierte en horror cuando una de las chicas estuvo a punto de caer por un barranco.
Sus amigos actuaron rápidamente y la salvaron justo a tiempo, pero el susto los dejó temblando.
Al cruzar al otro lado, se encontraron en un paisaje surrealista habitado por animales que parecían sacados de un cuento de hadas.
Sin embargo, pronto descubrieron que estos animales no eran lo que parecían. Eran mutaciones, criaturas deformadas por una energía desconocida que los hacía peligrosos y impredecibles.
Los jóvenes se vieron obligados a huir cuando las criaturas se volvieron agresivas sin razón aparente, corriendo por sus vidas mientras eran perseguidos por las criaturas.
Más tarde, esa misma noche, algunos jóvenes visitaron el lugar, esta vez bajo la luz de la luna.
Desde la distancia, observaron sombras extrañas moviéndose en la oscuridad, haciendo gestos de saludo.
Rápidamente todos se fueron corriendo del susto, a excepción de un chico que calló de rodillas al tropezar.
Cuando ya estaban muy cerca, vió a estas sombras, observó que solo eran personas normales con heridas leves y un estado muy desgastado.
Estas personas eran los primeros chicos que habían visitado el lugar y que, emocionados y aliviados, lloraban de felicidad al estar finalmente a salvo.
El chico que se había quedado atrás los invitó a su casa para compartir una comida y contar sus experiencias, sabiendo que habían pasado por algo que nunca olvidarían.