La lluvia no paraba de caer, las calles estaban un poco inundadas, el calor evaporaba lentamente el agua, convirtiéndose en una espesa niebla sofocante.
Rápidamente salí de mi casa, abrí la camioneta y me subí, esperaba encontrar un lugar seguro, el agua comenzaba a subir.
Alcancé a ver a mi vecino huyendo del agua, y decidí ayudarlo, abrí la puerta y se subió algo mojado. No me molestó, él también me había ayudado antes.
(Ese no és el mar) susurró una voz en mi oído. Un escalofrío repentino recorrió mi espalda, no podía ser mi vecino, la voz parecía femenina, y venía del lado de la ventana. Tenía un tono cansado, con miedo. No pudo ser una alucinación, no soy tan ingenuo, pero no tengo ninguna explicación para ello.
“¿El mar?” pensé. El miedo se podía sentir en la atmósfera, no sólo por la voz desconocida, si no también por la lluvia, porque casi no podía verse a través de la niebla, y porque el cielo ya estaba completamente oscuro.
El vecino me miró, preguntándome si había dicho algo. Negué con la cabeza, “Estaba pensando” le respondí.
Él lo entendió y no preguntó nada más. Seguí manejando, la lluvia no daba señales de detenerse, incluso se volvió más intensa.
Un fuerte grito se escuchó a lo lejos.
(No mires la niebla) susurró de nuevo la voz, escalofríos repentinos recorrieron mi espalda nuevamente.
No podía ver nada por la niebla pese a la advertencia de la voz, y decidí acercar el coche a origen del grito.
No podía salir así nada más. No en la lluvia, y mucho menos en la niebla.
No encontramos nada, ni una sola persona. Seguimos avanzando, ya era de día, pero el sol no ayudaba, estaba nublado, y la niebla aún cubria todo.
Voces se escuchaban a lo lejos, no eran palabras, solo eran quejidos largos de dolor. Nos acercamos, esta vez si encontamos algo. Era muy desagradable, horrible.
Un cuerpo.
No parecía humano, era como un animal, pero estaba deforme, no podía ver su rostro, solo podía escuchar un largo quejido, una pronunciación torpe de palabras sin sentido.
(No mires el vacío) susurró de nuevo, ya no sentía miedo, pero parecía más seria que la vez anterior, una advertencia de algo que no debíamos ver, pero ¿porqué? no lo quería averiguar.
Nos alejamos de esa cosa, el vecino parecía mas asustado que yo, su rostro estaba palido, se miraba nervioso, inquieto.
Seguí manejando, me estaba alejando de la costa. Con esta fuerte lluvia, el mar podía desbordarse, y la niebla de ahí debe ser aun mas espesa y sofocante.
A lo lejos podía verse algo mas en el suelo, el vecino comenzó a temblar mas fuerte a medida que nos acercamos a eso.
Aumenté la intensidad de las luces, (No los mires) susurró la voz, entonces el vecino comenzó a gritar.
Lo que se encontraba en el suelo eran más criaturas deformes, todas comenzaron a gritar al mismo tiempo.
Llantos de angustia y sufrimiento resonaban por todo el lugar.
El vecino se abalanzó sobre mí, pisando el acelerador y moviendo el volante.
Entonces su rostro comenzó a cambiar.
Su cabeza se deformó y su cuerpo se torció. Todos sus huesos parecían quebrarse, Pero sus gritos de agonía resonaban en mis oidos. Llantos de angustia y sufrimiento.
Exactamente igual que las criaturas anteriores.
Rapidamente pisé el freno, el coche chocó contra un poste, pero no iba muy rápido. Aun así se sintió el impacto. (No dejes que el mar te arrastre)
Salí del coche con dificultad, el vecino que ahora parecía una criatura deforme se encontraba ahí, quieto, no parecía querer atacar, pero parecía querer decir algo.
N-no… no… no mires… no… no mires… por… favor…
Lagrimas salieron de mis ojos, el vecino no era una mala persona, solía ayudarme mucho, y ahora… su cuerpo era una masa deforme, no podía hacer nada mas que formular palabras entrecortadas.
Su cuerpo no pudo soportar mas, su voz se apagó y dejó de moverse.
Seguí caminando, solo, cuando escuchaba voces y gritos de agonía, bajaba la mirada, no no podía ver, no quería ver.
La niebla del mar podía verse a lo lejos, acercándose lentamente, oscura, pesada.
No podía hacer otra cosa mas que… no verlas, las criaturas, la niebla, el mar…