Tan solo una llamada basto para que me sintiera indefensa. Unas palabras que destruyeron mi mundo en un segundo dejándome desnuda ante la corrupción de este enfermo universo. ¿Qué puedo hacer? ¿Qué me deparará el destino de ahora en adelante? Por más que quisiera responder estas dudas no puedo pensar en nada. Mi mente esta en blanco. Pienso una y otra vez en si soy culpable de aquella llamada, pero esto solo me hunde en la oscuridad. Estoy indefensa ante el devenir de la naturaleza. ¿Por qué me haces daño? No hay respuesta. Tu silencio es señal de que me quieres débil para poder manipularme a tu gusto, mientras este indefensa seré la presa. Mi alma se va tiñendo de gris y luego de negro. Ya no soy capaz de escuchar que sucede a mi alrededor. Estoy a merced del demonio y voy sintiendo el putrefacto aroma a azufre. Tengo miedo de lo que va a sucederme. ¿Es mi culpa o la de alguien más? ¿Seré capaz de huir de esta oscuridad? Solo quiero ser capaz de volar lejos y poder abrir los ojos en un lugar iluminado, pero por más que lucho me voy debilitando. Mi piel se eriza ante la frialdad. Estoy indefensa a merced de tus frías palabras. Tan solo mírame y encuentra en mis tristes ojos la desesperación, no me dejes sola. Oye mi grito y sálvame. Pero no hay respuesta. El demonio ya me abraza y susurra dudas existenciales que van enmarañando mi mente. ¿Soy alguien que debe vivir? ¿Te haré falta si ya no estoy? Parece que no, ya que no respondes ni te das cuenta. El aire comienza a escaparse de mis pulmones por la opresión en mi pecho. Estoy indefensa y ya no soy capaz de unir ideas, todo es brumoso. La bestia toma mi mano y me lleva por un camino de espinas que va dejando un hilo de sangre a mis espaldas, cada paso entumece mi alma. Parece que ya no importo, parece que soy un mero estropajo que puede ser desechado. Llego al barranco con la mente en blanco y sin sensaciones, porque ya no respiro, soy una muerta en vida. El demonio me abraza y susurra que todo será mejor, ya comienzo a creerle. Tan solo un paso y dejare de molestar. Levanto la cabeza en busca de estrellas y la luna, pero nada. Ya no hay significado en mi vida. Doy el paso y todo parece ir desprendiéndose de mi a medida que me hundo, parece que el demonio tenía razón. Me siento liviana, pero un nuevo dolor hay en mi. Extiendo mi mano esperando que alguien me tome, pero nada. Realmente no merezco vivir. Cierro lo ojos rindiéndome, pero una calidez me abraza y eleva. ¿Quién eres? ¿Me estas dando una nueva oportunidad sabiendo que no soy para este mundo? Grito y lloro ante su abrazo. Al abrir los ojos me cargan como una princesa por aquel camino lleno de espinas. Me susurra que todo estará bien y que ya no seré una rosa marchita. Me duermo por el suave movimiento con la esperanza de llegar a ese lugar iluminado que deseaba hace un tiempo. ¿Será que vuelva a despertar?