Relatos en tus ojos

VII

Sábado, 11 de enero de 2020

Sigo sintiéndome mal, quisiera encontrar una forma de sacarme este dolor. No sé si sea posible. 

Hoy me levanté desanimado, me quedé en la cama y no dejé de pensar en un montón de cosas. Me imaginaba escenas, conversaciones, historias que jamás iban a ocurrir. No se detienen, siguen reproduciéndose una y otra vez. Mientras estaba quieto y callado, escuchaba a mamá cantar. Ella sabía hacerlo, su voz era dulce; a veces cuando era pequeño me cantaba, eso me gustaba, era agradable y me transportaba a otro lugar. Por otro lado, papá toca la guitarra, cuando era joven tenía una banda con sus amigos, soñaban con ser conocidos, viajar por todo el mundo y cumplir su sueño. Nunca sucedió. Será tal vez esa parte artística que ahora él tanto guarda, la que enamoro a mamá. Me la imaginaba, creía que por fin había encontrado al hombre correcto, ese que al final sólo la destruyó. Mamá estaba muy rota. 

Por fin me levanté de la cama y bajé al primer piso. Mamá barría mientras escuchaba el rock de los 80's que tanto le gustaba. Al verme me saludo y parecía de buen humor. Me preparo el desayuno, comí y empecé a arreglarme para salir. 

Me dirigí al barrio de Lucy y me encontré con ella en el supermercado central. Al verla parecía más animada, pero a la vez faltaba parte de su calidez. 

—¿Por qué crees que nos invitó? —pregunte, pues todavía no lo terminaba de entender. 

—Ah, no tengo idea, él es tan extraño —dijo confundida—. Yo sólo iré por Ana, quiero hablar con ella.

No sabía por qué, pero me preocupaba que Lucy hablará con ella. Quizá, lo mejor era dejar atrás lo de Ana y seguir adelante. Pero sabía que no compartía ese pensamiento y no dejaría de buscar respuestas de su abandono. 

—¿Crees que ella quiera hablar? —pregunte, pues imaginaba a Ana evadiendo la situación otra vez. 

—No, pero aún así intentaré hablarle —dijo decidida. 

Caminamos por una calle empinada llena de huecos, la fiesta era lejos. En ese momento, Lucy me observó.

—¿Por qué irás tu? —dijo ella extrañada—. Es raro que estés tan animado para ir a esa fiesta. 

La pregunta me tomo por sorpresa, no sabía exactamente que contestar al respecto. Si le decía la verdad, sonaría muy raro, incluso, podría enojarse ella conmigo. O me delataría y tendría que revelarle mi secreto. Definitivamente, no puedo decirle. 

—Tengo curiosidad por ver ese chico que ahora está con Ana—respondí; eso no era mentira. 

—Yo también, Adrián hablo muy mal de él, quisiera saber que tan cierto es. 

Seguimos subiendo la calle empinada y vimos el lugar de la fiesta, una casa con muchos pisos y en mal estado. Me di cuenta que habían muchas personas. La música sonaba muy fuerte y había gente afuera de la casa bailando y bebiendo. Cuando llegamos nadie noto nuestras presencias, seguramente por tanta gente que había en el lugar. Me sentí mareado e incómodo con apenas entrar, el olor a licor y el humo me molestaban. Subimos al segundo piso y seguía habiendo muchísima gente, subimos al tercero y encontramos a un montón de parejas besándose; finalmente el cuarto piso era una terraza. Ya no se escuchaba tan fuerte la música y no estaba repleta de gente. Solo encontramos a Adrián fumando, mientras observaba el cielo. No nos había visto y a mi me pareció que estaba triste o realmente en el fondo estaba solo. Él se volteó y nos vio ahí observándolo, me sentí un poco avergonzado. Adrián sonrió, como si estuviera muy feliz de vernos y creo que yo estaba un poco como él. Sin embargo, Lucy permaneció seria y no parecía nada contenta de verlo ahí. Pero yo ya le había comentado que él nos invitó, así que sabía que nos quería ver. 

—Yo buscaré a Ana —dijo de repente y se fue. Dejándonos solos. Me entró un poco de paranoia.

Adrián me observó y me hizo señas de que me acercará. En poco tiempo, estábamos juntos y él miraba el cielo y fumaba. 

—¿Quieres? —pregunto con un cigarrillo en sus manos. Otra vez me asusté, sabía que él me aceptaría más, pero yo no iba a hacerlo. De ninguna manera. 

—No fumo —respondí. 

—Lo imaginé —dijo y volvió a fumar sin quitarme la vista de encima—. Creí que no vendrías, sé que no es tu tipo de ambiente. 

No sabía por qué pero él estaba muy relajado, me parecía incluso amable. No sabía que pensar de él. ¿Qué buscaba él de mi? 

—Bueno, Lucy quiere hablar con Ana y prefiero acompañarla —respondí nervioso. 

—¿La quieres, eh? —dijo con una media sonrisa. 

Me quedé petrificado intentando entender a lo que se refería. 

—Yo... bueno, eh —intenté explicarlo—. La quiero pero no de esa forma, ella es mi amiga. 

—Vaya, juraba que estabas enamorado de ella —dijo él confundido. 

Otra vez me incomode, ¿por qué decía él todo esto? ¿todo esto se trataba de Lucy? 

—Eh, no —dije desconcertado—. Más bien, creí que ese eras tú. 

Él se paralizó y parecía molesto, me miró como si hubiera dicho algo malo, luego apartó la vista para volver a mirarme. 

—Te equivocas. Quizá, la quiero del mismo modo que tú —susurró como si me contará un secreto. 

Me quedé confundido, no podía ser verdad. No sirvo para estas cosas, necesitaba entender por qué el me quería ahí, por qué me hablaba, por qué de repente era amable y no me amenazaba. 

—Eh, yo —no sabía como transmitir mis pensamientos—. ¿Por qué hablas conmigo?

 Él sonrió.

—¿No puedo hacerlo? —pregunto curioso y me observaba, de una forma penetrante. Ahora comprendía un poco a Lucy. 

Me quedé callado, no entendía nada y él solo me confundía. Me intimidaba y en cierto modo eso me agradaba. El comenzó a reír.

—No te pongas como Lucy —dijo con una sonrisa triste—. Siempre huye de mi, ¿vas a hacer lo mismo? 

Seguí sin responder, quería ver sus ojos, pero no lograba encontrar algún recuerdo o una parte oculta de él, ¿por qué no lo conseguía? y ¿por qué aquel día si pude hacerlo? necesito ver que quiere, es la primera vez que lo intento tanto y no tengo resultados. 



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En el texto hay: diario, adolescencia, amistad

Editado: 09.11.2020

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