Relatos eróticos

EPÍLOGO

—Bien. —Levantó mi pierna izquierda y puso mi rodilla sobre la cama. —Tu tomaste tus azotes como una buena chica. Estoy muy orgulloso de ti.
—¿Qué estás haciendo? —tan pronto como pregunté, sentí su enorme polla llenar mi coño. —¡Ooh!
Louis se puso de pie, jodiéndome con una de mis piernas apoyada en la cama, y su mano detrás de la rodilla para mantenerme en mi lugar. Nunca había sido follada en esa posición antes y me encantó.
—¡___________! Si… _________…—él me embistió una y otra vez, haciendo que la silla debajo de mi se moviera.
—¡Si, papi! ¡Te amo!
—Oh _________… ¡Te amo también!
Pensé que iba a seguir follándome, pero se detuvo. Aun penetrándome completamente, pero no se movía, se agachó para conseguir un poco de mi liquido que corría entre mis piernas con sus dedos. Entonces sus dedos mojados, fueron directo a mi culo.
—¡Ooh! —me tensé contra las restricciones que sujetaban mis muñecas. La sensación de sus dedos en mi culo me tomó por sorpresa, por lo que mi cuerpo se contrajo.
—¿Alguna vez has hecho esto antes?
—He tratado. —Apretando mis dientes. Sus dedos trabajaron dentro de mí un poco más, y me hacía retorcerme.
—¿Te gusta cómo se siente esto, pequeña?
Me gritó. Puso otro dedo en mí una vez más. Yo me resistía contra él y los quitó.
Se echo a reír. 
—Me lo tomo como un NO.
—Está bien. —Jadeé. —Mantén un dedo allí mientras me follas.
Louis se quejó en voz alta, y me dio una bofetada en mi adolorido y rojo culo. 
—Eres una niña mala.
—¿Por qué? —exclamé, sintiendo su polla entrar y salir de mi coño de nuevo. Con suavidad, jugando con su dedo, dentro y fuera de mi estrecho agujero, luego deslizó otro dedo dentro. —¡Ohhhh! ¡Si, papa! ¡Follame! ¡Juega con mi culo mientras me follas!
Se rió de nuevo. 
—Eres mala. Te voy a follar duro. Y vas a gritarle a tu papi que te folle—Louis sacó el dedo de mi culo y me bofeteó. Luego puso el dedo exactamente donde estaba. —Decirle a tu papi que ponga su dedo dentro de tu culo mientras te folla. Está mal. Eres muy mala.
—¡Sí! —yo sabía que estaba a punto de correrme. Mi culo no podía dejar de menearse en su contra. Me encantó la forma en que su dedo se sentía. Me dió la cantidad exacta de placer, mezclada con la cantidad justa de dolor.
—¡Oh, __________!
—¡Papi! ¡Papi! —sentí como las cuerdas alrededor de mis muñecas apretaban mientras luchaba contra ellas, retorciéndome por el éxtasis sobre la silla.
—¡Joder! Si, ¡Te amo! Te amo, pequeña.
—¡Te amo papi!
Louis me embistió más duro y más rápido, gritando mi nombre, diciéndome que me amaba.
Grité mi amor por él, también. Y lo decía en serio. Yo lo amaba. No tenía ninguna duda al respecto. Yo por lo general nunca dejaba que un tipo se corriera dentro de mí, pero después de haberse corrido y sacado su polla pude sentir su semen caliente goteando de mí, sobre mi clítoris, hasta el suelo. Cerré los ojos, tratando de que mi respiración volviera a la normalidad, pero sabiendo que acababa de llegar dentro de mí, me dificultó más respirar.
Levantó mi pierna de la cama y colocó suavemente en el suelo mi pie. Se puso de pie detrás de mí frotando ligeramente mi culo. 
—Demonios, pequeña.
—Mmmm—gemí, no tenía prisa por ser desatada. Pero después de unos minutos, se dió vuelta y se puso frete a mí, desatando suavemente las cuerdas que me sostenían sobre la silla.
Louis me ayudó a ponerme de pie, entonces me guió a la cama. A los pocos minutos de estar allí el uno en brazos del otro, besándonos y abrazándonos. Apartó el cabello de mi cara. 
—No puedo creer que tratara de resistirme.
—Que no vuelva a suceder—dije, sonriendo, y luego añadí: —Papi.
Suspiró, colocando la palma de su mano en mi mejilla, sonriendo. 
—No, pequeña. Te lo aseguro. No lo haré—Me reí. 
—Tú sabes que voy a regresar a casa la próxima semana, ¿verdad?
—¿Ah, sí? —puso una sonrisa más grande.
—Uh huh. Tal vez podríamos trabajar en conseguir que tu polla pueda entrar en mi culo. Creo que podría gustarme eso.
Pasó un dedo por mis labios, y me dio una feliz mirada que jamás había visto en su rostro. 
—Me encantaría eso, cariño—besó mi frente. —Y voy a asegurarme de tener lista la venda de los ojos. 

 

 

Fin 




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