Me hice hacia atrás en el pupitre, con la esperanza de que cuando cerrara mis ojos y los abriera de nuevo, los números y las palabras se tradujeran a un idioma que yo entendiera. Mi corazón golpeaba mientras escuchaba a todos los demás garabateando a la distancia. Al parecer, el examen semestral no era difícil para nadie más. Eche un vistazo al reloj. Solo tenía media hora para completar veinte preguntas de física. Cogí el lápiz y le di vueltas entre mis dedos, mirando fijamente a las preguntas como si en la página se revelaran las respuestas.
¿La fuerza centrípeta? Cuál es la longitud del brazo de una llave inglesa con una masa de 10k y un par de…
Mi cerebro no podía conjurar las respuestas, ni podía dar sentido a nada en la página. Mire el reloj y me di cuenta de que habían pasado 10 minutos mientras yo estaba en pánico por no ser capaz de responder a cualquier cosa. Tenía que pasar este examen. Si no pasaba la clase de física, no sería capaz de aplicar para la escuela de enfermería en el verano y tendría que esperar otro año.
—Cinco minutos para terminar.
La grave voz del profesor Styles me sacó de mi ensoñación. Apresuradamente garabateé números al azar, en cada uno de los espacios en blanco en las operaciones, con la esperanza de obtener al menos la mitad de ellas correctas. Las personas estaban empezando a levantarse, con los exámenes en la mano antes de salir del salón.
—¡Se acabó el tiempo! Por favor, pasen sus exámenes hacia delante.
Deje mi lápiz y miré tristemente mi medio terminada prueba. No había manera de aprobar esto. Esperé hasta que el resto de la clase se había ido y me acerqué al profesor. No era un hombre que expresara calidez, pero tal vez podría ser razonable. Tal vez pudiera pedirle créditos adicionales.
—Profesor Styles —dije tímidamente, acercándome hasta el escritorio.
—¿Si? __________, —dijo, mirándome con sus gafas mientras recogía sus cosas.
Yo jugueteaba con el dobladillo de mi falda mientras miraba fijamente los papeles del examen.
—Estoy muy preocupada por mi prueba. No creo haberlo hecho bien. Yo pensé que había estudiado lo suficiente, pero…—me atraganté con un nudo en la garganta. —No sabía nada del examen y si no lo paso, no voy a ser capaz de entrar en la escuela de enfermería, —balbuceé mientras sollozaba.
El profesor me miró, su boca era una línea apretada.
—Realmente no has estudiado este año y ya te he dado varias oportunidades.
—Lo sé. ¡Lo siento! —grité. —Por favor, por favor deme otra oportunidad. Hare cualquier cosa.
Me tomó de la mano y pasó su glacial mirada de profesor de arriba a abajo de mi cuerpo. Yo llevaba una blusa escotada que daba una muestra de mi escote. Mi sostén azul era visible a través de la blusa, mi coño se apretó cuando sentí su mirada estudiando mis cualidades. Era un hombre guapo, joven, tenía el pelo marrón, ojos verdes y su abdomen estaba apretado por los años de ejercicio.
Él suspiró.
—Tal vez hay algo que podamos hacer. Podemos ignorar este examen y te voy a tomar otro el viernes.
—Oh, gracias, profesor Styles. —Yo estaba agradecida, pero sabía que nunca sería capaz de pasar sin su ayuda.
●●●
—Toma asiento y vamos a repasar esto, —me indicó. Me acerqué a un asiento lo más cercano posible al de él y crucé las piernas. Vi sus ojos moverse hacia mis muslos expuestos. Él se aclaró la garganta y comenzó a buscar entre los papeles del examen.
—Bien, _________. Bueno, aquí vamos.
Tal vez había una manera de poder salir de este examen entera. Puse mi codo sobre la mesa y apoyé la cabeza en mis manos. Yo sabía que el profesor tendría una buena vista de mis pechos acunados por mi corpiño push-up.
—Bueno, la primera pregunta te está pidiendo la fuerza aplicada para viajar por una rampa. ¿Recuerdas la ecuación?
Él me miró y sus ojos viajaron un instante por mi escote y subieron de nuevo a mis ojos.
Sonriendo, interiormente, parpadeé lentamente.
—Umm. Fuerza, tiempo y algo.
—Fuerza, tiempo y distancia. Pero ya que estás en una rampa, necesitas algo más para usar el coseno.
—Correcto, —le dije. Me incliné y agarré el lápiz que tenía en el pupitre. Mis pechos fueron empujados contra su brazo pude sentir su cálido aliento. Garabateé la ecuación en el papel. —¿Es ésta?
—Um, —hizo una pausa. —Sí.
Sonreí ante su respuesta nerviosa. Podía sentir la humedad en mi ropa interior mientras esperaba con anticipación. Sabía que tendría que tratar de estar más cerca de él, pero no quería asustarlo.
—Vamos a pasar a la siguiente. Esto se refiere a torsión. ¿Recuerdas que la fuerza centrípeta y la aceleración esta relacionadas?
Mis ojos se abrieron como platos y sacudí la cabeza.
—No, profesor, —admití. — ¡Oh, espere! —Me apoyé en su brazo de nuevo y comencé a dibujar una imagen de un péndulo. —La torsión es igual a la aceleración centrípeta, cuando tiene una masa en una cuerda, ¿verdad? —respiré en su oreja.
—No, eso es tensión, —dijo en voz baja.
Mi mano cayó a su muslo y se lo apreté.
—En realidad. Estoy detectado una cierta tensión aquí. —Se rió nerviosamente, pero no quitó mi mano. — ¿Estoy en lo correcto, profesor?
Una protuberancia comenzó a formarse en sus pantalones de tweed, y empecé a masajearla con mis manos. Suspiró profundamente en mi oído y su mano aparto mi pelo espeso y oscuro. Las yemas de sus dedos acariciaron mis pechos.
—Esto está mal, —me murmuró. —Yo no debería estar haciendo esto con una estudiante.
No hice caso de sus protestas cuando me levanté y me senté a horcajadas sobre su cintura. Mi ropa interior estaba empapada. Quería que él calmara el dolor de mi coño. Él jaló mi blusa, los botones saltaron. Mientras la mirada hambrienta de sus ojos fueron directo a mis pechos mientras eran liberados.
#2 en Fanfic
#191 en Otros
#35 en Relatos cortos
relatos porno, relacion amor odio con celos posesivos, relatos corto
Editado: 22.09.2022