Relatos eróticos

PROFESOR [PARTE 3]

—Date la vuelta —dijo con voz ronca. 

Me volví de espaldas, dejando al descubierto mis pechos cuando él trajo su pegajosa mano, cubriendo de esperma a mi cara. Tomé su mano y la lamí limpiando el semen. Pude probar mis propios jugos en él y mi coño se apretó de nuevo. 

—Ahora híncate y lame todo. 

El profesor estaba sentado semidesnudo en su silla, su polla bañada en los jugos de mi coño y su blanco semen. Me incliné y me puse de rodillas, tomando su polla en mi boca, chupándola. Débilmente limpié su pene y se lo metí de nuevo en los pantalones. 

—¿Ahora qué? 

—Puedes irte —dijo con brusquedad. 

—¿Qué paso con mi examen? 

—En lo que a mí respecta, estas reprobada. Te lo advertí, señorita. 

—¿Perdón? —grité. 

—Ya me has oído —dijo en un tono de advertencia. 

Crucé los brazos sobre mi pecho desnudo. 

—¿Y si voy con el decano y le digo que me acosó sexualmente? 

El profesor se congeló por un segundo, pero encubrió su miedo con una sonrisa. 

—Está bien. Te doy una C, que es mucho más de lo que te mereces. Pero aún queda un examen final, y no pasaras seguro. A menos que… 

—A menos que…—dije, con el temor agitando en mi pecho. 

Se puso de pie y se acercó a mí. Agarró mis brazos, y los dejó a cada lado de mi cuerpo para que mis pechos quedaran al descubierto. Sus ojos me recorrieron de arriba y abajo por mi carne expuesta, de color rojo. Había marcas de mordedura por todas mis tetas. 

—A menos que bajes en las horas de oficina toda la semana. 

—Me parece justo, —estuve de acuerdo. 

—Mientras más contento esté con tu esfuerzo, más alta será tu calificación. Te sugiero que empieces ahora. —Con eso se hizo hacia atrás detrás de su escritorio y reanudó su trabajo de calificar exámenes.

¿Qué quería decir en este momento? Me incliné sobre mis rodillas y me arrastré debajo de la mesa. Tal vez podría servirle al mismo tiempo que él trabajaba. Él ni siquiera me miró cuando llegué a sus pantalones y le desabroché el cinturón. Su polla, estaba aún roja de haberme follado, la deslicé fuera de sus pantalones. Y me la tragué.

Oí un leve suspiro entre los garabatos encima de mí y empecé a acariciarlo con mayor rapidez. Su polla ya estaba agrandándose en el interior de mi boca, ahogándome. Pero no me detuve. Al profesor no le gustaría que me detuviera, y mi futuro estaba en juego. La saliva de mi boca se escurría por su polla mientras lo succionaba. El sonido de su respiración agitada me excitaba. 

Finalmente, no pudo mantener más la representación de calma. Agarró con sus dedos mi cabello y me obligó a tragar su polla. Sus caderas se balanceaban hacia atrás y hacia adelante, mientras encontraba el ritmo que él quería. Salió de mi boca y con una fuerza sorprendente, me levantó en su regazo. Mis piernas se deslizaron a su alrededor y yo jadeaba mientras apresuradamente metía su gruesa polla dentro de mi húmedo coño. Me inclinó sobre el escritorio mientras golpeaba mi coño tan rápido como fuera posible. Los papeles estaban regados, los libros se cayeron del escritorio mientras él me follaba tan duro que valía la pena. Mis manos recorrían sus músculos firmes debajo de su camisa. Sus manos viajaron hacia mi culo y me lo apretó. 

—Profesor—grité. 

Él golpeo dentro de mí, una, dos, tres veces y gritó. Su cara estaba roja mientras me sentaba, mis piernas todavía envueltas alrededor de su cintura. 

Harry se hincó y sentí cómo lamía la humedad de mi coño y su semen. Su lengua se movía dentro de mí, recopilando todo de ella. Entonces su rostro surgió. 

Abrí la boca obedientemente mientras me besaba, y yo tragaba el semen blanco y pegajoso. 

—Gracias, profesor. 

FIN.

 

 

***

 

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