Relatos fragmentados

Una última noche en un viejo hostal

—Cuando te conocí sabía que andabas cogiendo con diferentes chicos.

—Pues sí.

—¿Por qué ahora dices que me quieres?

—Bueno, siempre me acostaba con alguien y no lo volvía a ver más.

—Entiendo…

—Pero nosotros llevamos haciéndolo más de cinco veces. Creo que eso significa algo.

Estaba mirando hacia la nada, concentrándome en sus palabras. Extrañas palabras que jamás pensé escuchar de ella.

—Quizás solo sea la confianza que otros no han sido capaces de darte. —Dije.

—Quizás sea eso. Pero de verdad, quisiera que..., lo intentáramos. —La miré de frente.

—¿Intentarlo? —El viento, el ruido, la vida. Todo parecía haberse detenido.

—Sí, ya sabes. Buscar ser algo más que simplemente esto. —Mientras hablaba, pude sentir como sus piernas se enredaban con las mías.

Acerqué mi boca a un lado de su rostro. Sentía sus sentimientos revoloteando junto a mi pecho desnudo.

—Tal vez sí, pero no soy bueno siendo alguien que pueda mantener o tener una relación.

La esperanza en sus ojos no parecía apagarse.

—Sabes lo que pienso del amor, de la responsabilidad y de todo lo demás. —Toqué suavemente su rostro—. Eres una buena chica, realmente pienso que te mereces algo mejor.

Y con las últimas fuerzas que le quedaban respondió: —Pero yo te quiero a ti.

Sentía que quizás era la última vez, la última vez que seríamos nosotros. Lo que sea que fuéramos nosotros.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.