5 subieron al escenario, 5 tocaban y cantaban…
Mateo llevaba tiempo soñando con eso. Ilusionado con subirse al escenario y cantar de una manera épica conmoviendo a los escuchantes, verse como una estrella, que brille grande y fuerte, tal y como lo imaginaba cuando se ponía los audífonos subiendo el volumen al máximo, y aunque la realidad era otra, a él le gustaba pensar de esa manera.
Desde el inicio fuerte y explosivo resonó la potencia de la banda autoproclamada “Unicornios Venenosos” donde Sophia puesta en el piano entablaba el ritmo de “Saturday Night Alright For Fighting” la cual era sucedida por la apertura rápida de Zoe con una gran sonrisa en el rostro, impactaba frenéticamente sus amadas baquetas las cuales tenían inscritas los nombres “Ella” y “Louis” pero la atención se la robaba Lilliam quien portando un llamativo escote pero también una presencia desbordante con su guitarra eléctrica Gibson. Ella cantaba y nunca dejaba de sonreír mientras recitaba turbulentas palabras sin detenerse en ningún momento, brillaba en el escenario destellando a todos con sus grandes ojos color avellana pura, suaves y preciosos, pero ahora no se conservaban plácidos, ahora brillaban tan increíblemente que el público no despegaba la vista y era bueno, pues a Oliver no le gustaba llamar la atención, tocaba el bajo de forma suave, tranquila y Mateo…Mateo…cerraba los ojos mientras seguía el coro de Lillian, rebosaba de felicidad y pasión…
El repertorio era corto, abrían intensamente con “Saturday Night” y así no solo lograría entusiasmar al público, si no a ellos. La propia banda se llenaba de vida, de energía, los chicos desbordaban pasión después de las últimas notas, el público aplaudía, sorprendentemente, eran buenos. Era la primera agrupación buena después de 1 semana de flojas presentaciones en el restaurante, pero no se conformaban, Zoe colocaba el ritmo mientras que los demás tomaban un respiro grande para gritar “One Punch” una canción de autoría propia de los unicornios, explosiva, una especie de rock-rap maravillosa que logró levantar aún más al público, y siguieron, el repertorio estaba puesto, y el repertorio debía ser seguido, así que Lilliam comenzaba a tocar unos rápidos acordes mientras que el resto de unicornios comenzaba a tararear
“Na, na, na, na, narana…”
Mateo cambiaba a una guitarra eléctrica para acompañar a Lilliam
Y recordaba, mateo recordaba, el recorrido por todo Texas, lo grandioso que era el viaje. La visita inesperada y el inicio de la travesía, a pesar del inicio difícil con la discusión con Sophia lo había disfrutado
“Na, na, na, na, narana…”
Sophia pasaba al frente para acomodarse al micrófono y poder pronunciar con potencia a la vez que Zoe golpeaba a toda su fuerza la batería; el cabello se soltaba de la coleta que se había hecho.
“Thunder”
Oliver mordía su labio y cerraba los ojos, ¿había alguien en el mundo que no amaba ese ritmo?
“Na, na, na, na, narana…”
Mateo recordaba desde el primer día el paseo por el que sería su hotel, el Hotel Indigo El paso, donde después de llegar a colocar las cosas se quedó impresionado por la inmensidad del edificio con estilo de los años 60’s sumado a la explanada gigante que tenía por estacionamiento, dieron el paseo por San Jacinto Plaza, fueron al campo de béisbol, pasaron al museo del holocausto, día después fueron al zoológico y al día siguiente al western playland, el parque de diversiones maravilloso donde Mateo podría asegurar que era el mejor día de su vida
Y Sophia Cantaba con fuego en los ojos
“Thunder”
La mejor semana de su vida
Y el público movía la cabeza mientras soportaban el instinto animal de cantar
“You've been – thunderstruck!”
Una Buena Vida
“Recorrimos la carretera
Rompimos el límite, llegamos a la ciudad
Atravesamos Texas, si, Texas
Y tuvimos a algo de diversión”
Así que la batería dejó de sonar, Sophia dejó de cantar, Oliver hizo el bajo a un lado un momento como lo hizo Mateo con su guitarra, Lilliam jugó con las cuerdas de su guitarra para dar paso al ritmo característico de “Highway To Hell”. Ahora los espectadores tarareaban en voz baja, pero lo suficiente como para cubrir el bar entero en un grito unísono de emoción y euforia
“No hay señales de stop ni límite de velocidad
Nadie me va a hacer frenar
Como una rueda, voy a girarlo
Nadie se va a meter conmigo
Hey, Satan, he pagado mis deudas
tocando en una banda de rock
Hey, Mamá, mírame
voy de camino a la tierra prometida”
Después de finalizar el tema, sudaban, pero aún no terminaban. Entre los aplausos del público Zoe y Oliver armaron un duo sensacional para dar paso a Sophia y Mateo que iniciaban con la canción mientras entonaban juntos, solo para ser apoyados por la maestría de Lillian en la guitarra.
Sudaban y cantaban
Yeah, you shook me all night long
Sonreían y tocaban
Yeah, you shook me all night long
Cerraban los ojos y vivían
Yeah, you shook me all night long
Terminaron su presentación entre aplausos y agradecimientos, arriba en el escenario, Mateo presencia con emoción su último día en el Paso, sonríe y despide con fortuna a lo que llamó una estadía perfecta, pero faltaba una cosa, la cena