Relatos Macabros

la sombre del olvido

La Sombra del Olvido

La oscuridad era absoluta. No había luces, no había sonidos, no había nada. Solo la sensación de estar suspendido en el vacío.

Y entonces, un susurro. Un susurro que parecía venir de todas partes y de ninguna al mismo tiempo.

"Despierta", decía la voz. "Despierta y recuerda".

Pero ¿qué había que recordar? ¿Qué había que despertar?

De repente, una luz tenue comenzó a filtrarse a través de la oscuridad. Era una luz débil, como la de una vela que se estaba apagando.

Y entonces, la figura comenzó a tomar forma. Una figura alta, delgada, con ojos que parecían absorber la luz a su alrededor.

"¿Quién eres?", preguntó la voz.

La figura no respondió. Solo se acercó más, hasta que su rostro estuvo a solo unos centímetros del mío.

Y entonces, el recuerdo llegó. Un recuerdo que hizo que mi sangre se helara en mis venas.

"La Sombra del Olvido", susurró la voz. "La Sombra que te consume".

El recuerdo fue como un golpe en la cabeza. Me sentí mareado, confundido. ¿Qué era lo que recordaba?

La figura se acercó más, su rostro cada vez más claro. Era un rostro pálido, con ojos negros como el carbón.

"Recuerdas", susurró la voz. "Recuerdas lo que te hice".

De repente, las imágenes comenzaron a fluir. Imágenes de una noche oscura, de una casa abandonada, de una figura que me acechaba en las sombras.

"¡No!", grité, tratando de apartar la figura de mí. "¡No quiero recordar!"

Pero era demasiado tarde. El recuerdo ya había regresado, y con él, el terror.

La figura se rió, una risa fría y malsana. "Ahora recuerdas", dijo. "Ahora sabes lo que te hice".

Y entonces, todo se volvió negro.

Me desperté en una habitación desconocida, con paredes cubiertas de telarañas y ventanas rotas. La luz del sol se filtraba a través de las grietas, iluminando el polvo que flotaba en el aire.

Me levanté, tratando de recordar cómo había llegado allí. Pero mi memoria era borrosa, como si alguien hubiera intentado borrar mis recuerdos.

De repente, escuché un ruido detrás de mí. Me di vuelta y vi a la figura de nuevo, su rostro pálido y sus ojos negros.

"¿Dónde estoy?", pregunté, tratando de mantener la calma.

"Estás en la casa donde todo comenzó", respondió la figura, su voz baja y amenazante. "La casa donde te olvidaste de todo".

Me acerqué a la ventana y miré afuera. La casa estaba en medio de un bosque, rodeada de árboles que parecían alcanzar el cielo.

"¿Qué quieres de mí?", pregunté, volviéndome hacia la figura.

La figura se rió de nuevo, su risa como un cuchillo que cortaba el aire. "Quiero que recuerdes", dijo. "Quiero que recuerdes lo que te hice".

Y entonces, las imágenes comenzaron a fluir de nuevo, imágenes de una noche oscura, de una figura que me acechaba en las sombras...

Las imágenes se volvieron más claras, más vívidas. Recuerdo que estaba en la casa, solo, cuando escuché un ruido detrás de mí. Me di vuelta y vi a la figura, su rostro pálido y sus ojos negros.

"¿Quién eres?", pregunté, tratando de mantener la calma.

La figura no respondió. Solo se acercó más, hasta que su rostro estuvo a solo unos centímetros del mío.

Y entonces, me besó. Un beso frío, sin pasión, sin amor.

Me aparté, asustado. "¿Qué quieres de mí?", pregunté de nuevo.

La figura se rió, su risa como un cuchillo que cortaba el aire. "Quiero que recuerdes", dijo. "Quiero que recuerdes lo que te hice".

Y entonces, todo se volvió negro de nuevo.

Me desperté en la habitación, sudando, con el corazón latiendo a mil por hora. La figura estaba sentada en una silla, mirándome con sus ojos negros.

La figura se acercó más, su rostro pálido y sus ojos negros. "Soy tu hermano", dijo. "Tu hermano gemelo".

Me quedé atónito. No podía creer lo que estaba escuchando. "¿Qué pasó?", pregunté. "¿Por qué me olvidé de ti?"

Mi hermano se rió, su risa amarga. "Te olvidaste de mí porque te convenía", dijo. "Te olvidaste de mí porque no querías recordar".

Y entonces, me contó la verdad. Me contó que habíamos sido inseparables de niños, que habíamos compartido todo. Pero que un día, algo había cambiado. Algo había hecho que nos separara.

"¿Qué fue?", pregunté, ansioso por saber.

Mi hermano se detuvo, como si no quisiera continuar. Pero luego, habló. "Fue un accidente", dijo. "Un accidente que cambió todo".

Me quedé en silencio, tratando de procesar lo que estaba escuchando. Mi hermano se acercó más, su rostro pálido y sus ojos negros.

"Recuerdas ahora", dijo. "Recuerdas lo que te hice".

Y entonces, todo se volvió claro. Recuerdo lo que había pasado, lo que mi hermano había hecho. Y supe que nunca podría perdonarlo.

"¿Qué me hiciste?", pregunté, tratando de mantener la calma.

La figura se rió de nuevo. "Te olvidaste de todo", dijo. "Te olvidaste de mí, de lo que te hice".

Y entonces, me di cuenta de algo. La figura no era un extraño. Era alguien que conocía, alguien que había estado en mi vida antes.

"¿Quién eres?", pregunté de nuevo, esta vez con más fuerza.

La figura se levantó, su rostro pálido y sus ojos negros. "Soy tu pasado", dijo. "Soy lo que te olvidaste".

Me levanté, tratando de mantener la calma. "No entiendo", dije. "¿Qué me hiciste?"

La figura se rió de nuevo, su risa como un cuchillo que cortaba el aire. "Te hice olvidar", dijo. "Te hice olvidar quién eras, qué habías hecho".

Me sentí mareado, confundido. ¿Qué estaba pasando?

Y entonces, todo se volvió claro. La figura era mi reflejo, mi otro yo. Era el lado oscuro de mí mismo, el lado que había intentado olvidar.

"¿Por qué?", pregunté, tratando de entender.

La figura se encogió de hombros. "Porque no querías recordar", dijo. "Porque no querías enfrentar la verdad".

Me sentí asustado, pero también aliviado. Finalmente entendía qué estaba pasando.

"Gracias", dije, mirando a la figura. "Gracias por recordarme".



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En el texto hay: terror paranormal

Editado: 16.11.2024

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