Relatos Macabros

la maldicion de la eternidad

El pueblo de Ravenswood estaba envuelto en una niebla espesa y fría. Los árboles parecían esqueletos que se alzaban hacia el cielo, y las casas parecían tener ojos que te miraban. Emily sintió un escalofrío al bajar del autobús que la había llevado hasta allí.

Había venido a Ravenswood para escapar de su pasado, pero algo en el aire le decía que no había escapado de nada. El pueblo parecía tener un secreto, algo que se escondía detrás de la niebla y las sombras.

Emily se dirigió a la casa que había alquilado, una vieja mansión en el centro del pueblo. La llave giró en la cerradura con un crujido, y la puerta se abrió con un gemido. Emily entró, y la puerta se cerró detrás de ella con un golpe.

Y entonces, escuchó el ruido. Un ruido que parecía venir de las paredes mismas. Un ruido que parecía decir: "Bienvenida a Ravenswood, Emily. Aquí te quedarás para siempre".

Emily intentó ignorar el ruido y explorar la casa. Era una mansión antigua, con habitaciones grandes y oscuras. Cada paso que daba hacía crujir el suelo bajo sus pies.

Mientras exploraba, encontró una habitación que parecía haber sido abandonada. La cama estaba hecha, pero había un armario abierto, y la ropa estaba tirada por el suelo. Emily se acercó al armario y vio algo que la hizo parar en seco.

En la pared del armario, alguien había escrito una frase con letras rojas: "No te quedes aquí". Emily se estremeció. ¿Quién había escrito eso? ¿Y por qué?

De repente, el ruido que había escuchado antes se hizo más fuerte. Parecía venir de la pared del armario. Emily se acercó y puso su oído en la pared. Escuchó una voz susurrando. La voz decía: "Sal de aquí mientras puedas".

Emily intentó ignorar la voz y se fue a dormir. Pero la voz no la dejó dormir. La voz susurraba todo el tiempo, diciéndole que se fuera, que saliera de la casa.

Emily se levantó y se dirigió a la cocina. Necesitaba un vaso de agua. Mientras caminaba, escuchó que la voz se hacía más fuerte. La voz parecía venir de todas partes.

De repente, las luces de la casa se apagaron. Emily se quedó en la oscuridad, escuchando la voz. La voz decía: "Estás atrapada. No puedes escapar".

Emily intentó encontrar una vela o una linterna, pero no había nada. La oscuridad era total. Y entonces, escuchó pasos. Pasos que se acercaban a ella.

Los pasos se acercaban cada vez más. Emily intentó gritar, pero su voz estaba atrapada en su garganta. La oscuridad era total, y no podía ver nada.

De repente, una figura emergió de la oscuridad. Era alta y delgada, con ojos que brillaban en la oscuridad. Emily intentó retroceder, pero sus pies estaban pegados al suelo.

La figura se acercó a ella, y Emily pudo sentir su aliento frío en su rostro. La figura susurró algo en su oído, y Emily sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.

"Estás en mi casa ahora", susurró la figura. "Y nunca te irás".

La figura se desvaneció en la oscuridad, dejando a Emily sola y temblando. Pero entonces, escuchó un ruido detrás de ella. Se dio la vuelta y vio una puerta que no había visto antes. La puerta estaba entreabierta, y Emily sintió una curiosidad morbosa.

Se acercó a la puerta y la empujó. La puerta se abrió con un crujido, revelando un cuarto oscuro y lleno de polvo. En el centro del cuarto, había una caja antigua con un candado oxidado.

Emily sintió una sensación extraña, como si la caja la estuviera llamando. Se acercó y tocó el candado. De repente, el candado se abrió con un clic, y la caja se abrió.

Dentro de la caja, había una serie de objetos extraños y un diario antiguo. Emily abrió el diario y empezó a leer. Lo que leyó la hizo sentir un escalofrío...

Emily leyó el diario con horror creciente. El diario pertenecía a una mujer llamada Elizabeth, que había vivido en la casa hace décadas. Elizabeth había experimentado visiones y sonidos extraños, y había descubierto que la casa estaba habitada por una presencia maligna.

A medida que Emily leía, se dio cuenta de que Elizabeth había sido consumida por la presencia, y había terminado en un estado de locura y terror. Emily sintió un escalofrío al darse cuenta de que estaba experimentando lo mismo.

De repente, escuchó un ruido detrás de ella. Se dio la vuelta, pero no había nada. Volvió a leer el diario, pero las palabras empezaron a borronearse. La habitación empezó a girar, y Emily se sintió mareada...

Emily sintió que la habitación se cerraba sobre ella. El aire se volvió denso y pesado, y pudo sentir una presencia maligna acercándose. Empezó a sudar frío, y su corazón latía con fuerza en su pecho.

De repente, la luz se apagó, y Emily se quedó en la oscuridad total. Escuchó pasos pesados y lentos, que se acercaban a ella. La presencia estaba justo detrás de ella, y Emily podía sentir su aliento frío en la nuca.

La presencia empezó a susurrar en su oído, con una voz que era como un cuchillo afilado. "Te tengo", susurró. "Nunca te irás".

Emily intentó gritar, pero su voz estaba atrapada en su garganta. La presencia empezó a acercarse más, y Emily sintió que su cuerpo se helaba de miedo.

De repente, la presencia la tocó. Fue como un golpe de hielo en su espalda. Emily sintió que su cuerpo se arqueaba hacia atrás, y su mente se llenaba de terror...

Emily sintió que su mente se desintegraba. La presencia la estaba consumiendo, y ella no podía hacer nada para detenerlo. Empezó a ver visiones terribles: criaturas oscuras que la acechaban, sombras que se movían en las paredes, y una sensación de caída perpetua.

La presencia la estaba llevando a la locura, y Emily lo sabía. Pero no podía parar. La presencia era demasiado fuerte, y ella era demasiado débil.

De repente, Emily se encontró en un lugar desconocido. Era un cuarto blanco y estéril, con paredes que parecían cerrarse sobre ella. La presencia estaba allí, mirándola con ojos que parecían quemar.

"Estás mía", dijo la presencia. "Para siempre".



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En el texto hay: terror paranormal

Editado: 22.09.2024

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