Relatos Macabros

las sombras de las montañas

Lucía bajó del autobús y miró alrededor. El pueblo de El Cielo parecía igual a como lo recordaba. Las casas de piedra y tejas rojas se alineaban en la calle principal, y la iglesia del siglo XVIII dominaba el centro del pueblo. Pero algo se sentía diferente.

Hacía cinco años que Lucía no regresaba a El Cielo. Se había ido a la ciudad para estudiar y trabajar, pero la muerte de su madre la había obligado a regresar. Su tía, que la había criado después de que su madre se fuera, la había llamado para darle la noticia.

Lucía caminó hacia la casa de su tía, que estaba en el extremo del pueblo. La puerta estaba abierta, y su tía la esperaba en el porche.

"Lucía, hija, bienvenida a casa", dijo su tía, abrazándola.

Lucía se sintió un poco incómoda. No estaba segura de querer estar allí. Pero su tía la miró con ojos tristes y dijo: "Tenemos que hablar".

Lucía siguió a su tía adentro de la casa. La decoración era la misma de siempre, pero algo se sentía diferente. Y entonces vio el retrato de su madre en la pared. Lucía se detuvo y lo miró fijamente.

"¿Qué pasa, hija?", preguntó su tía.

Lucía no respondió. Solo miró el retrato y sintió un escalofrío. Algo en el pueblo no estaba bien.

Lucía se sentó en el salón con su tía, que le sirvió un vaso de té caliente. La habitación estaba llena de recuerdos de su infancia, pero Lucía no podía sacudirse la sensación de que algo estaba mal.

"Lucía, hija, tengo que decirte algo", dijo su tía, mirándola con ojos serios. "Tu madre no murió de un ataque al corazón, como te dije por teléfono".

Lucía se sorprendió. "¿Qué quieres decir?"

Su tía se inclinó hacia adelante. "La verdad es que no sabemos qué pasó con tu madre. Desapareció una noche, y nunca la volvimos a ver".

Lucía se sintió como si le hubieran dado un golpe en el estómago. "¿Qué... qué quieres decir?"

Su tía suspiró. "Hay cosas que no entendemos en este pueblo, Lucía. Cosas que han estado pasando desde hace años. Y creo que tu madre estaba investigando algo antes de desaparecer".

Lucía se levantó del sofá, sintiendo una mezcla de miedo y curiosidad. "¿Qué tipo de cosas?"

Su tía se miró alrededor de la habitación, como si temiera que alguien estuviera escuchando. "Había rumores de una figura oscura que se veía en la montaña. Algunos decían que era un espíritu, otros que era algo peor".

Lucía se sintió un escalofrío. "¿Y crees que mi madre estaba investigando eso?"

Su tía asintió. "Sí, hija. Y creo que tú deberías hacer lo mismo".

Lucía no podía creer lo que su tía le había dicho. Una figura oscura en la montaña? Sonaba como un cuento de terror. Pero algo en su interior le decía que había algo de verdad en la historia.

Decidió investigar más a fondo. Empezó a preguntar a los vecinos del pueblo, pero nadie parecía querer hablar del tema. Era como si estuvieran todos asustados.

Finalmente, encontró a un anciano que estaba dispuesto a hablar. Se llamaba Don Pedro, y había vivido en el pueblo toda su vida.

"La Sombra de la Montaña es una leyenda antigua", dijo Don Pedro, mirándola con ojos serios. "Se dice que es el espíritu de un hombre que murió en la montaña hace muchos años. Algunos dicen que fue un accidente, otros que fue un asesinato".

Lucía se estremeció. "¿Y crees que mi madre estaba investigando eso?"

Don Pedro asintió. "Sí, hija. Tu madre era una mujer valiente. Quería descubrir la verdad detrás de la leyenda".

Lucía se sintió un escalofrío. "¿Y qué pasó con ella?"

Don Pedro miró alrededor de la habitación, como si temiera que alguien estuviera escuchando. "No lo sé, hija. Pero creo que encontró algo que no debía. Algo que la puso en peligro".

Lucía se levantó del sofá, decidida a descubrir la verdad. "Voy a encontrar lo que pasó con mi madre", dijo.

Don Pedro la miró con ojos tristes. "Ten cuidado, hija. La Sombra de la Montaña no es algo que debas tomar a la ligera".

Lucía no podía sacudirse la sensación de que alguien la estaba observando. Había estado investigando la desaparición de su madre durante días, pero no había encontrado nada concreto. Solo rumores y leyendas sobre la Sombra de la Montaña.

Esa noche, se despertó con la sensación de que alguien estaba en su habitación. Miró alrededor, pero no vio nada. Sin embargo, la sensación persistía. De repente, escuchó un ruido detrás de ella. Se dio la vuelta, pero no vio nada.

De repente, la luz de la luna que entraba por la ventana se apagó, y la habitación se sumió en la oscuridad. Lucía sintió un escalofrío. Alguien estaba en la habitación con ella.

De repente, escuchó una voz susurrando en su oído. "No busques más, Lucía. No querrás encontrar lo que estás buscando".

Lucía gritó y se levantó de la cama. Corrió hacia la puerta, pero se encontró con que estaba bloqueada. La voz susurró de nuevo. "No puedes escapar de la Sombra de la Montaña".

Lucía estaba atrapada en su habitación, sin saber qué hacer. La voz había desaparecido, pero la sensación de que alguien la estaba observando persistía. De repente, recordó un diario que su madre había dejado en su habitación.

Lo abrió y comenzó a leer. Las entradas eran crípticas, pero parecían indicar que su madre había descubierto algo importante sobre la Sombra de la Montaña. De repente, Lucía encontró una entrada que la hizo sentir un escalofrío:

"Hoy descubrí la verdad. La Sombra de la Montaña no es un espíritu, sino algo mucho peor. Es un ser humano que ha estado escondido en la montaña durante años. Y creo que sé quién es".

Lucía se detuvo en seco. ¿Quién podría ser? De repente, escuchó un ruido detrás de ella. Se dio la vuelta y vio a su tía de pie en la puerta, con una mirada extraña en su rostro.

"¿Tía, qué pasa?", preguntó Lucía.

Su tía se acercó a ella y le susurró: "Lucía, soy yo. Soy la Sombra de la Montaña".

Lucía se sintió como si hubiera sido golpeada en el estómago. Su tía, la Sombra de la Montaña? No podía ser. Pero su tía asintió, con una mirada triste en su rostro.



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En el texto hay: terror paranormal

Editado: 22.09.2024

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