23
Veintitrés es el número que antecede al 24 y le sigue al 22. Es un 20 más tres o quizá dos décadas y un sobrante. Se podría decir que es mucho, pero a la vez es tan poco. Estos 23 años han pasado en un parpadear. Parece que fue ayer, la primera vez que abrí mis ojos al mundo. La primera guerra entre yo y el caos.
Al principio, parecía que yo estaba destinado a vencer, se suponía que mis padres me daban herramientas para enfrentar el día a día, que a medida que creciera sería más fuerte. Pero, estaba errado. Aunque mejor digamos que era muy inocente.
Todo lo que había aprendido se esfumó cuando entré en contacto con la crueldad del mundo. Las burlas, las traiciones, las falsas promesas, los malos amores, todo confabuló para que cuando tuviese dos décadas de existencia, me sintiese pisoteado por la vida.
Pero eso no fue todo, la verdad es que el peor mal provenía de mí. Desde lo más profundo de mi ser una mancha se formaba. Un garabato oscuro y despiadado que se tragaba todo a su paso, incluso mis pocas esperanzas. Y ahora, cuando se supone que debo celebrar 23 años de existencia, me encuentro rodeado de personas, pero a la vez me siento solo.
Parece que estoy sumergido en lo profundo del mar y sus palabras no me llegan por mucho que griten. Ni siquiera intento entender lo que quieren decir, ni siquiera vale la pena el esfuerzo cuando ellos no pueden comprenderme. En todo este tiempo, no he hallado a alguien igual a mí, no he encontrado a una persona que comparta este sentimiento.
Y es curioso, no sé si desee encontrar a alguien que se ponga en mis zapatos. No le deseo a nadie tanto mal. No quisiera que cualquier inocente tuviese que soportar mis cargas. Porque, se trata de una maleta muy pesada que me arrastra hasta lo profundo, que me ahoga, me asfixia, me mata despacio.
Y aquí, rodeando una mesa color caoba que tiene un pastel rancio encima, todos cantan mientras mi mente vuela hasta otra parte. Se supone que ahora debo soplar la vela, pero cuando voy a hacerlo, algo pasa. Me inclino suelto una exhalación desde lo más hondo de mis pulmones y…