Relojes: Corriendo

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Nathan rodo los ojos y se puso a su lado, moviendo el mismo la manija, cuando no lo logro por más fuerza que le puso, resoplo frustrado y se dio la vuelta, volvió al sillón mientras tomaba un extraño rollo de papel y lo leía.

La mayoría de las personas se sentían ofendidas cuando la ignoraban, pero Joule odiaba llamar la atención, por lo que se pegó a la puerta deslizándose a una esquina segura lejos de la atención innecesaria.

Al no tener nada que hacer más que esperar intento entender la situación, sin embargo solo escucho diálogos ambiguos que no logro conectar, así que sus pensamientos se desviaron y termino contando las líneas del piso.

-¿Entendiste algo de lo que dijo Francisco? -Nathan le pregunto sin dejar de ver su extraño rollo y Joule movió la cabeza.

-No –negó susurrando muy bajito - solo me metió aquí, ni siquiera recuerdo como paso…

Como no volvió a preguntarle nada se dedicó a mirar su entorno, el cuarto era enorme y más que una habitación parecía una biblioteca, todas las paredes estaban llenas de estanterías repletos de libros, también había varios en el piso, y aun con todo eso el lugar se veía vacío, mirando hacia la ventana se dio cuenta que la cortina se había movido un poco y afuera el día seguía siendo gris y frio, cuando volvió a girar el rostro se encontró con los negros ojos del chico rubio y lúgubre cerca de ella.

-¿El instituto San Isidro aún sigue vivo?

Joule no le respondió porque no tenía el valor, solo toco el broche que sostenía su corbatín. ¿Cuándo se había movido y porque no lo había escuchado? No lo sabía, Nathan siguió quieto ahí, ni siquiera estaba tan cerca de ella, probablemente la situación fuera más incómoda si se acercara más, pero desde esa distancia solo su mirada era intimidante.

-¿Eres una niña? -y fue ahí cuando Joule finalmente lo miro mal, creía que eso era demasiado claro, a pesar de su cabello corto estaba usando el vestido del instituto san Isidro y eso hacía más que obvio el hecho de que era una niña.

Pero a Nathan no le importo su mirada y puso una mano sobre su cabeza, alborotando su cabello y moviéndola de una lado a otro mientras la miraba como si estuviera observando a un animal extraño, Joule no se quejó y solo se dejó hacer a pesar de que estaba llorando por dentro, luego de que acabo se dio la vuelta y volvió al sillón, quedándose en silencio durante un largo momento.

-Mi primo es un tonto –explico serio, como si se tratara de un problema grave, y ella le dio la razón -porque su crianza fue diferente, por lo general sus ideas son dementes, así que no planeo tomar acciones contra ti.

Joule parpadeo mientras miraba al piso intentando entender sus palabras, pero lo único que le llego fue que probablemente podría irse sin problemas, aunque estaba feliz una parte de ella le susurraba que las cosas no podían ser tan fáciles, y de alguna manera al recordar la preocupación de Francisco por su primo frunció el ceño.

 

-¿Por qué tienes que cuidar San Vicente? -se le escapo, pero no creía que fuese algo tan importante ya que ambos primos habían hablado del tema como si nada frente a ella.

-No te interesa -le respondió -y no te inmiscuyas, dudo que lo entiendas.

-Pero tu primo dijo que necesitabas ayuda… -volvió a hablar sin pensar mientras lo miraba, y luego lo imagino saliendo a la calle como estaba, con su ropa rara y sus ceño fruncido.

Definitivamente no iba a encajar e iba a llamar mucho la atención porque parecía sacado de una de las telenovelas de Jenny.

De alguna manera entendió la preocupación de Francisco.

-San Vicente es extraño ¿Sabes? -hablo con un susurro desde su propia experiencia -hace frio la mayor parte del tiempo y cuando sale el sol te quema la piel. La gente también es extraña… solo el otro día se perdieron dos personas por unas pocas horas y armaron un escándalo.

Joule nunca hablaba mucho pero pensaba demasiado, y aunque pensaba demasiado tampoco eran cosas demasiado profundas, más que pensar o hablar le gustaba mirar, mirar el transcurso del día, mirar a la gente y las diferentes situaciones, con eso se daba cuenta de muchas cosas que no podía compartir con nadie gracias a que no hablaba mucho, y de alguna manera en ese momento el grifo se había abierto.

Había estado observando ese último caso ya que le resultaba interesante, aunque todos decían que desaparecieron habían regresado el mismo día, aun así el escándalo que se armó en el instituto fue enorme, con los profesores susurrando en los rincones y advirtiéndoles sobre los peligros del mundo.

Y pensando en eso se preguntó cómo se pondrían cuando se dieran cuenta que ella había desaparecido…

-¿Se extraviaron dos personas?

-Sí, fue hace cuatro días, pero… los encontraron el mismo día.

-¿Paso algo más? -dijo mientras se acercaba.

-No –susurro mirando al piso, cuando Nathan volvió a pararse frente a ella amenazadoramente pero manteniendo su distancia volvió a mirarlo ya que no entendía porque hacia eso- solo nos advirtieron que tuviéramos cuidado.

-¿Estas segura que fue hace cuatro días?



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En el texto hay: infancia, infantil, magi

Editado: 20.02.2021

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