Relojes: Corriendo

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El único desliz que tuvieron fue cuando joule se cruzó con otro de sus compañeros, esta vez era un niño mucho más alto que ella, se habían separado por un descuido por lo que Thomas y el vieron desde primera fila como Joule hablaba con el extraño mientras se ponía roja y tartamudeaba un poco, mirando siempre al piso.

Cuando volvieron a la mansión y le preguntaron sobre ese accidente, joule les conto sobre Leónidas, y como era tranquillo y calmado, que siempre sonreía y nunca gritaba, era maduro para su edad, ayudaba a los demás y que nunca lo había visto enojado o de mal humor.

Cuando acabo de hablar Thomas se sintió ofendido y el creyó que le estaba mandando una indirecta, aunque tuvo que descartar eso ya que esa pequeña mocosa ni siquiera sabía lo que eso significaba.

Después de eso los días se siguieron deslizando lentamente sumergidos en una tranquilidad que debería angustiarlo o estresarlo ya que no lograban descubrir nada, fue gracias a la compañía silenciosa de joule que simplemente aprendió a adaptarse a su nueva situación y deslizarse en esa nueva realidad de la que nunca creyó formar parte.

El día que se dio cuenta de eso fue una tarde soleada, como no tenían nada que hacer de alguna manera terminaron echados sobre el césped, Nathan se sintió sin ánimos para moverse mientras joule intentaba fingir que sus conejos no querían morderla.

La situación le resulto graciosa y por primera vez no intento negarlo, en lugar de eso simplemente sonrió mientras veía como las nubes se iban deslizando lentamente.

Sin pensar en nada, sin preocuparse por nada, sin sufrir por nada, solo se dejó llevar por esa tranquilidad que sumergió a su cabeza y corazón en medio de una paz que nunca había sentido.

 

 

A pesar de su amistad en creciente progreso, Nathan a veces miraba a Joule y se preguntaba porque la había aceptado sin quejarse tanto, si, ella era alguien tranquila frente al peligro y siempre lograba captar los pequeños detalles, pero eso no quitaba el hecho de que sus brazos eran demasiados flacos y era muy pequeña, enserio era demasiado pequeña, tanto que Nathan siempre tenía que mirar hacia abajo y tan ligera que nunca le estorbaba cuando la cargaba.

Y aparte de eso, de nuevo, sus ojos eran nuevamente otro incordio, a Nathan enserio lo ponían nervioso mientras los adultos se derritieran por ella y hacían lo que les pidiese, el problema de esa situación era que Joule nunca les pedía nada, y eso solo provocaba que su favor hacia ella aumentara.

Aunque al final del día solo podía tragarse sus quejas, ya que después de todo la pequeña Joule era algo así como su amiga, y el en fondo agradecía que fuera muy diferente a su prima Eleni.

Las fiestas habían pasado y noviembre se deslizaba lentamente, Jonan se había visto en la obligación de levantarle el castigo y para esas alturas ya conocía casi toda la ciudad, por lo que después de pensarlo decidió reducir el número de días en los que Joule haría a la mansión.

Él siempre tenía en mente que Joule solo era una niña pequeña, y su cuerpo estaba muy lejos de ser como el suyo. Los nefilims eran cazadores, siempre alertas y listos, gracias a su físico superior casi no necesitaban que dormir, solo una noche de sueño a la semana era necesaria para reponerse completamente.

De hecho podían estar durante casi un mes sin dormir, con la única consecuencia de que al final tendrían que recompensarlo hibernando durante varios días. El problema de todo eso era que para empezar odiaban estar inactivos, la sola idea de dormir los ponía nerviosos, incluso cuando sabían que literalmente caían en coma cuando lo hacían, el segundo problema era que les resultaba muy difícil conciliar el sueño por voluntad propia, solo lo lograban agotándose física y mentalmente, e incluso con eso era difícil, al final solo podían tragarse sus quejas e invernar cada mes.

Siempre solo en un lugar seguro donde sabían que nadie los molestaría. De hecho, incluso consientes odian el contacto con otras personas.

Afortunadamente Nathan era ligeramente diferente al resto, aunque solo en el sentido del sueño, su padre había estado loco y fue uno de los mejores guerreros, gracias a lo cual todos lloraron su muerte, sin embargo las maldiciones lo habían afectado más que al resto, su madre había sido la diferencia, aunque no la conocía, gracias a Thomas pudo enterrarse que el que pudiera dormir sin problemas dos horas al día se debía a ella.

Siendo solo una niña, Joule era todo lo opuesto, no le gustaba correr ni sudar, no tenía mucha fuerza en su pequeño cuerpo y dormía mucho, tanto que varias veces se quedó dormida en la mansión gracias a que seguido lo acompañaba en sus búsquedas en medio de la noche.

No tomo esa decisión porque ya no la necesitara, sino porque Joule no podía seguir teniendo una vida tan desordenada por su culpa, y era por ese mismo motivo que estaba yendo una vez más a su escuela, quería explicarle bien las cosas y que no se sintiera mal, a pesar de que la última vez lo saco de ese lugar como si el la avergonzara.

El camino hacia el instituto estaba repleto gracias a que era la hora de salida y varios estudiantes se le quedaban viendo gracias a su cabello rubio, Joule era siempre la que le recordaba que tenía que ocultarlo, sin ella se le olvidaba que desencaja con en el entorno, resoplo y se subió la capucha para seguir caminando.



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En el texto hay: infancia, infantil, magi

Editado: 20.02.2021

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