Katherine
Hoy era mi cumpleaños.
Él día que Luke tenía planeado para hablar sobre nuestra relación.
A pesar de que yo ya me imaginaba la respuesta, quería escucharla salir por sus propios labios. Quería saber que hasta el último momento me quedé y escuché el cierre que tanto anhelaba, porque solo así podría vivir sin remordimientos de que no lo intente y de que tal vez pude haberme ido sin escuchar sus verdaderos sentimientos.
Me arreglé.
Me puse un labial rosa, me maquillé y me sentía mucho más bonita de lo que me había sentido en esta última semana.
Tener a alguien con la que por primera vez empecé a compararme no fue nada bonito.
Odiaba el sentimiento que me provocaba el compararme con una chica linda, pero no podía evitarlo, aquellas palabras solo llegaban a mi cabeza amontonándose hasta que lo único en lo que podía pensar era “ella es mejor que yo”.
La inseguridad que empecé a sentir me carcomía tanto por dentro que en las noches no podía evitar desahogarme con lágrimas y súplicas desesperadas esperando a que llegarán a mi corazón y éste recibiera el mensaje de que dejará de sentir tan solo por unos momentos.
Lluvia era una chica que a diferencia de mi tenía una belleza dulce, era como un soplo de viento cálido. En cambio, yo era como el invierno, una belleza fría y oscura ¿A que hombre le gustaría alguien así?
Lluvia se miraba demasiado joven, no tanto para parecer una niña, pero ella contaba con ese tipo de juventud que las personas solían envidiar.
Su cabello era de un claro chocolate y sus ojos eran de un color café claro.
Mis ojos eran cafés oscuros y mi cabello era tan negro como el azabache.
Ella nunca paraba de sonreír, siempre se mostraba feliz.
Y yo… lo único que hacía estos días era llorar.
Las personas siempre preferirían a la persona feliz, nadie quería ser el psicólogo o el apoyo de alguien que se estaba desmoronando, porque eso significaría que tu también caerías en un momento.
A veces trataba de convencerme de que no envidiaba a Lluvia, porque ahora la chica a la que le brillaban los ojos al hablar ya no era yo.
Nunca pude llevar una conversación demasiado larga con ella, por lo que no la conocía del todo. Pero verla tan cercana a Luke me hizo preguntarme.
¿Esto era lo que a él le gustaba en una mujer?
Eran las 2:00 p.m.
Había terminado de arreglarme y Luke junto con Lluvia no se encontraba en casa, habían salido juntos por una cuestión de negocios, al igual que las veces pasadas. Renata me había preguntado por ella, al parecer a ella no la convencía del todo, no quiso contarme lo que la gente opinaba al respecto, pero no era muy tonta para no darme cuenta el tipo de conversaciones que tenían.
Quiero decir, yo también salía y podía escucharlos hablar cuando pensaban que no podía hacerlo.
A veces eran demasiado obvios y nada discretos, pero no quería demostrar que me dolían sus suposiciones, sobretodo porque muy en el fondo eran las mismas que yo tenía.
Esperé y esperé.
Notaba como la luz del sol se iba apagando y las luces artificiales empezaban a iluminar mi alrededor.
El reloj marcaba las 8:00 p.m.
¿Por qué aún no llegaban?
¿Luke se había olvidado de mi cumpleaños?
Él jamás lo había hecho en estos tres años juntos. Siempre había cancelado sus planes por más importantes que fueran para poder estar conmigo.
—Señora— El secretario de Luke, Guillermo interrumpió mis pensamientos—, me acaban de informar que el señor no podrá llegar a tiempo, así que me preguntaron si quiere ir sola al restaurante que se reservo.
—No— no dude en negarme— solo quiero descansar, gracias Guillermo— le sonreí.— Descansa.
—Igual señora— pude notar su inquietud.
Guillermo era un señor de 58 años que me había ayudado bastante a adaptarme a esta enorme casa. Sabía que me apreciaba tanto como apreciaba a Luke, al cual quería como a un hijo.
También sabía que no le agradaba del todo Lluvia, pero no había nada que yo pudiera hacer al respecto. Era notorio que muy en el fondo él confiaba en nuestra relación, tal vez porque desconocía la mentira de esta.
Cuando subí las escaleras y entre al cuarto que compartía con Luke, me concentré solamente en hacer mis maletas y en dejarle una pequeña carta con el sobre de un nuevo contrato, el acta de divorcio con una firma, ¿Qué significaba esto? Significaba que ya había cumplido y que podría irme libremente a donde yo quisiera.
..
Al amanecer, no pude sentir a Luke a mi lado, era algo que solía ser común incluso antes de la llegada de su nueva novia, él tenía la costumbre de levantarse temprano para las juntas que producían sus negocios, sin embargo, al saber que no había llegado mientras dormía me hizo cuestionarme si paso toda la noche fuera.
Me causaba un poco de gracia que parecía realmente su esposa.
Ya no tenía porque preocuparme de eso, es más, ni siquiera debía de preocuparme desde un inicio.
Cuando baje las escaleras para desayunar los vi.
Lluvia se encontraba tomada del brazo de Luke.
Suspiré alejando mis pensamientos.
—Luke—Alcé la voz—¿Podemos hablar?
Él solo asintió antes de empezar a caminar, esperando a que lo siguiera.
—Sobre ayer—comencé, una vez que entramos a un lugar más privado, su oficina—, dijiste que hablaríamos ayer, pero nunca apareciste.
—Toma—mire sorprendida el objeto que dejo sobre mi mano—Tu regalo.
Una emoción de incredulidad paso por mi rostro ¿Era en serio? ¿Estaba dándome un regalo cuando quería hablar sobre el fin de nuestro trato?
Un regalo era lo que menos quería en este momento, solo quería una explicación, un adiós.
De pronto todas las cosas que quería decirle se esfumaron.
—Lo siento, pero hoy no podré estar en casa, tal vez podremos hablar mañana— fue lo único que dijo, ni siquiera “un feliz cumpleaños Kathy” como solía decirme anteriormente, ¿pero que esperaba? Tal vez esto era mejor así.
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secretos de un pasado y presente oscuro, fidelidad traicion, perdidas de memoria
Editado: 27.06.2024