Remember

7. Katherine… Katherine

Luke

Cuando desperté y vi fotos de personas desconocidas me sorprendí.

Un médico ya me estaba atendiendo, me explico que había tenido un accidente y que este me había provocado una pérdida de memoria, la cual podría volver en cualquier momento.

Guillermo dijo que se encargaría de ayudarme a recordar, pero lo vi innecesario, no creo que haya olvidado nada importante, solo tenía que ponerme al día con mis negocios.

Él insistía demasiado, así que cuando me trajo unos documentos y unas hojas donde una persona me agradecía por todo lo que había hecho por ella, me sorprendío ¿Yo dando caridad a los demás? Definitivamente ese no era yo, o por lo menos no era la persona que estaba acostumbrado a ser.

¿Quién era esa persona que me pintaba como un ángel?

—Katherine—susurre su nombre contra mis labios.

Una extraña sensación recorrió mi cuerpo cuando lo hice. Aquella chica había venido a verme.

Ella era muy hermosa, podía ver porque mi antiguo yo había aceptado esa propuesta tan ridícula. Pero había algo que me sorprendía, por qué si la razón por la que acepté era lo que pensaba, ¿por qué nos habíamos divorciado?

Algunos recuerdos vagos llegaron en la noche de haberla conocido.

Eran vagos, porque pude ver las acciones que tuve con ella, pero no las razones de porque las realicé, si quería saberlo tenía que ir con ella. Eso era algo que me molestaba.

Pero otra chica entró antes de que ella se marchara.

Una chica demasiado emocional y animada, ¿por qué me abrazo y me toqueteo sin mi permiso?

Ella insistía en que era su pareja y a diferencia de la chica de pelo negro, esta parecía tener más confianza tocándome.

Por alguna razón eso no me gustaba.

Sin embargo, no tenía tiempo para andar en noviazgos, había perdido tanto tiempo de mis memorias que si no me ponía a trabajar no podía estar al tanto de mis negocios, cosa que era más importante para mí.

Así que con el dolor que vi en la cara de esa chica, decidí dejarme toquetear por la persona que parecía ser la que menos problemas traería.

Cuando la vi alejarse algo en mi tembló, pero no tenía tiempo para entender mis emociones, para mi, ella era una simple extraña.

—¡Amor!—una manos tocaron mi rostro, cambiando la dirección de mi mirada—, dejá de verla, ahora me tienes aquí contigo, puedes preguntarme cualquier cosa, yo te responderé con toda la verdad.

Ahora solo necesitaba un descanso, así que le pedí a Guillermo con una señal que sacara a aquella chiquilla.

Cuando por fin me encontraba solo en mi oficina, pude tomar asiento y vizualizar una foto a la que antes no le había prestado atención.

Éramos Katherine y yo en el día de nuestra boda.

—¿Cómo puedo saber que esto no fue hecho por photoshop?

Sabía que me hacía esta pregunta porque muy en el fondo no quería admitir que realmente me casé con ella por desición propia.

Me quede mirando algunos segundos aquella foto enmarcada en mi escritorio.

Abrí mi cajón derecho y pude ver decenas de fotos.

Lo extraño es que ni siquiera yo salía en ellas.

Y la musa de las fotos, era la chica que se marchó con los ojos destrozados.

—¿Eras tan importante para mí?—. Pregunté al aire.

...

—Señor, su auto se encuentra listo ¿Quiere que le pida un chófer o se siente listo para manejar?

—Hmmm, pide al chófer— respondo sin más, leyendo las noticias desde mi celular.

Mientras espero una idea cruza por mi cabeza.

—Comentale que iremos a un lugar algo apartado.

—Sí, señor.

Una sonrisa pasa por mi cara. Ire a verte Katherine, para poder llenar mis memorias vacías.

—¿Vas a algún lugar?— una voz molesta interrumpe mis pensamientos.

—Sí.

—¿Puedo ir contigo?

—No.

—Vamos di que sí—empieza a jalonear mi brazo—. Siento que últimamente estas siendo muy seco conmigo, eso no me esta gustando.

—Escucha, no tengo ni idea de quien eres ni que es lo que estás haciendo viviendo en mi casa, no me importa la versión de mi que conociste antes, este soy yo ahora, y no me interesas en absoluto.

Pude ver como sus ojos se llenaron de lagrimas, pero no tuvieron ningun efecto en mí.

No los tuvieron como otro par de ojos.

Y eso era lo que más me preocupaba.

¿Por qué estas dos mujeres podían actuar igual, pero solo me importaría lo que una de ella este sintiendo?

Ese era un problema enorme que tenía que solucionar.

Y esperaba que pronto dejará de serlo.

 




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