Renacer

Capítulo XXII

Capítulo XXII

Inesperado 

 

 

Bastián 

 

Mis ojos están sobre el fuego que danza ante mí, estoy mirando fijamente a la chimenea mientras mi mente se pierde en mil pensamientos diferentes. Aunque el baile de las llamas me hipnotiza y me tranquiliza aún estoy repleto de pensamientos que me consumen. 

 

Estar tranquilo y con la mente serena es un trabajo arduo, porque cada vez que me encuentro de esa manera pensamientos que no me agrada intentan entrar entre la paz que intentó mantener, imágenes de mi vida antes de todo el desastre que sucedió suelen atacarme, por ello me gusta estar rodeado de ruido, de Abby que me distraiga, pero en este momento, ella ya está dormido y yo solo observo a la nada y a la vez al todo. 

 

《¿Estoy haciendo bien?》

 

Es una pregunta que consume mi mente a cada segundo, tengo miedo a no hacer lo correcto, después de la última vez me da pánico cometer errores similares que me lleven a perderlo todo de nuevo. 

 

《¿Qué sería de mí si otra vez la vida me patea las bolas?》

 

No creo ser capaz de levantarme una segunda vez, la primera fue como caminar sobre lava mientras una cerca de púas envenenadas rodeaba mi pecho, fue doloroso; creo que tengo más de una razón para tener miedo a avanzar de esa manera. 

 

La copa que reposa en mis manos la dirijo hacia mis labios, las llamas siguen vivas iluminando la estancia, recordando momentos dónde ambos veíamos esta escena como algo romántico. 

 

Aún después de tantos años me sigo preguntando ¿Por qué? Y todavía no he encontrado la respuesta, y no creo encontrarla algún día. 

 

Soy masoquista porque a pesar de que los recuerdos queman, muchas veces elijo perderme en ellos, me gusta recordar cuando realmente era feliz. 

 

Por años he sentido un vacío enorme en el pecho, si bien Abby llena una parte enorme de mi corazón, la parte que ocupa Alex nadie ha sido capaz de tocarla de nuevo, me da miedo dejar entrar a alguien que cause dolor o que al contrario me haga tan feliz que me haga olvidarla. 

 

《¿Está bien pasar la página?》

 

Tengo ese miedo constante de meter la pata, ahora no soy solo yo, está mi hija; primero me cortaría una mano a qué mi hija tenga que sentir dolor por alguna de mis decisiones, me da miedo que ella se encariñe con alguien que luego ya no esté, por ello siempre he sido muy cuidado. 

 

《Pero ya conoce a Samantha.》

 

Mierda, Samantha es algo que no sé explicar de alguna manera ella aparece y mi día se siente mejor, no sé si debería asustarme, no sé si está bien seguir avanzando y mucho menos sé si voy muy rápido, de lo único que soy consciente es que me gusta y que mi corazón parece sentirse más cálido. 

 

Llevo años viviendo dentro de un corazón que no deja entrar luz, y siento que ella puede ser capaz de ser ese rayito que necesita mi vida. La vida es incierto, no puedo certificar que ella me pueda ser feliz, pero creo que si lo intento puede pasar; quizás no sea más que ese escalón que necesito para salir del pozo oscuro que he estado escalando por años 

 

Pero a pesar de que ella pueda ser lo que necesito, no quiero olvidar a Alex, se que es imposible que olvide todo lo que alguna vez vivimos, pero el miedo sigue ahí. Creo que solo debo tener un equilibrio entre el presente y el pasado, no por crear nuevo recuerdo debo dejar una vida atrás. 

 

Puede que mi mente sea en este momento una maraña de pensamientos confusos, entre seguir en la oscuridad o dejar que Sam ilumine ese camino que por años me he negado a transitar.

 

Cuando era niño deseaba ser grande, ahora que lo soy me odio de niño por pedir estupideces, la vida adulta es una mierda, una sola decisión mal tomada jode tu vida para siempre. 

 

《¿Por qué la vida es tan jodida?》

 

 

(...) 

 

Los fines de semana son mi momento de descanso —aunque Abby no me deja dormir muy tarde— suelo levantarme sobre las diez, pero este sábado es especial, por ello estoy despierto a las ocho de la mañana preparando el desayuno para mi hija, mi madre y para mí; hoy es nuestra segunda cita. 

 

Anoche entre mis divagaciones decidí que mi bebé no iría hoy conmigo a pesar de que Sam también la incluyó en los planes, la razón es sencilla, deseo conocer primero a Samantha y ver si esto funcionará, no quiero que ella se acostumbre o quiera a alguien que luego se aleje; es mi manera de protegerla. 

 

Por esa razón he llamado a mi madre y le pedí si me ayudara cuidandola, luego de un interrogatorio extenso sobre qué voy hacer, estuvo encantada de ayudarme. 

 

La puerta sonó y supe de quién se trataba, Abby justo estaba bajando de su habitación cuando escuchó la puerta y se acercó para preguntar. 

 

—¿Quién es? —Ella está parada frente a la puerta y yo la observo desde la cocina. 

 

—Soy yo. —Veo a mi hija arrugar el entrecejo y acercarse un poco más. 

 

—¿Yo quién? —Solo rió entre dientes, mi bebé es una cosa seria, se perfectamente que sabe quién es pero solo lo hace para exasperar a la otra persona. 

 

—Abby por Dios ábre que estoy cargando un pastel muy pesado. —Ella al escucharla abre mucho sus ojos y sin pensarlo más le abre emocionada hasta que ve las manos de su abuela vacías. 

 

—Abuelaaaaaa y el pastel. —Un puchero se asoma de sus labios. 

 

—Abby, ¿Acaso esas son formas de saludar a tu abuela? —Le miro mientras sigo volteando los panqueques. 

 

—Pero papi yo quería pastel. —Suspiro al escucharla y solo la miro con algo de severidad —Está bien, hola abuela ¿Sabías que engañar es malo? 

 

—¡Abby! —Le regaño mientras mamá solo ríe, siempre consintiendola. 



#40129 en Novela romántica

En el texto hay: intriga, drama

Editado: 06.01.2022

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