? Capítulo 10 — El Despertar de los Poderes Olvidados.

La luz del salón de invocación parpadeó, oscilando en respuesta a la presencia del Leviatán. Auren sintió cómo el aire se volvía denso, cargado de una presión tan pesada que parecía que todo el mundo la estaba observando. Esa criatura ancestral, que acababa de invocar, no era algo común, ni siquiera entre las bestias más poderosas de la Academia.

El Leviatán, imponente y sombrío, permaneció suspendido en el aire, sus ojos como pozos de oscuridad infinita. Auren sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal. Algo no estaba bien.

El círculo de invocación brilló con una luz roja y oscura, una señal de que algo había alterado la magia. Los demás estudiantes observaban con asombro, algunos con miedo, otros con celos.

Pero antes de que pudiera formular una palabra, el Leviatán se inclinó hacia ella, su voz profunda y gutural resonando en su mente.

—No tienes control sobre mí, pequeña invocadora. ¿Qué crees que haces al llamar a los antiguos?.

La conexión con el Leviatán fue violenta. Auren no tenía el control total que pensaba. La magia estaba inestable. Sintió una presión asfixiante, una necesidad de ceder. ¿Realmente podía controlarlo? ¿O estaba jugando con fuerzas mucho más allá de su comprensión?

De repente, el espíritu se detuvo. Su forma cambió, como si estuviera fusionándose con la misma agua que lo rodeaba. Con una ráfaga de energía, el Leviatán desapareció.

El salón quedó en silencio, un silencio pesado. Todos los ojos estaban ahora en Auren. ¿Había fallado? ¿O había tocado un poder tan profundo que los demás no podían siquiera imaginarlo?

Severian, el instructor, observó sin decir palabra. La mirada de Kael, que había permanecido implacable hasta ese momento, se encontró con la de Auren. Pero no fue una mirada de desafío o superioridad. Fue algo más profundo. Intriga.

La siguiente clase transcurrió en silencio. Nadie habló sobre lo sucedido, pero todos sabían que Auren no era una invocadora común. Ya no lo era. Los ecos del Leviatán resonaban en su alma, un vínculo imparable.

Esa misma noche, Auren regresó a su habitación, sumida en pensamientos. El mar, la magia, los pactos. ¿Qué había desatado? ¿Qué había invocado realmente?

Pero antes de que pudiera caer en la contemplación profunda, la puerta de su habitación se abrió con un sonido estruendoso. Allí, en el umbral, se encontraba Kael, con sus ojos fríos y una sonrisa en sus labios.

—Parece que has causado algo de revuelo, niña del mar —dijo con tono mordaz, pero con una chispa de curiosidad en su mirada.

Auren no respondió de inmediato, su mente aún se encontraba atrapada en las huellas del Leviatán. Pero al final, sus labios se curvaron en una sonrisa desafiante.

—Solo estoy comenzando. Lo que tú y los demás no entienden, Kael, es que no hay cadenas que puedan atarme. Y eso… te aterroriza.

Kael no respondió de inmediato, pero su sonrisa desapareció. En sus ojos, Auren vio algo que nunca había esperado: temor. No era miedo a su poder, sino algo más profundo.

Sin embargo, él no podía permitir que eso quedara sin respuesta.

—Entonces prepárate, Auren Lysvalen —dijo con voz baja, su tono cargado de amenaza—. El verdadero juego recién comienza. Y en este juego, no todo el mundo juega con las mismas reglas.

Con un giro rápido, Kael se dio la vuelta y desapareció en la oscuridad. Pero sus palabras quedaron en la mente de Auren, como una sentencia.

Al día siguiente, un mensaje llegó para Auren. No era una carta, ni un pergamino oficial de la Academia. Era un pequeño trozo de marfil, con símbolos extraños que solo ella podía leer.

"Nos vigilas, pero no ves la verdad. Ven al Bosque de la Desolación. Allí, las respuestas llegarán. Pero ten cuidado, no todos los secretos desean ser revelados."

El mensaje la heló. El Bosque de la Desolación era conocido por pocos, un lugar donde la magia más oscura y peligrosa habitaba. Un lugar donde se decía que los pactos más prohibidos eran firmados.

Auren sabía que no podía ignorarlo. El juego había comenzado, y ahora, no solo se trataba de sobrevivir, sino de descubrir la verdad que todos temían.

Capítulo 11: Auren se adentrará en el Bosque de la Desolación, enfrentándose a los secretos de la Academia, desvelando lo que se esconde tras las sombras. La traición está más cerca de lo que imagina.

¿Qué te parece? ¿Listo para enfrentar los secretos oscuros del Bosque de la Desolación?