📖 Capítulo 14 — El Camino del Caos: Entre la Oscuridad y la Redención
La sombra del dragón de oscuridad seguía dominando el cielo. El rugido de la bestia resonaba con una fuerza tan poderosa que parecía romper el mismo aire. Auren sintió cómo su corazón latía con fuerza, su mente dividida entre lo que había hecho y lo que estaba por hacer.
El Guardián del Equilibrio no la dejaba ni por un segundo. Sus ojos, llenos de una sabiduría antigua, observaban cada movimiento de la joven invocadora. Ella podía sentir cómo la magia oscura la llamaba, cómo el Leviatán comenzaba a reclamar su poder. Pero algo dentro de ella, algo más profundo, le decía que no todo estaba perdido.
—Debes decidirte. —El Guardián habló con voz grave, la neblina oscura que lo rodeaba danzando como si fuera parte de su ser—. El Leviatán ya ha comenzado a reclamar lo que le pertenece, pero la decisión sobre cómo manejar este poder está en tus manos..
Auren levantó la cabeza, enfrentando la realidad. El dragón que había aparecido no era solo una manifestación de poder, sino un recordatorio constante de que las fuerzas que había desatado no podían ser contenidas sin consecuencias. Sin embargo, la luz de la verdad brillaba en su interior, y algo le decía que no todo estaba perdido. Aún podía redimir su alma.
El Guardián, percibiendo su indecisión, dio un paso hacia adelante, despojándose de su máscara. Bajo ella, su rostro era joven, pero sus ojos… sus ojos estaban llenos de historias interminables, de siglos de vigilancia.
—Si eliges el camino de la oscuridad, el Leviatán será tu aliado. Pero el precio será tu alma, y las consecuencias caerán sobre el mundo entero. Nadie quedará a salvo. —Sus palabras eran como un eco que resonaba en el corazón de Auren—. Si eliges el camino de la redención, perderás la oportunidad de controlar la oscuridad, pero el equilibrio será restaurado. Sin embargo, el costo será alto, mucho más de lo que imaginas..
Auren cerró los ojos, sintiendo el peso de cada palabra. La elección no era fácil. El Leviatán le ofrecía poder sin igual, pero las consecuencias de aceptar ese poder eran inimaginables. La redención podría ser el camino correcto, pero ¿qué significaba perderlo todo?
—No hay camino sin sacrificios. —Dijo Auren, abriendo los ojos, fijos en el Guardián. El camino que elija será mío, pero no me rendiré tan fácilmente..
El Guardián la observó en silencio, su expresión imperturbable, pero algo en su mirada revelaba una sombra de respeto. Quizás no todos los invocadores tenían la fuerza de voluntad para hacer frente a una elección tan difícil.
—Entonces, elige. —Sus palabras eran un susurro, y la magia a su alrededor creció, pulsando con intensidad.
Auren extendió su mano hacia el aire, invocando la magia que había comenzado a dominar su ser. El Leviatán rugió en su interior, reclamando el control, pero Auren apretó los dientes y centró su voluntad en algo más.
—No quiero el control de la oscuridad. —Su voz era clara y firme—. Quiero redimir lo que he hecho..
Con un destello de luz, la energía que había desatado comenzó a disiparse, pero no de la forma que esperaba. Un torbellino de magia oscura rodeó a Auren, como si el universo estuviera resistiéndose a su decisión. El Leviatán se alzó en su mente, una presencia amenazante, dispuesta a arrastrarla de nuevo hacia el abismo.
—¡No! —gritó Auren, luchando contra la tentación del poder oscuro. ¡No seré tu esclava!.
La luz dentro de ella se intensificó, luchando contra la oscuridad que amenazaba con consumirla. De repente, la figura del Leviatán apareció frente a ella, su forma masiva oscureciendo todo a su alrededor. Pero algo había cambiado. Auren no sentía miedo. Sentía comprensión.
—¿Por qué luchas contra lo que te ha sido otorgado? —La voz del Leviatán resonó en su mente, profunda y envolvente.
—Porque no seré tu peón. —respondió Auren, su voz firme, con una determinación que no había tenido antes. Seré dueña de mi propio destino..
Con un grito interno, Auren rompió la conexión. La magia oscura que había comenzado a consumirla se desvaneció, y la neblina que había envuelto el patio se disipó lentamente.
El Guardián observó en silencio, impresionado.
—Has tomado la decisión correcta. —Dijo, su voz grave—. Pero recuerda, no todo se puede salvar..
En ese instante, un rugido lejano resonó en la distancia, seguido de una explosión de energía que sacudió la tierra. El Leviatán no iba a rendirse tan fácilmente. Y las fuerzas que Auren había desatado ya estaban más allá de su control.
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Editado: 18.05.2025