Renacer de Cenizas y Mareas.

Capítulo 16 — La Tormenta se Desata: Entre el Fuego y la Oscuridad

📖 Capítulo 16 — La Tormenta se Desata: Entre el Fuego y la Oscuridad

La tierra tembló con el impacto de los ataques del bastión flotante. La magia oscura seguía extendiéndose como un manto de sombra, mientras las fuerzas del caos se desbordaban, desafiando todo intento de defensa.

Auren sintió el poder de la magia a su alrededor, pulsando en su interior, resonando con las sombras que había invocado. El Leviatán no se contentaba con destruir, sino que quería arrastrar todo a su dimensión oscura, un lugar donde la luz se extinguiera y solo quedara la perpetua oscuridad.

A su lado, Kael luchaba con furia, conjurando hechizos de luz que iluminaban el campo de batalla, protegiendo a los estudiantes y profesores de la Academia mientras las bestias del Leviatán caían sobre ellos. Pero a pesar de sus esfuerzos, la magnitud de la amenaza era abrumadora.

No podemos seguir a la defensiva por mucho más tiempo. —Auren dijo, su voz grave y llena de determinación. El Leviatán está ganando terreno..

Kael asintió, su rostro tenso por la concentración.

Tienes razón, pero no podemos abrirnos demasiado. Si lo hacemos, nos quedaremos sin fuerzas para la batalla final. —respondió él, defendiendo a un grupo de estudiantes con una barrera de luz.

Auren cerró los ojos, sintiendo el peso de la situación. No podía seguir jugando con la magia oscura, pero tampoco podía abandonar a los que dependían de ella. Había llegado el momento de hacer algo más.

Tengo una idea. —dijo finalmente, abriendo los ojos con una nueva resolución. Voy a invocar el espíritu ancestral..

Kael la miró con sorpresa. El espíritu ancestral era una entidad poderosa, un ser que había estado oculto durante siglos, esperando el momento adecuado para despertar. Su poder era inmenso, pero invocarlo era peligroso, incluso para Auren.

¿Estás segura? El espíritu ancestral no es algo que puedas controlar sin consecuencias. —dijo Kael, claramente preocupado.

Auren asintió, con una mirada feroz en su rostro.

No tengo otra opción. Si quiero salvarnos, debo arriesgarme. —dijo, comenzando a reunir la magia en su interior, haciendo que el aire se cargara de energía oscura y luminosa a la vez.

El cielo sobre ellos comenzó a oscurecerse aún más, como si el mismo Leviatán estuviera sintiendo la invocación. La tierra vibró con una fuerza colosal mientras Auren canalizaba la energía en un punto de su ser.

Un temblor, y de la nada, una figura antigua y majestuosa emergió frente a Auren: el espíritu ancestral, una criatura etérea de luz y sombra entrelazadas. Sus ojos brillaban con sabiduría y poder, y su presencia era tan abrumadora que la magia oscura retrocedió a su paso.

¿Me has llamado, hija de la oscuridad? —La voz del espíritu ancestral resonó en el aire, profunda y llena de ecos de antiguos tiempos.

Auren se inclinó ligeramente, reconociendo la magnificencia de la entidad.

Sí. He invocado tu poder para detener al Leviatán. Pero necesito tu ayuda para contener la oscuridad que amenaza con destruirlo todo..

El espíritu ancestral observó la situación, su mirada penetrante recorriendo el campo de batalla, viendo a las bestias marinas y los demonios que se alzaban a su alrededor.

La oscuridad es poderosa, pero tu luz es más fuerte si la controlas. —dijo el espíritu ancestral—. No basta con invocar magia. Debes abrazar la luz y la oscuridad en ti misma. Si te dejas consumir por la oscuridad, perderás tu alma. Si solo sigues la luz, la batalla será larga y perderás mucho más..

Auren sintió el peso de sus palabras, y en su interior, la batalla entre la luz y la oscuridad se intensificó. El Leviatán rugió en su mente, exigiendo su control, mientras el espíritu ancestral ofrecía la posibilidad de equilibrar ambos poderes.

Con un grito de guerra, Auren levantó las manos, fusionando las dos fuerzas dentro de su ser. La magia oscura y la magia de la luz se unieron en una explosión de energía, un torbellino de magia que atravesó el campo de batalla, desintegrando las hordas de demonios y bestias marinas que se acercaban.

¡Ahora! —gritó Auren, dirigiendo su energía hacia el Leviatán que se alzaba en la distancia, su forma gigantesca cubriendo el cielo.

El Leviatán sintió el golpe de la energía, pero no cedió. Con un rugido furioso, lanzó su ataque más potente, un haz de oscuridad pura que rasgó el aire, dirigiéndose directamente hacia Auren.

En ese momento, el espíritu ancestral intervino. Con un solo gesto de su mano, una barrera de luz y sombra rodeó a Auren, absorbiendo el impacto del Leviatán.




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