Capítulo 19 — La Tormenta de Sombras: La Cosecha del Mar.

📖 Capítulo 19 — La Tormenta de Sombras: La Cosecha del Mar

El aire sobre las costas del norte se cargó de una energía oscura, casi palpable, como si la naturaleza misma se estuviera retorciendo. El sombrío señor de las tormentas había invocado una tormenta interminable, un manto de nubes negras que oscurecía el cielo y traía consigo una fuerza destructiva que se desataba sin piedad sobre el mundo.

Las criaturas marinas, monstruos de leyenda que habían permanecido olvidados en las profundidades del océano, se alzaban en bandadas, sus cuerpos gigantescos emergiendo de las aguas embravecidas, cubiertos de escamas negras que reflejaban el resplandor de los relámpagos.

Auren se encontraba al frente de su grupo, su rostro marcado por la resolución de aquellos que ya han visto la oscuridad, pero también por una inquietud interna. La batalla contra el Leviatán le había mostrado lo que su magia podía hacer, y cada vez que la usaba, sentía que su conexión con la oscuridad se profundizaba.

—Auren… ¿estás bien? —preguntó Kael, su voz tensa, mientras miraba al horizonte. Aunque sus palabras eran suaves, su preocupación era evidente. Sabía que la joven no solo enfrentaba a las criaturas marinas, sino también a una lucha interna que podría ser aún más peligrosa.

—Sí. —respondió Auren, con una voz que no reflejaba completamente lo que sentía. Su mirada se fijó en la tormenta, viendo cómo la oscuridad que se cernía sobre ellos parecía responder a su propio poder. Las olas chocaban contra los acantilados, y el viento cortante traía consigo el retumbar de los truenos.

—No te creo. —Kael insistió, acercándose más, su mano en su hombro. —Te estás controlando, pero no sé por cuánto tiempo más. La magia oscura está… no puedo explicarlo, pero se está haciendo más fuerte..

Auren cerró los ojos un momento, respirando profundamente. Su cuerpo estaba marcado por las cicatrices de su propio poder, las venas en sus muñecas brillaban débilmente con una luz siniestra. Sentía el tirón de la oscuridad, como si estuviera a punto de devorarla, y sabía que esta batalla sería crucial, no solo para su futuro, sino para el destino de todos los que amaba.

—Lo sé. —susurró, abriendo los ojos, ahora fijos en el horizonte. —Pero no puedo rendirme. No hasta que derrotemos a este enemigo..

La tormenta se desató con furia. Criaturas marinas, algunas con tentáculos de varios metros, otras con colas que podían desgarrar las rocas, avanzaban por las olas, moviéndose a una velocidad impresionante. Gigantescas serpientes de mar, con ojos resplandecientes, atacaban a los barcos de los aliados de Auren, destruyéndolos con facilidad.

Auren no podía perder más tiempo. Invocó su magia, dejando que el poder oscuro se liberara de sus cadenas. Las sombras se arremolinaban alrededor de ella, un espectro que respondía a su voluntad, pero también lo hacía a la sombra que había comenzado a consumirla.

Kael y los demás combatientes se lanzaron al ataque, pero la tormenta seguía intensificándose, y el enemigo parecía conocer cada uno de sus movimientos.

De repente, una inmensa sombra emergió del mar, más grande que cualquier criatura conocida. Era el señor de las tormentas, su figura envuelta en nubes de furia y electricidad. Auren lo vio, y una oleada de oscuridad le invadió el cuerpo, mientras el señor de las tormentas extendía sus brazos, y la tormenta aumentaba aún más en violencia.

—¡Eres tú quien ha desatado este caos! —rugió el señor de las tormentas, su voz retumbando como un trueno. —La oscuridad dentro de ti será mi aliada. Tu poder se unirá al mío..

Auren lo miró, su alma retorciéndose por dentro al sentir la tentación de ceder. Pero Kael se acercó, poniéndose entre ella y el enemigo.

—¡Auren! —gritó Kael, con fuerza. —No puedes permitir que te controle. Tú eres más fuerte que esto..

La luz en su voz, su presencia reconociendo la fuerza de Auren, la ancló a la realidad. Ella respiró hondo, y cerró los ojos por un instante, permitiendo que todo lo que había aprendido, todas las decisiones tomadas, la guiara.