Capítulo 21 — La Verdad Oscura: El Guardián del Abismo.

📖 Capítulo 21 — La Verdad Oscura: El Guardián del Abismo

La figura del guardián, envuelta en sombras y misterio, seguía observando a Auren con una intensidad que parecía perforar su alma. A medida que sus ojos brillaban con una luz antinatural, Auren sintió una presión abrumadora, como si el universo entero estuviera pesando sobre ella. La oscuridad que se desataba en su interior comenzó a retorcerse, como si reconociera la presencia del guardián.

—El sello que han roto es más antiguo que las estrellas mismas. —dijo la figura, su voz resonando en las paredes de la ciudad abandonada. —Tú no entiendes lo que has desatado, joven maga. No entiendes lo que eres..

Auren se mantuvo erguida, enfrentándose a la figura del guardián. Aunque su corazón latía con fuerza y la magia oscura seguía ardiendo en su interior, no podía permitirse flaquear. Ya no era la misma persona que había llegado hasta aquí, esa joven vulnerable que se había encontrado con Kael. Ahora era Auren, la maga de la oscuridad, la que había superado tantas batallas y desafíos.

—Lo que soy es lo que he decidido ser. —respondió con firmeza. —Lo que me consume no me controla. Yo controlo mi destino..

El guardián la observó en silencio, como si estuviera evaluando cada palabra, cada sentimiento en su corazón. Finalmente, habló con un tono grave y profundo.

—No es tan simple. —dijo, levantando una mano hacia el cielo. —Tú has tocado el abismo, y el abismo te ha tocado a ti. La oscuridad que ahora resides dentro de ti no es solo magia. Es un legado, un poder ancestral que pertenece a la primordial. Este poder no puede ser controlado por un simple deseo. Si no eres cautelosa, serás consumida por él..

Auren apretó los dientes, pero no dejó que la duda la dominara. Sabía que el guardián tenía razón en un nivel muy profundo. La magia oscura que fluía por sus venas no era algo que pudiera ignorar o suprimir. Había algo dentro de ella, una fuerza primigenia, un vínculo con los orígenes mismos del universo que se estaba despertando.

—Entonces, ¿qué debo hacer? —preguntó con voz firme, enfrentando al guardián sin flaquear. —No puedo darme por vencida. Mi destino es mío, y no permitiré que esta oscuridad me controle..

El guardián dejó caer su brazo, y un suspenso se extendió entre ellos. La tensión en el aire era palpable, como si el futuro mismo estuviera suspendido en un hilo.

—Hay una forma de sellar esta oscuridad. —dijo finalmente el guardián, su tono cargado de una sabiduría antigua. —Pero para ello, deberás hacer un sacrificio. Un sacrificio que nadie más podrá hacer por ti..

Auren frunció el ceño. Sabía que en su corazón no había vuelta atrás. Si había una forma de sellar el poder dentro de ella, debía tomarla.

—¿Qué tipo de sacrificio? —preguntó, su voz apenas un susurro.

El guardián se inclinó ligeramente hacia adelante, y la sombra a su alrededor pareció intensificarse, volviéndose más espesa.

—Tendrás que renunciar a parte de lo que te hace humana. —su voz se convirtió en un eco sombrío. —La oscuridad que habita en ti es un fragmento de la esencia primordial. Para que el sello sea efectivo, deberás ofrecer tu alma como ofrenda, entregando parte de tu ser a la oscuridad misma. Si fallas, si no cumples con el pacto, entonces te consumirás por completo, y la oscuridad será liberada para siempre..

El aire se volvió aún más pesado, como si el mismo mar estuviera conteniendo su aliento.

Auren miró al guardián, su mente dándole vueltas a sus palabras. El sacrificio que le ofrecía no solo era su magia, sino algo mucho más profundo, algo que podría significar su final.

En ese momento, Kael dio un paso adelante, rompiendo el silencio.

—Auren, no puedes hacer esto sola. —dijo con urgencia, su rostro grave, pero con una determinación visible. —No importa el sacrificio que debas hacer, no estás sola en esta lucha. Nosotros, tus amigos, te apoyaremos. No tienes que elegir entre tu humanidad y el poder que posees..

Auren giró la cabeza lentamente hacia él, su mirada profunda, pensativa. En los ojos de Kael, vio no solo la preocupación, sino también un compromiso inquebrantable. La amistad entre ellos, los sentimientos que ambos habían guardado en silencio, parecían flotar en el aire, y por un breve instante, Auren se preguntó si, tal vez, la oscuridad no tenía que ser su única compañera.