Renacer de Cenizas y Mareas.

Capítulo 23 — Renacimiento: El Precio del Sacrificio.

📖 Capítulo 23 — Renacimiento: El Precio del Sacrificio

La luz del amanecer bañaba la ciudad costera, pero su resplandor no lograba disipar por completo la sombría sensación que se cernía sobre el lugar. Auren se encontraba postrada en el suelo, su cuerpo agotado por la batalla interna que había librado. El sello de la oscuridad había sido logrado, pero a un precio. El poder que había desatado y luego contenía ahora corría por sus venas, pero no de la misma manera. Algo había cambiado en ella.

Kael la sostenía en sus brazos, su rostro tan grave como siempre, pero con una mirada que reflejaba tanto el alivio como la preocupación. Sus manos temblaban ligeramente, pero no podía permitirse mostrar su miedo. Auren había ganado, pero ella también había perdido algo en el proceso.

Auren, ¿cómo te sientes? —preguntó con voz suave, casi un susurro, como si temiera romper el delicado silencio que se había instalado entre ellos.

Auren cerró los ojos por un momento, sintiendo una extraña calma envolverla. La oscuridad ya no la consumía de la misma forma, pero sentía su presencia como una sombra que nunca la dejaría completamente. El sacrificio había sido necesario, pero la magia oscura seguía corriendo por sus venas, transformándola de maneras que aún no comprendía.

Estoy... bien, Kael. —dijo, su voz más tranquila de lo que él esperaba. —Pero algo ha cambiado en mí. El poder que sellé, no se ha ido... solo... está dormido..

Kael frunció el ceño, preocupado. La oscuridad que había sellado no desaparecía por completo. Auren había entregado parte de su alma para contenerla, pero ahora la magia oscura no era algo que pudiera ignorar. Era una parte de ella, algo que siempre estaría allí, vigilante.

Eso no es algo con lo que puedas vivir sola, Auren. —respondió, su tono serio. —Deberemos encontrar una manera de ayudarte a controlar lo que has desatado. No puedes cargar con todo esto sin ayuda..

Auren lo miró a los ojos, y en su mirada había una sabiduría silenciosa. Sabía lo que Kael quería decir, pero ella había elegido este camino. El sacrificio había sido parte de su destino, y aunque no sabía exactamente cómo, iba a aprender a controlar el poder que residía en ella.

No estaré sola, Kael. —afirmó, con una sonrisa leve. —Tú y los demás siempre estarán conmigo. Pero este poder es algo que debo aprender a dominar por mí misma. Y lo haré..

Kael asintió lentamente, aunque aún podía ver la inquietud en sus ojos. Sabía que el camino que Auren había elegido no era fácil, pero su voluntad era más fuerte que cualquier oscuridad que pudiera enfrentarse. De alguna manera, ella superaría esto.

Mientras Auren y Kael se ponían de pie, la ciudad a su alrededor comenzaba a despertar. Los habitantes salían de sus hogares, sin comprender completamente lo que había ocurrido en su ciudad, pero sintiendo la calma que había llegado. La oscuridad había sido sellada, y con ello, la amenaza que pendía sobre todos ellos había desaparecido.

Sin embargo, la paz era solo temporal. Auren no podía olvidar lo que había dejado atrás. La oscuridad seguía latiendo dentro de ella, y las preguntas sobre su futuro comenzaban a acumularse. ¿Cómo podría vivir con esa magia oscura aún dentro de ella? ¿Qué consecuencias tendría en su vida y en las vidas de aquellos que la rodeaban?

A lo lejos, en las sombras del horizonte, algo se movía. Un susurro, apenas audible, llegó hasta los oídos de Auren. Una presencia oscura, casi familiar, parecía estar vigilando desde lejos.

Auren se giró, su instinto de supervivencia alertado. ¿Quién estaba allí?

Kael notó la tensión en su cuerpo y se acercó a ella, pero Auren levantó una mano para detenerlo. Sus ojos brillaron con una intensidad que solo él conocía. Algo estaba por venir, algo que no podían evitar.

Al caer la noche, la luz de la luna se reflejaba en las aguas del mar. Auren se encontraba de pie, mirando el horizonte, mientras Kael permanecía a su lado. La magia oscura palpitaba en su interior, pero su control sobre ella se volvía más fuerte con cada respiración.

De repente, el aire comenzó a vibrar con una energía extraña. Una figura apareció ante ellos, envuelta en una capa negra que reflejaba la oscuridad de la noche. La presencia que emanaba de la figura era familiar, pero Auren no sabía si debía sentir miedo o reconocimiento.

Vas por buen camino, Auren. —la figura habló con una voz grave, pero cálida. —Pero sabes que este no es el final..




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