Capítulo 28 — El Rostro del Abismo: Batalla por el Alma.

📖 Capítulo 28 — El Rostro del Abismo: Batalla por el Alma

La neblina oscura se arremolinaba alrededor del Señor del Abismo, creando una cortina de sombras que se movía con vida propia. Su presencia era abrumadora, como si todo el peso de las oscuridad antigua que había sellado el mundo desde tiempos inmemoriales se concentrara en su figura. Auren podía sentir su poder corriendo por su cuerpo, pero no solo el suyo; también sentía el llamado de la magia oscura que residía dentro de ella, queriendo fusionarse con este ser, dominarla por completo.

Kael, al verla luchar contra sus propios sentimientos y el poder interno, no podía quedarse quieto. Su espada brillaba tenuemente con un resplandor próximo a la luz, pero no era suficiente para enfrentar al Abismo. El Señor del Abismo sonrió de una manera que heló su corazón.

—¿Qué harás, Guardiana? —preguntó la figura oscura, su voz como el eco de mil voces perdidas. —¿Te atreverás a desafiar tu destino? Tú eres mía..

Auren miró al Señor del Abismo, los ojos llenos de determinación. Sabía que este no era un simple enfrentamiento. No solo estaba luchando por su libertad, sino también por el control de lo que quedaba de su alma.

—No soy tuya. —dijo con voz firme, a pesar de la lucha interna que sentía. —El Abismo no me controla. Yo elijo mi destino..

El Señor del Abismo rió, un sonido tan profundo que parecía sacudir los cimientos de la academia. La magia oscura se movió a su alrededor como un manto, pero Auren no dio un paso atrás. En su interior, sentía cómo la oscuridad luchaba por tomar el control, pero también sentía la luz que no había perdido, esa parte de ella que no permitiría que fuera consumida.

De repente, el Señor del Abismo levantó una mano, y una explosión de energía oscura irrumpió en la sala, lanzando a Auren y Kael hacia atrás. El poder de la magia negra los rodeaba, y Auren sentía cómo sus fuerzas se desvanecían. Pero justo cuando la oscuridad estaba a punto de engullirla, algo en su interior despertó.

Era la magia ancestral de su linaje, la que había estado sellada dentro de ella desde su reencarnación. Una onda de energía pura emergió de su cuerpo, chocando contra la oscuridad. Auren pudo sentir cómo el Abismo retrocedía, como si fuera una fuerza que temía lo que acababa de liberar.

—¡Este poder es mío! —gritó Auren, su voz llena de una fuerza que no había sentido nunca.

El Señor del Abismo parecía sorprendido, aunque no completamente derrotado. Sus ojos brillaron con una ira antigua.

—¿Qué eres tú? —preguntó, sus palabras un susurro lleno de terror. —¡No puedes desafiarme!.

Auren, ahora completamente conectada con la magia ancestral, levantó ambas manos. Los vientos de la tormenta se arremolinaron a su alrededor, las sombras y la luz fusionándose de una manera imposible. Todo el poder que había dentro de ella, esa magia antigua y esa oscuridad interior, ahora se convertía en un solo punto de control.

Kael observó en asombro. Nunca antes había visto a Auren tan poderosa, pero también veía el riesgo en sus ojos. Sabía que, si no controlaba bien esa magia, el Abismo podría consumirla de nuevo.

El Señor del Abismo levantó su mano, lanzando una oleada de magia destructiva hacia Auren. La batalla alcanzó su punto culminante, las sombras y la luz chocando en una explosión de energía que iluminó toda la academia.

Auren extendió sus manos hacia el ataque, y la magia ancestral de su linaje se desató, absorbiendo la oscuridad. Era un enfrentamiento entre dos fuerzas antagónicas, una de luz y otra de sombra, luchando por el control.

En el último instante, cuando parecía que la batalla había llegado a su fin, Auren cerró los ojos y permitió que la magia oscura y la luz se fusionaran completamente dentro de ella. Fue un momento de transformación total. La oscuridad ya no era algo que temiera, sino algo que podía dominar.