Capítulo 3: Espíritu de venganza (2)
Sintiendo una fuerte sensación de arrogancia por haber logrado descubrir las intenciones de ese caballero, afortunadamente logré anticiparlo.
Kofa, caminando por las calles oscuras y sin dejar de darle mordiscos a la pata de cerdo, avanzó con la intención de esperar al caballero.
Al igual que en esa situación, logré ver que ese caballero llamado Alcorth tiene una mala tolerancia al alcohol y lo más seguro es que salga de la casa sin rumbo fijo.
Desde las sombras, logré ver con claridad la posición de los dos guardias que vigilan la casa del jefe de la aldea y esperé durante un buen tiempo.
Pasaron cerca de dos horas y el mismo caballero llamado Alcorth salió vestido únicamente con una especie de bóxer.
Kofa no dudó; al ver que la situación era favorable y que ese tipo no tenía armas, actuó sin pensarlo.
Utilizando la magia de fortalecimiento en todo su cuerpo y logrando alcanzar una velocidad muy alta, combinado con su pequeño cuerpo, era como una especie de duende salido del infierno.
Kofa vio con una emoción de rabia cómo ese tipo lo alcanzó a ver, pero de nada le sirvió. Cambiando parte del poder mágico al arma, un cuchillo que se iluminó de color blanco atravesó como un pastel el corazón del caballero y, sin perder tiempo, realizó un salto, manteniendo la mano firmemente insertada dentro del pecho del tipo, y la subió, causando así una gran herida hasta la garganta.
Como último acto, ese caballero dio un grito ahogado y se derrumbó al suelo; rastros de orina y excremento podían verse en el cuerpo del hombre muerto.
Kofa se recuperó y de inmediato insertó toda la magia extraña en su cuerpo para lograr un fortalecimiento muscular, y sin esperar más, salió corriendo sin rumbo fijo.
"¡Mierda! ¡Ataque enemigo! ¡Ataque enemigo! ¡Algo nos atacó!"
Esos fueron los gritos que Kofa logró escuchar antes de salir del alcance de los gritos.
Sin que lo supiera, una risa pervertida se formó en sus labios agrietados, cubiertos de grasa y salsa. Avanzó rápido, aún sin detenerse, ya sea por la adrenalina o el impulso de la magia. Sintió un fuerte deseo de destruir todo.
Logró llegar en tiempo récord a uno de sus refugios, donde descansaba después de cazar. Cuando tenía tres años, recuperó los recuerdos y duró unos meses adaptándose a su entorno. Después, salió a cazar, utilizando la magia que algún dios lo había bendecido, y construyó este pequeño lugar: una casa de plantas con madera bajo tierra, completamente oculta e imposible de ver desde fuera. Pero, una vez dentro, tienes una ligera vista por unos bordes donde la luz se filtra y puedes ver la situación de afuera. Kofa llegó y, sin dudarlo, realizó una rápida revisión del entorno para no dejar fallas que pudieran hacerlo visible y así esperar a la muerte.
Después de relajarse al ver que todo estaba bien, se sentó sobre una piel seca de animal y miró la cecina seca y negra que había dejado en caso de emergencia. Sin dudarlo, se acercó y tomó un puñado de ceniza para comerlo.
Esperó durante un buen tiempo y, sin darse cuenta, cayó en las manos de Morfeo.