Renacer en la Oscuridad ( #2 saga fuego )

Capítulo 3: Una tregua frágil

Narrado por Alekséi

Los recuerdos son una carga curiosa. Pasan años, y uno cree que puede enterrarlos en las sombras, pero todo cambia cuando menos lo esperas. Ver a Isabella después de tanto tiempo había desenterrado emociones que creía controladas. Pero esta vez no había espacio para distracciones. El juego era más grande que nosotros, y si no jugábamos bien, todo podría derrumbarse.

Me dirigí al lugar acordado para nuestra próxima reunión con la cabeza llena de posibilidades. Isabella había aceptado mi ayuda, aunque no sin reservas. Eso era un avance, pero también una advertencia: cualquier paso en falso podría costarme más que una alianza.

El salón privado del restaurante era discreto, con ventanas opacas y un aire de exclusividad. Llegué antes que ella, como siempre. Había algo en ser el primero que me daba ventaja; me permitía analizar el entorno, prepararme para cualquier eventualidad.

Cuando Isabella llegó, su presencia llenó la habitación. Vestía un traje negro impecable, con una determinación que casi podía tocarse. Esa era ella: fuerte, inquebrantable, una líder en toda su esencia.

"Puntual, como siempre," dije mientras tomaba asiento frente a ella.

"No me gusta perder el tiempo," respondió, su voz tan fría como su mirada.

"Lo sé. Por eso estamos aquí."

Desplegué sobre la mesa los documentos que había traído. Mapas, reportes, imágenes. Todo lo que había recopilado sobre los ataques recientes.

"Los patrones son claros," dije, señalando los puntos marcados en el mapa. "No es una estrategia rusa. Esto es alguien jugando a ser nosotros."

Isabella examinó los documentos en silencio. Sus ojos se movían rápidamente, absorbiendo cada detalle, evaluando cada posibilidad.

"¿Tienes algún sospechoso?" preguntó finalmente.

"Aún no. Pero estoy seguro de que es alguien con recursos y conocimiento de ambas organizaciones. Alguien que sabe cómo enfrentarnos."

Su mirada se endureció. "Si es un infiltrado, significa que uno de los nuestros está jugando un doble papel."

"Exacto. Y ese es el mayor riesgo. Si no lo detenemos pronto, esto podría desencadenar una guerra."

El silencio se instaló entre nosotros por un momento. Era evidente que ambos estábamos sopesando nuestras opciones, nuestras alianzas y, sobre todo, nuestra confianza.

"Entonces, ¿cuál es tu plan?" preguntó finalmente, cruzando los brazos.

"Unir fuerzas," respondí sin rodeos. "Si trabajamos juntos, podemos identificar al traidor antes de que haga más daño."

Isabella dejó escapar una risa suave, pero no había humor en ella. "¿Trabajar contigo? ¿Realmente crees que confío en ti, Alekséi?"

"No," admití. "Pero sé que confías en tus instintos, y esos mismos instintos te dicen que no soy tu enemigo."

Sus ojos se clavaron en los míos, desafiándome a retroceder. Pero no lo hice. Esta no era solo una negociación; era una prueba, y ambos lo sabíamos.

Finalmente, Isabella suspiró y asintió. "Está bien. Pero hay condiciones."

"Dime."

"No me ocultarás nada. Toda la información, todos los movimientos, los compartirás conmigo."

"De acuerdo."

"Y si descubro que me estás mintiendo, Alekséi, no habrá tregua que te salve."

Sonreí, incapaz de contenerme. "Siempre me ha gustado tu forma de negociar."

"Y siempre me ha irritado tu arrogancia," respondió, aunque una ligera sonrisa asomó en sus labios.

Esa noche, mientras regresaba a mi base en Roma, no podía dejar de pensar en ella. Isabella siempre había sido un enigma para mí, una combinación perfecta de fuerza y vulnerabilidad. Pero ahora, más que nunca, era mi aliada, y eso lo complicaba todo.

Mis hombres estaban esperándome cuando llegué. Nikolai, mi hermano menor, fue el primero en hablar.

"¿Cómo te fue con la reina italiana?" preguntó con una sonrisa burlona.

"Cierra la boca, Nikolai," respondí, lanzándole una mirada de advertencia. "Esto es serio."

Él levantó las manos en señal de rendición. "Solo intento aliviar la tensión. ¿Entonces van a trabajar juntos?"

"Por ahora. Pero será complicado."

"Siempre es complicado con ella, ¿no?"

No respondí. Nikolai conocía lo suficiente de mi pasado con Isabella como para saber que no había una respuesta simple.

A la mañana siguiente, me reuní con mi equipo para trazar el plan inicial. Necesitábamos identificar a los infiltrados y descubrir quién estaba detrás de los ataques. Pero lo más importante era mantener la tregua intacta.

"Esto es lo que vamos a hacer," dije, señalando el mapa en la mesa. "Dividiremos las áreas de investigación. Isabella y yo nos encargaremos de las principales conexiones, mientras ustedes se infiltran en las organizaciones más pequeñas."

Nikolai asintió, aunque no pudo resistirse a lanzar otro comentario. "Trabajar con Isabella... ¿Eso incluye cenas románticas y paseos bajo la luna?"

Esta vez no me molesté en responder. Había cosas más importantes en juego.

Mientras mi equipo se dispersaba, volví a pensar en Isabella. Sabía que trabajar con ella no sería fácil, pero también sabía que era la única forma de detener esta amenaza. Y aunque no quería admitirlo, una parte de mí ansiaba pasar más tiempo a su lado, incluso si eso significaba arriesgarlo todo.



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En el texto hay: recuentos, mafia ..., mafia amor

Editado: 15.03.2025

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