CAPITULO 2
Matthew abrió los ojos, encontrándose en un lugar extraño se sentó de golpe mirando todo el lugar, la luz se filtraba por las cortinas, hasta que recordó que ya no estaba en su casa, suspiro, se froto los ojos y miro el reloj despertador que se encontraba en el buro, a un lado de la cama.
-Las diez –dijo para sí mismo- ¡Las Diez de la mañana! –repitió sorprendido, tenía tiempo que no dormía tanto y sin tener pesadillas. Se levantó de la cama se asomó por la ventana, el sol era brillante, hacía calor, los pájaros cantaban posándose en el árbol que estaba frente a la casa, a lo lejos se escuchaba el ruido de la gente caminar y saludarse en la calle, era un lugar muy diferente a donde él creció. –Es mejor adaptarme ya no me queda otra, ahora voy a vivir lejos de casa, aunque aquella ya no es mi casa, sin mis padres ya no es lo mismo.
Matthew se bañó y cambio su ropa por algo más cómodo, bajo a la cocina pero en el comedor se encontró un plato tapado y sobre este una nota: Mathew regreso en un momento, desayuna y desempaca. Nos vemos pronto.
El joven puso la nota en una esquina de la mesa y destapo el plato de comida, era algo que él no conocía, estaba indeciso si probar o no pero cuando el olor a comida llego a su nariz su estómago decidió por él, comenzó a gruñir exigiendo que lo alimentara y esa comida olía delicioso, se sentó en la silla tomo una cuchara y empezó a comer, realmente estaba rico, termino todo, antes de regresar a su recamara lavo sus platos y subió para desempacar, estaba en el tercer escalón cuando recordó que no conocía la casa, volvió a bajar y deambulo por la casa, observo la cocina, la sala, sus ojos se posaron en el enorme televisor que estaba en la sala, tomo el control remoto, encendió el aparato y busco entre los varios canales algo que le gustara, por suerte entendía el idioma, así que todo sería más fácil.
El sonido de la puerta llamo su atención regresando a ver en esa dirección. Sofía entro cargando varias cosas, entre ellas un uniforme escolar.
-¡Buenos días! ¿Cómo amaneciste? –pregunto dulcemente la mujer.
-Bien tía gracias, ¿dónde estaba? ¿Qué es esto? –pregunto recibiendo el uniforme escolar.
-El lunes entras a la escuela, y este es tu uniforme.
-¿Escuela? Y ¿Está muy lejos? –por la mente del chico pasaron los diversos documentales que había visto del país, sobre niños caminado horas para llegar a una escuela por caminos llenos de plantas, piedras y animales peligrosos.
-Claro, no vas a perder el año, apenas empezó el ciclo escolar aquí, estamos en diciembre. Y no esta tan lejos…
-¿Tendré que caminar mucho? –pregunto temiendo lo peor.
-No, está cerca los alumnos van caminando a la escuela.
Uno de los temores de Matthew se hacía realidad: Caminaría para llegar a la escuela, solo esperaba que no fuera un camino feo y no se encontrara con algún animal peligroso. Solo río para ocultar su temor, aun no tenía confianza con la tía para expresarle sus miedos y preocupaciones. Pero tenía que preguntar.
-¿Me voy a ir solo?
–No, te iras con los vecinos. ¿Ya desempacaste?
-No aún no.
-Hazlo hoy porque mañana tenemos que ir a comprar tus útiles escolares y zapatos o lo que te haga falta. Pero ahora vamos a hablar.
-Te escucho tía. -Ambos se sentaron en la sala mirándose.
-Primero: en casa trabajaremos los dos, tú tienes que ayudar en la limpieza de los trastes, mantener limpia tu recamara, algunos mandados etc. Segundo: Debes obtener buenas calificaciones, no creo que este sistema sea más difícil que el de la escuela en la que estabas. Y debes de portarte bien con los vecinos, son personas amables, llevo muchos años aquí y siempre nos hemos llevado bien.
-Está bien tía, no te preocupes.
Los días pasaron rápido, las compras con tía Sofía eran entretenidas, aunque cansadas pero le agradaban, en las noches terminaba rendido, tenía poco tiempo para el dolor, eso no quería decir que estuviera olvidando a sus padres, pero ya no se sentía solo, Sus padres siempre estarían con él. Nunca los olvidaría, cada noche antes de dormir hablaba con ellos.
Sofía trabajaba se encargaba de la empresa que había construido con su esposo, el tiempo lo dividía entre los negocios y su ahora hijo. Matthew ahora ya era su hijo desde que lo adopto para poder encargarse de él, eso le pedía la ley y a ella no le ocasiono ningún problema encargarse de su sobrino. Su condición no le permitía tener hijos y él podría ser el hijo que ella siempre deseo, solo que no le gusto la forma en que el llego a su vida: perdiendo a su hermano y su mujer. Las cosas sucedieron de esa manera y ya no se puede hacer nada, solo seguir viviendo. Esperaba que Matthew algún día le tuviera afecto, no pedía que la viera como a una madre pero al menos que la quisiera un poco. Él sería lo más cercano a un hijo.