Renacer entre sombras

El despertar entre sombras

"Un despertar imposible: volvió para ajustar cuentas."

Miro a mi alrededor. Estoy en una habitación que me resulta familiar. Hay una cama individual con un acolchado de flores. Al lado, una mesa de luz sostiene un portarretratos: mi madre y yo, cuando apenas tenía un año. Al ver la foto, una profunda tristeza me embarga. Se suponía que, en este momento, debería estar abrazada a mi madre, contándole todo lo que no pude compartir con ella en este último tiempo.
Pero hay un pequeño detalle: estoy con vida.
¡Qué carajos pasó! Estoy segura de que morí.

Mi último recuerdo es el de Clara apuñalándome en la yugular, la visión de la famosa luz… y luego, despertar aquí, en el cuerpo de mi yo de catorce años. No puedo recordar qué pasó en el medio. ¿Por qué volví? ¿Soy la única? Nunca escuché hablar de alguien que pudiera resucitar.
Pero ¿a esto se le puede llamar “resucitar”? Porque no solo volví a la vida, también rejuvenecí.

Me acerco al espejo frente a la cama. La imagen que me devuelve me resulta extraña y familiar al mismo tiempo: mi rostro joven, mis ojos grises con aquella inocencia que alguna vez tuve… aunque ahora hay algo distinto en ellos. No sabría decir si es por todo lo vivido o por el simple hecho de haber vuelto.
Mi cabello castaño me sorprende; hacía más de seis años que no veía ese color en mí, desde que me lo teñí rubio a los dieciocho. Este cuerpo es mío, pero no el de mi yo adulta. He vuelto a mi adolescencia.

¡Estoy viva!
Repito la frase una y otra vez en mi mente mientras busco algo que me indique la fecha. En un escritorio bajo la ventana solo encuentro hojas en blanco y algunas fotos con mi madre. Miro afuera: un bosque. Un recuerdo me golpea. Esta debe ser la vieja casa familiar donde solíamos pasar las vacaciones.

Bueno, una incógnita menos. Ahora necesito saber qué día es.
Recorro la casa hasta llegar a una sala con un sillón negro y un televisor Smart de cincuenta pulgadas. Tiene internet. No lo puedo creer: en medio del bosque, con conexión. Busco la fecha. 25 de marzo de 2022.
El día en que cumpliría veinticinco años… o mejor dicho, el día en que cumplo veinticinco años en un cuerpo de catorce.

Perdí un mes entre mi muerte y mi regreso. ¿Qué pasó durante ese tiempo?

De pronto, la visión se me nubla. Un dolor punzante me atraviesa la cabeza y el pecho mientras asimilo lo que esto significa.

—¡Realmente he renacido… y en mi yo de catorce años! —susurro, aunque estoy sola.

Eso solo puede significar una cosa: he vuelto para vengarme.
Dicen que la venganza es un plato que se sirve frío… y ahora tengo todo el tiempo del mundo para planear la mía.

Clara me mató para quedarse con mi herencia y ser la “hija única”, pero no sabe que hay una cláusula que mi madre incluyó para protegerme. Solo mi padre la conocía, por eso nunca intentó hacerme daño. Me pregunto qué habrá sentido al enterarse de mi muerte.
Debería buscar en internet si aparezco como muerta o desaparecida, pero aún no estoy lista para enfrentar eso. Es demasiado por hoy.

Cierro los ojos y trato de imaginar cómo será mi nueva vida. Una cosa tengo clara: esta vez voy a vivir como corresponde.
Me quedaré unas semanas aquí, en esta casa alejada del mundo, hasta ordenar mis pensamientos. Luego buscaré a la única persona en quien puedo confiar: Santiago Cooper, primo lejano de mi madre y heredero designado en caso de mi fallecimiento. Él podrá ayudarme.

Claro que hay un pequeño detalle: ¿cómo me presentaré ante él en este cuerpo adolescente? Nadie esperaría ver a una mujer resucitada y rejuvenecida diez años.

Tendré que pensar muy bien cómo manejarlo. Por ahora, necesito descansar.
Vuelvo al cuarto y me recuesto en la cama. El cansancio me vence. Quizás, cuando despierte, tenga algunas respuestas. O, al menos, la mente más despejada.
Es demasiada información para un solo día.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.