Renacido Como Un Error.

Conversación Irreverente.

—¿Eh? ¿Qué es este lugar? ¿Por qué no siento dolor? ¡No me jodas! ¿Acaso morí? —Dijo Higasa con un tono exasperado.

—Oye mocoso ¿No te vas a callar? Si, estás muerto ¿Como esperas haber sobrevivido a eso? Literalmente te dispararon en la cabeza, para un humano, es imposible sobrevivir a eso. —Dijo una voz extrañamente reconfortante.

—Supongo que tienes razón... Espera ¿Quién está ahí?

—¿Qué crees que sigue después de la muerte? ¡Soy una diosa!

—Buen chiste, tu, ¿Una diosa? Si te pareces a mí profesora de ciencias en primaria.

—Estas generaciones ya no respetan ni a las entidades cósmicas... si, aunque no lo creas, yo soy una diosa, y te estuve mirando durante tus últimos momentos. Ay chico, ¿Qué tanto hiciste como para que todos ellos te odiaran tanto?

El ambiente se sintió un poco más frío de repente. El espacio alrededor de Higasa era blanco como la leche, tranquilo y sereno, ideal para la estadía de las almas.

—Según ellos; yo me quería meter con Mireia, la chica que le gustaba a ese tal "Maestro".

-Para ser honesta, no me interesan tus conflictos amorosos, lo que me interesó fué tu último pensamiento, una persona normal le hubiera pedido ayuda a ese tal "Dios", pero tú lo que hiciste fue cagarte en el, ¿Te crees mucho, verdad?

—No, se que iré al infierno por hacer eso, hasta siento que nos estamos tardando más de lo debido.

La diosa mira con una profunda decepción directo al alma de Higasa.

—Ja, ¿Realmente creíste esa porquería? Ese tal "Dios" que adoran en tu tierra es mi primo, uno de los más débiles de la jerarquía, él creó tu sistema solar, y nada más que eso, ni siquiera pudo crear más vida fuera de tu planeta. Desde que creó a los humanos ha tenido el ego por las nubes, amenazó al primero de los tuyos con eso de "enviarlo al infierno si no lo adora" para que todos sus descendientes lo adoraran y creyeran en el como la "deidad superior". Lo que en tu mundo llaman el "ser omnipotente, omnipresente y omnisciente" no es nada más que la falacia de un payaso con el ego demasiado alto, el se la pasa intentando ligar con diosas y nunca lo logra, a veces da hasta lástima lo mucho que lo rechazan. —le explicó la diosa a Higasa con un tono burlesco.

—Si todo lo que me enseñaron de pequeño es mentira, ¿Entonces que es esto? ¿El cielo? ¿El infierno? ¿El crepúsculo?

-De hecho, este es el cielo.

—¿Eso quiere decir que me gané la oportunidad de estar en el cielo? —Dijo Higasa con los ojos brillantes.

—No, ¿Por qué crees que acá no hay más almas? Cuando mueres tu alma reencarna en la conciencia de cualquier otro cuerpo. Por ahora, mientras se decide en qué o dónde lo harás, te quedarás como esa esfera blanca de energía que eres ahora.

—¿Está bien? —Dijo Higasa, sorprendido por lo que le había dicho Riama.
—«Así que todas esas historias de mierda de Isekais son posibles ¿Eh?».

★★★

—«Han pasado 4 días desde que estoy aquí ¡Es aburrido ser una bola blanca de energía!». —Pensó Higasa, aburrido y algo estresado a causa del movimiento errático que provoca ser un alma, no puedes dormir ni correr, solo eres una esfera blanca de energía cuya velocidad de movimiento es fija.

—!Higasa! —Exclamó la diosa Riama.

—¡Ya decidimos a qué mundo te enviaremos!

—«¿Mundo? ¿No era otro cuerpo?»
—Pensó Higasa, confundido por la frase de la diosa.

—Decidimos enviarte a un lugar muy similar a dónde vivías, es casi como un universo paralelo a donde estabas en tu anterior vida.

—Supongo que eso está bien. Ojalá que sea en un país pacifico, como Suiza ¿A qué lugar me enviarás? ¿A que familia perteneceré? ¿Seré clase alta o baja?

—Te mandaré a la pobreza si sigues con esas preguntas estúpidas. —interrumpió Riama, estresada por lo molesto que era Higasa. —Te enviaré a un pequeño pueblo en el sur-oeste de Moscú, ¿Querías una vida pacífica, cierto? Pues ahí la tienes.

—Me parece bien, ya hacía falta un cambio de ambiente, Japón me resultaba muy pesado.

—Te daré un pequeño regalo como compensación por la forma en que moriste.

—¿Dime? No te escuché bien.

—Nada. —Dijo Riama con una leve sonrisa.

—«Hacía mucho que un humano no me divertía así». —Pensó.

El alma de Higasa comenzó a desaparecer lentamente enfrente de Higasa.

—Gracias por lo agradable que fué estar aquí, Riama. —Dijo Higasa sin su habitual tono sarcástico.

—Si, como sea, vas a recordar tu vida pasada, es parte de tu regalo, quiero que tengas en cuenta tu pasado para ser mejor en este futuro.

—«¿Es en serio? Me va a tocar acordarme de esta porquería?».

—Si.

—¿Eh?

—Recuerda que soy una diosa, puedo leer tus pensamientos.

Esas fueron las últimas palabras que escuchó Higasa antes de desaparecer por completo del cielo.




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