En el campo de entrenamiento de Landeler...
Sus labios se movían al unisono y el sabor del otro inundó la boca de ambos. Eleein se colocó encima de él sin separarse ni un segundo y su mano viajó desde el pecho de Eldar hasta la nuca enredado los blancos cabellos del chico en los dedos. Este agarró a la joven por la cintura y notó como ella se tensaba con el toque de sus manos. Cuando se separaron para poder respirar Eleein clavó sus grandes ojos marrones en los verde esmeralda de Eldar.
- Me estás volviendo loco - Susurró él contra sus labios, algo que a ella le pareció muy sensual.
Volvió a besarle, pero esta vez con aún más pasión que antes. Eldar bajó sus manos hasta sus caderas y ella empezó a quitarse la armadura. Eleein en su cabeza repetía mil y una vez que aquello estaba mal, pero su corazón deseaba otra cosa, así que dejó de pensar y no se detubo. El elfo quería hacerlo otra vez, quería sentir que la tenía solo para él, así que este también comenzó a desvestirse. Seguían besándose y enredando sus cabellos en los del otro hasta que Eldar paró.
- ¿Que ocurre? - preguntó ella confundida.
- Sígueme.
Este se puso de pie casi completamente desnudo y agarró a Eleein de la mano. Juntos corrieron en dirección opuesta al castillo hasta un precioso río que fluía calmo en medio de la noche. La muchacha miró de nuevo al joven y volvió a unir sus labios. La ropa que a ambos les quedaba calló al suelo y ellos se echaron encima de la suave hierba. Todo el deseo y la pasión que habían acumulado se liberó y sus cuerpos por fin de unieron.
Un tiempo después ambos estaban tumbados y abrazados entre si. Eleein hacía círculos con su dedo índice en el pecho de él y este peinaba el pelo de la chica con sus dedos. Estaban relajados al sentir el calor del otro en sus pieles desnudas, pero ella no estaba tranquila. Quería explotar y decirle todos los sentimientos que aquello les estaba causando. Necesitaba que Eldar supiera todo aquello y deseaba con toda su alma que él sintiera lo mismo.
- Creo que me estoy enamorando de ti... - Soltó por fin. Se arrepintió unos segundos de haberlo dicho, tenía miedo de que él se alejara por culpa de eso y ya no tuvieran la misma relación que tenían hasta ese momento.
- Yo también - Contestó el chico mirándola. Una sonrisa afloró en sus labios y la besó -. Será mejor que volvamos - añadió después de separase -, es muy tarde ya.
- Tienes razón.
Recogieron todas sus cosas y se vistieron para después entrar en el palacio. Desearon no encontrarse con nadie, ya que sería muy incómodo explicarle a otra persona por qué habían llegado tan tarde, y más si era uno de sus amigos, o peor, alguno de los reyes. Por suerte llegaron a al habitación de la muchacha si interrupciones.
- Buenas noches - Se despidió Eldar.
- Buenas noches - Ella se acercó al príncipe y plantó un dulce beso en la comisura de sus labios. Entró al cuarto y, después de una última fugaz mirada, cerró la puerta tras de sí.
No podía parar de pensar en Eldar y ese "Yo también" que le había dicho antes de irse del río. Sentían lo mismo el uno por el otro y eso hacía que el pecho de la muchacha se llenara de felicidad.
Nota de la autora:
Sé que este capítulo me ha quedado un poco corto, pero el siguiente es algo extenso y no quería poner los dos en un mísmo capítulo.
Bueno, ¿Que so ha parecido? ¿Que creeis que pasará después? Dejad vuestro comentario y darle a la estrellita.
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